ESPNdeportes.com 16y

Nunca es tarde

BUENOS AIRES -- ¿Qué hizo? ¿Pegó en la pared otro sex symbol?
-¿Usted lo dice por Messi?
-Sí, me parece que no estaba ahí la última vez que nos vimos.
-Es cierto, lo recorté y pegué después de verlo en el partido contra Nigeria.
-¿Pero qué fue súbitamente? ¿Un descubrimiento?
-Algo así. En realidad había visto jugar a Messi muchas veces, pero el partido contra Nigeria fue tan aburrido, tan malo, que como ocurre a menudo cuando nos topamos con algo que nos aburre, tuve tiempo y espacio para prestar atención a otras cosas.
-¿A qué, por ejemplo?
-No sé cómo llamarlo. Déjeme pensar... Vi por primera vez la inyección de energía que es capaz de imprimirle Messi al partido cuando la pelota llega a sus pies. Es algo que nunca había observado. Un partido parece jugarse en cámara lenta, y de pronto Messi entra en acción y todo parece desarrollarse en cámara rápida. Pero no es solamente su rapidez. Es lo que dije antes, su energía. Es como si Messi exhalara peligrosidad. Ni siquiera hace falta que haga una genialidad: basta que la pelota toque sus pies.
-Sí, hay algo de eso. ¿Y qué más?
-Es guapo.
-Bueno, en realidad es bastante petiso... no por nada le dicen el Pulga.
-No me refiero a que es guapo en un sentido estético; es guapo, no le tiene miedo a nada, y sobro todo a nadie.
-Y bueno, es rosarino...
-Sí, debe de ser eso. Además, esa pelota que le puso a Di Maria...
-Entonces usted pasó a integrar la larga lista de admiradores de Messi. Un poco tarde, pero bueno...
-Nunca es tarde.
-Puede ser, nunca es tarde, pero en su caso es distinto: debe ser la última persona que descubre hoy el talento de Messi, cuando desde hace rato se lo considera el mejor jugador de fútbol del mundo.
-¿Sí? ¿Del mundo? ¿Esta seguro? ¿No está exagerando?
-Absolutamente.
-...
-¿Qué pasa?
-No sé, pienso en lo que dirán nuestros comentadores en ESPNdeportes.com.
-¿Le importa lo que digan?
-En realidad no, pero por un instante me atravesó la idea de que no importa lo que digamos sobre nada, siempre va a aparecer alguien llamado CULO1960 o PATIZAMBO que va a criticar lo que digamos.
-Bueno, esa es la idea, ¿no?
-No me parece.
-¿Cómo que no?
-No me gusta la inclusión de comentarios en las notas. No me gusta en las notas, no me gusta en los blogs, no me gustan en ninguna parte. Estoy en contra de la forumización del periodismo.
-¿Cómo es eso?
-Tengo un amigo que dice que escribir algo en la web y aceptar que cualquiera escriba comentarios equivale a aceptar, por ejemplo, dar una conferencia y que alguien, detrás nuestro, nos haga burla mientras hablamos. ¿Usted aceptaría semejante cosa?
-No, claro que no.
-Y sin embargo parece aceptar que se comente lo que decimos...
-Es que la web es, sobre todo, participativa. Los nuevos medios se caracterizan por ese feedback entre quien escribe y quien lee.
-Ese es el problema: ese feedback no me interesa.
-¿Por qué?
-No sé, será porque no me gusta discutir. Cada vez que alguien me hace alguna objeción me dan ganas de decir: "De acuerdo, de acuerdo, pero hablemos de otra cosa".
-¿Pero no cree que los comentarios son, en gran medida, la razón de ser de una web con contenido periodístico?
-No, para nada. Es el primer lugar donde los eliminaría.
-¿Pero por qué?
-Tengo otro amigo que dice: "En el mejor de los casos, los comentaristas terminan consiguiendo el mismo poder de expresión que la de un manifestante en un acto público: pueden gritar o mostrar su pancarta, pero nunca van a tener el micrófono". Eso, de entrada, los vuelve resentidos, y una persona resentida olvida las reglas de la netiquette.
-¿De la qué?
-De la netiquette, la etiqueta en la web, la buena educación. Hay gente que al comentar se comporta del mismo modo que en la vida diaria. ¿Ha notado la cantidad de gente que escribe con mayúsculas?
-Sí.
-Bien, eso, en la web, equivale a hablar a los gritos, hay que evitarlo. De más está decir que la netiquette no contempla insultos y agravios de todo tipo, por no hablar del colmo de la cobardía, que supera al hecho de usar seudónimo: pedir que el periodista sea despedido del medio, por la simple razón que a él no le gusta lo que escribe.
-Sí, vi un par de veces que pedían que nos dieran de baja.
-Es como ir a una panadería y como no nos gusta cómo nos atiende la panadera pedir a gritos que la despidan, en lugar de ir en busca de una panadería donde nos atiendan mejor.
-¿Pero y si a mí me fascina el pan que hacen en esa panadería?
-Bueno, si es así usted debería tolerar que lo traten mal y listo. Pero pedir que despidan a la panadera... eso es de miserable, ¿qué quiere que le diga?
-Pero sigo sin entender su ensañamiento con los comentaristas...
-En otros contextos pueden resultar útiles y hasta interesantes, pero hoy por hoy son el cliché de la web, una forma de participación tanto ingenua como subordinada. Hoy por hoy cualquiera puede abrir un blog, en cinco minutos, en menos tiempo del que tardaría en comprar el pan. Si tiene algo que decir, que lo diga ahí. Y si lo que quiere es discutir, para eso están los foros, que hasta ESPNdeportes.com los tiene. La mayor parte de los comentarios son tan estúpidos que ni siquiera vale la pena leerlos. En realidad es un problema de dimensiones: pueden funcionar en un blog de pocas visitas, donde hay cierta intimidad entre quien escribe y quien lee, y entre quienes a veces hay cierto interés en lo que se trata. En suma, se consigue mantener una conversación educada. Pero cuando se habla de miles de visitas -o más- la cosa cambia. Tal vez -digo: tal vez- se trata de un modo de aumentar el número de las páginas vistas. Pero lo cierto es que el valor informativo cae a pique y es verdaderamente dificultoso encontrar algo que valga la pena. O sea: es algo útil para el sitio web (siempre y cuando los comentarios no sean tan idiotas o insultantes como para manchar la credibilidad de la redacción), pero no para los lectores. Naturalmente, a estos benditos comentarios estúpidos basta con no leerlos. Que es lo que hace cualquier persona normal.
-¿O sea que, en su opinión, una persona normal no deja comentarios?
-Una persona normal -perderíamos mucho tiempo tratando de definir eso: hagamos de cuenta que sabemos de qué hablamos-... Una persona normal, le decía, no deja comentarios, pero tampoco manda cartas de lectores a los diarios o llama por teléfono a las tres de la mañana a una radio para mandarle saludos a la esposa que está durmiendo a su lado y que ni siquiera puede oírlo.
-¿Y entonces que le decimos a los comentaristas de ESPNdeportes.com? ¿Nada?
-No. Por una vez vamos a decirles algo: que se vayan a freír churros.
-Por un momento pensé que iba a mandarlos a otra parte.
-No. Porque yo si respeto la netiquette.

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