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El legado de Beijing

El Nido de Pájaro, escenario de muchos récords AP

BUENOS AIRES -- Como un suspiro pasaron los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Entre su nacimiento y su muerte transcurrieron 16 días. En ese lapso, China hizo realidad el lema "Un mundo, un sueño". Cumplió con realizarlos y con su cometido: demostrar cuánto encierran sus 9.596.960 kilómetros cuadrados de superficie y la capacidad de sus 1.313.976.716 habitantes.

Por eso estoy de acuerdo con el concepto del presidente del Comité Olímpico Internacional Jacques Rogge: "Con los Juegos Olímpicos el mundo ha conocido más a China y China más al mundo. Han sido unos Juegos realmente excepcionales".

Sí, fueron excepcionales en todo sentido. Tanto en su faz deportiva como organizativa. Están grabadas en un cúmulo de imágenes inolvidables. Como la del Cubo de Agua, donde Michael Phelps se convirtió en la estrella de mayor brillo de los Juegos, repitiendo lo que sucedió hace cuatro años en Atenas.

Aquella vez el joven nadador estadounidense, que se propuso ganar más medallas que uno de los mitos del deporte universal, su compatriota Mark Spitz, quien en Munich 1972 se hizo de siete preseas de oro, se había quedado en la puerta de esa marca, al alcanzar seis oros y dos bronces.

Pero Beijing vivió durante sus primeras nueve jornadas al compás de ese hombre pez. Al fin Michael, el de los pies, manos y orejas grandes logró la hazaña, con ocho triunfos, siete con récords mundiales. Habían transcurrido 36 años entre Munich y Beijing. Han tenido que pasar sólo cuatro años para que Phelps se convirtiese, con 14, en el deportista olímpico dueño de la mayor cantidad de medallas de oro.

Pegado al monstruo acuático aparece Usain Bolt, el jamaicano de 21 años, una figura carismática. Tres medallas de oro y tres récords del mundo en una semana convierten a Bolt, El Relámpago, en el rey del atletismo.

El primer estruendo lo hizo escuchar el segundo día del torneo, cuando bajó a 9.69 segundos el récord mundial de 100 metros que él mismo tenía en 9.72. Cuatro días después, en la final de 200, acabó con el récord de Michael Johnson, procedente de Atlanta '96, al detener el crono en 19.30 segundos, y el día 22 remató su portentosa trayectoria participando en el récord mundial de 4x100 logrado por el equipo de Jamaica (37.10).

Sus gestos de poder golpeándose el pecho cuando cruzaba la meta del hectómetro con la estratosférica plusmarca de 9.69 segundos serán largamente recordados.

FIGURAS Y RÉCORDS AL POR MAYOR
Cómo dejar de lado a la rusa Yelena Isinbayeva. Un poema visual, porque sus saltos con garrocha pintaron un cuadro de trazos perfectos. Primero para repetir el oro logrado hace cuatro años. Luego, para mejorar su récord olímpico de aquella vez. Finalmente, superar su propio récord mundial, en medio de un clima donde brillaban sus ojos verdes.

Después de dos años sin elevar un solo centímetro su plusmarca, Isinbayeva sumó tres récords esta temporada (5,03 en Roma, 5,04 en Montecarlo, 5,05 en Beijing) a una lista que alcanza ya los 24: 14 al aire libre y diez en pista cubierta.

Nada menos que 35 récords mundiales y 83 olímpicos indican el enorme espectro de figuras que produjeron estos Juegos. Se me aparece en atletismo el paraíso de velocidad de los jamaiquinos, dominadores tanto en varones como en mujeres.

O cuando Samuel Kamau Wansiru le dio el primer triunfo a Kenia en la maratón, redondeando el poderío atlético de ese país en las pruebas de larga distancia, con 14 medallas (cinco de oro, cinco de plata y cuatro de bronce) en esta oportunidad.

Cada país vive los grandes momentos en forma directa con sus figuras. Para los argentinos el triunfo de la pareja ciclística Juan Curuchet y Walter Pérez fue el sumo, más que el esperado oro de su bendito fútbol.

A los chilenos y ecuatorianos les bastó la plata del tenista Fernando González y el marchista Jefferson Pérez, respectivamente. Los panameños danzaron al ver hecho realidad el sueño del saltador Irving Saladino, como para los dominicanos el festejo provino del inesperado oro del boxeador Félix Díaz.

Para los españoles una de sus mayores alegrías se las dio Rafael Nadal, y para los mexicanos las sonrisas llegaron de las manos de dos representantes de taekwondo: María del Rosario Espinoza y Guillermo Pérez.

Hubo decepciones como la del vallista chino Liu Xiang y la carencia de oro en el boxeo cubano. También existieron buenas noticias por la aparición de Bahrein, Afganistán, Mauricio, Sudán, Tayikistán y Togo por primera vez en la historia del medallero olímpico. A la vez, Bahrein, Panamá y Mongolia (por partido doble) consiguieron sus primeros oros.

EL DOPING DOMINADO
"Hasta el momento sólo se han detectado seis positivos, pero los controles llegan hasta la competición del miércoles y puede haber más casos. Si aquí ha habido menos casos es porque el efecto disuasorio ha funcionado con más controles preventivos y también durante los Juegos. Se ha pasado de 3.500 en Atenas a 4.500 ahora. Creo firmemente que la mayoría de los atletas están limpios", comentó Jacques Rogge.

El dopaje no marcó los Juegos de Beijing y apenas quedó como seis anécdotas en forma de casos positivos, lejos de los 26 registrados en Atenas, pese a la aparición de nuevas sustancias.

La cantidad en el dopaje no ha sido importante y carecieron de repercusiones extraordinarias. Sólo dos medallistas han sido cazados. A la ucraniana Blonska le quitaron la plata de heptatlón después de que se demostrara que consumió esteroides.

El tirador norcoreano Kim Jong Su no se podrá llevar el bronce y la plata logrados, al comprobarle el consumo de un tranquilizante prohibido.

Ellos dieron positivo en los controles efectuados durante la competición, pero los Juegos de Beijing fueron un ejemplo de la eficacia de las pruebas previas a su comienzo. Se realizaron 1.300 antes de que se encendiera el pebetero, un arma eficaz para desenmascarar prácticas dopantes destinadas a convertir en inútiles los tests en competición.

LOS TEMORES NO SE CUMPLIERON
No hubo boicot. No hubo atentados. Hubo algunas manifestaciones, pero sin consecuencias de gravedad, teniendo en cuenta como se desenvuelve la política china. Hubo polución, pero no afectó a los deportistas, porque surgieron efecto las medidas previas de impedir el funcionamiento de fábricas y de la disminución del tránsito vehicular. Eso sí, la humedad y el calor se hicieron sentir.

A pesar de no haber estado presente, mis contactos con miembros de la delegación argentina me transmitieron conceptos valederos respecto de la organización: "Una Villa Olímpica impecable, comida de calidad y para todos los gustos. Perfecta infraestructura deportiva. Transporte siempre a horario. Un departamento médico con los aparatos de control de última generación. Y un voluntariado maravilloso", sintetizan los conceptos del dirigente Jorge Airaldi y el doctor Néstor Lentini.

El Nido de Pájaro y el Cubo de Agua impactaron por el innovador concepto arquitectónico. Las ceremonias de apertura y clausura son comparables con las de Seúl 1988, que yo consideraba como las mejores. Entre una y otra existen 20 años de la mayor revolución tecnológica de la humanidad y eso inclina la balanza a favor de las de Beijing.

Cada Juego ha tenido su sello. Atenas 2004 significó el regreso a las raíces en el país donde nacieron. Cuando pase el tiempo, se dirá que Beijing 2008 constituyó la piedra fundamental del futuro en el reinado olímpico.