Graham Houston 16y

Cuestión de peso

Desde el punto de vista de los negocios, Oscar De la Hoya ha sellado un gran acuerdo para pelear con Manny Pacquiao. En términos de su legado, sin embargo, este combate deja algo que desear.

Mirando la pelea desde su perspectiva como hombre de negocios, De la Hoya y su compañía, Golden Boy Promotions, no podían haber organizado un mejor evento.

El porcentaje de riesgo/recompensa es perfecto. De la Hoya tiene claramente la ventaja y se espera que gane, dado que habrá una enorme diferencia física a su favor comparado a Pacquiao.

El choque con Pacquiao no será un simple duelo entre un wélter y un ligero. De la Hoya es un wélter grande que mide más de 1.80 metros, alrededor de 13 centímetros más que Pacquiao. Además, el mexicano americano ha sido campeón como mediano júnior e incluso obtuvo un cinturón en la categoría de 72,57 kilogramos. El peso más alto de Pacquiao ha sido de 61,23 kilogramos.

La gente probablemente se sorprenda cuando vea la diferencia de tamaño.

Por eso De la Hoya está en una posición muy ventajosa en cuánto a lo que se refiere simplemente a ganar o perder.

Económicamente, el combate sin dudas será un gran éxito. Habrá un amplio interés simplemente por la enorme curiosidad de verlos pelear.

Pacquiao se ha lucido constantemente moviéndose entre los 50,80 y los 61,23 kilogramos, mientras que De la Hoya no se mostró particularmente dinámico en su última pelea, en la que su bello rostro terminó algo inflamado y su nariz ensangrentada tras vencer a Steve Forbes.

Muchos se preguntarán si Pacquiao, con su velocidad y energético estilo, podrá dar la gran sorpresa.

Y, miren, Pacquiao no está en una mala situación. Recibe la bolsa más grande de su carrera. Si pierde, como se espera, no perderá prestigio alguno y si logra ganar, su poder de ingresos y legado se irán a la estratósfera.

El analista de HBO, Larry Merchant, ha comparado a este duelo con la batalla de David y Goliat, y aun aquellos que dudan que Pacquiao pueda ser el David de Oscar, quieren verlo intentarlo.

No se confundan, este va a ser un evento que va a mover muchísimo dinero.

Desde el punto de vista histórico, esto ya se ha hecho antes.

Tuvimos a un campeón mediano, Stanley Ketchel, que desafío al campeón pesado Jack Johnson, obviamente.

Mickey Walker, el tenaz Toy Bulldog que fue campeón wélter en los '20, no sólo desafío a Harry Greb por el título mediano sino que también peleó con semi pesados e incluso pesados, incluido un famoso combate en el que logró un empate con Jack Sharkey tras 15 asaltos dando más de 13 kilogramos de ventaja.

También tuvimos al fabuloso Henry Armstrong, el campeón pluma que venció al campeón wélter, Barney Ross. (Aunque Armstrong era en realidad ligero júnior al momento de la pelea y Ross no era un wélter grande al final de su carrera, fue un logró sobresaliente para Hank, El Homicida).

En otras épocas, no era inusual que los campeones subieran una categoría completa –y esto en los días de las ocho clásicas clases de peso. Los campeones wélters enfrentaban habitualmente a los campeones medianos y los titulares semi pesados se enfrentaban con los pesados campeones.

Cinco años atrás, el campeón semi pesado Roy Jones ganó músculos para enfrentarse con el titular pesado, John Ruiz.

Pero De La Hoya frente a Pacquiao es algo un poco diferente.

Oscar se hizo profesional como un ligero júnior grandote; Pacquiao entró como pluma júnior.

Golden Boy se mantuvo competitivo durante ocho asaltos con Bernard Hopkins antes de caer en el noveno asalto. Sería casi inimaginable pensar en Pacquiao aguantando ocho rounds con Hopkins e incluso liderando en una de las tarjetas, a la manera de De la Hoya.

Por eso, podemos apelar a todas las referencias históricas que queramos, pero esto igual va a remitirse a un duelo entre un hombre de gran tamaño frente a otro pequeño.

Obviamente, De la Hoya debe estar pensando: '¿Y qué tiene de malo?'. Después de todo, De la Hoya ya ha pagado sus deudas y peleado en combates en los que el resultado era incierto, frente a boxeadores como Félix Trinidad, Ike Quartey, Fernando Vargas y Shane Mosley.

No es que Oscar le haya escapado a las peleas difíciles.

Ahora, con la cortina a punto de cerrar una notable carrera, es difícil caerle demasiado duro a De la Hoya por organizar un combate que tiene tanto sentido desde el punto de vista del negocio.

Con eso dicho, sin embargo, De la Hoya viene dando la impresión, desde el combate con Hopkins, de querer meterse en peleas en las que mantiene la ventaja física.

La mayoría de los fanáticos hubiera preferido ver a De la Hoya enfrentarse a uno de los campeones wélter, Antonio Margarito o Paul Williams. Estas hubieran sido peleas enormes, pero al mismo tiempo, lo habrían puesto frente a rivales grandes y fuertes de 66,68 kilogramos, con un alto riesgo de perder.

En el duelo con Pacquiao, sin embargo, hay una posibilidad que el Golden Boy quede como un abusador. Si De la Hoya realmente se retira tras la pelea con Pacquiao, su partida podría no ser gloriosa.

Como hombre de negocios, De la Hoya ha tomado sin dudas una decisión impecable. Pero tampoco hay dudas que el combate será visto de forma decepcionante para aquellos que preferían ver a uno de los mejores boxeadores de la era moderna decir adiós frente a un rival de su propia división.

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