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Bienvenidos a Mannylandia

Mientras el gerente general de los Dodgers, Ned Colletti, observa a Manny Ramírez transformar a su equipo de tantas maneras, reflexiona sobre una conversación que tuvo con Bill Mueller, uno de sus asesores más cercanos, en un parque de Peoria, Arizona, durante la liga instruccional en el otoño de 2006.

Los dos hombres estaban discutiendo sobre los méritos de los mejores jugadores del béisbol cuando Mueller dio su opinión sobre Ramírez, ex compañero suyo en el equipo de campeonato de Boston en el 2004. Mueller reveló que hay más sobre Ramírez que el alma despistada que orinó en el Green Monster del Fenway Park y que rodó en el jardín para interceptar un tiro de Johnny Damon.

Schilling sobre Manny

En una entrevista el miércoles en la emisora de radio de Boston WEEI-AM, el lastimado lanzador de los Medias Rojas de Boston Curt Schilling arremetió contra su ex compañero, diciendo que "el poco respeto de Manny por sus compañeros y por la gente era increíble

El tipo se tenía que vestir en un casillero lejos del equipo por siete años," dijo Schilling. "Y cuando se quiso ir de aquí, de momento estaba en el camerino todos los días, vociferando su descontento aun cuando no jugara esa noche.

El comportamiento de Manny fue más duro contra el mánager de los Medias Rojas, Terry Francona, dijo Schilling.

"Nada hace sentir peor a un tipo que respeta el juego y a los seres humanos como Terry Francona el mirar a un tipo y decirle, 'Adelante, maltratame, maltrata a tus compañeros, yo te pondré en la alineación,' y entonces voltearse hacia un tipo que está ahí todos los días, doblando el lomo con apenas 110 turnos al bate en la temporada, y decirle, '¿Sabes qué? Sí, no te puedo poner en la alineación esta noche,' dijo Schilling.

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"Billy me dijo, 'Este muchacho es grandioso en un cuarto. Le encanta jugar, lo hace con pasión y es trabajador' ", recuerda Colletti. "Nunca se me olvida eso".

Así que cuando Colletti tuvo la oportunidad de alquilar a un futuro miembro del Salón de la Fama a precio de ganga a fines de julio, ignoró el escándalo que rodeaba a Ramírez en Boston y se arriesgó. Seis semanas después, Ramírez es lo mejor que le ha pasado a Los Ángeles desde la implementación del carril exclusivo para vehículos de alta ocupación.

Los Dodgers, quienes tenían marca de 54-54 el 31 de julio, han logrado marca de 25-19 desde entonces, amasando ventaja de 5½ juegos sobre Arizona para tomar el control de la División Oeste de la Liga Nacional. Han tenido buenas aperturas de Chad Billingsley, Derek Lowe y Hiroki Kuroda, el bullpen resistió la larga ausencia de Takashi Saito, lograron superar una mala racha de ocho derrotas, y se beneficiaron del derrumbe en septiembre de los Diamondbacks.

Sin embargo, nada ha cambiado tanto el equilibrio de poder en la división como la llegada de Ramírez. Puedes llamarlo mercenario, poner en duda su motivación, criticarlo por su maratón de comentarios y malas actitudes en Boston antes del canje, y cuestionar que merezca algo más que un acuerdo de corto plazo en el mercado de agentes libres este invierno. Pero no puedes discutir su impacto en el resurgir de Los Ángeles.

Todo empieza, claro, con la especialidad de Ramírez. Con su promedio de .400 y un OPS de 1.223 en los Dodgers, tiene a la gente del Elias Sports Bureau y Stats Inc. enloquecidos con los precedentes históricos.

Aquí tenemos dos: (1) Ramírez acaba de alcanzar a Hank Sauer de los Cachorros de Chicago de 1949 al convertirse en el segundo jugador en lograr un mínimo de 14 jonrones y 40 carreras en sus primeros 40 juegos después de un cambio en el medio de la temporada; y (2) con un cuadrangular más, se unirá a Fred McGriff, Mark McGwire, David Justice y Carlos Beltrán como los únicos peloteros de la historia en conectar 15 jonrones para dos equipos en la misma temporada.

En una victoria reciente sobre Arizona, Ramírez le pasó a Reggie Jackson y a Frank Thomas en la lista de impulsadas de todos los tiempos. Cuatro días más tarde en San Diego, Ramírez superó a Ted Williams, Willie McCovey y Thomas en la lista de jonrones de por vida con su cuadrangular No. 522. Generalmente, se cambia y se va tan rápido después de los juegos que los periodistas son afortunados si consiguen un comentario. Algunos se preguntan si se ducha antes de salir.

Pero sí que se luce en la caja de bateo, trabajando conteos profundos, bateando bolas al hoyo en el jardín derecho central, y monopolizando la discusión cuando sus adversarios intentan encontrar la manera de lidiar con la alineación de Los Ángeles.

"Viví en el otro dugout durante 12 años intentando encontrarle la vuelta", dijo el mánager Joe Torre, haciendo referencia a su etapa en Nueva York. "Ahora le toca al otro mánager".

La otra gran contribución de Ramírez es más difícil de cuantificar: Al asumir el rol de líder del club en el camerino, sufrió la transformación hollywoodense más llamativa desde que Bill Murray pasó de "Caddyshack" a "Lost in Translation."

No es ningún secreto que los Dodgers han tenido problemas para combinar su movimiento de juventud con el intento de adquirir veteranos como de póliza de seguros en varias posiciones. Los jóvenes -- Matt Kemp y Andre Ethier, por mencionar a dos de ellos -- parecen estar tan seguros de sí mismos que a veces resultan arrogantes. Y los veteranos no tienen ni el tiempo ni las ganas de apadrinarlos.

Los Dodgers necesitaban a alguien de suficiente altura como para cerrar la brecha entre ambas generaciones, pero los puentes que habían conseguido no los llevaron a ningún lado. Luis González no fue la respuesta. Jeff Kent, aunque un verdadero profesional en lo que respecta al compromiso y a jugar a pesar de las lesiones, no es exactamente del tipo paternal. Nomar Garciaparra prefiere estar solo, y Juan Pierre tiende a encapsularse cuando no está contribuyendo. Mark Sweeney y Gary Bennett tienen la personalidad para romper el hielo, pero como jugadores de reserva, tienen un perfil demasiado bajo.

Ramírez ha ejercido una influencia, pero no con un liderazgo a lo Kirk Gibson -- desafiando a sus compañeros e inyectando un sentido de urgencia y propósito -- sino reduciendo el nivel de tensión en el ambiente. Es el Señor Amistad.

"Cuando intentamos poner seriedad en lo que hacemos con los jugadores jóvenes, les decimos que es divertido", dijo Torre. "Pero están tan anclados en la parte seria, que no saben combinarlas. Luego viene Manny con su personalidad y su ética de trabajo, y captan el sentido de porqué es tan especial.

"En cuanto a su personalidad, tal vez no se sienta cómodo hablando con los medios, pero se siente muy cómodo en los confines del club, en el campo de juego y en el camerino. Creo que realmente les ha dado a estos jugadores la oportunidad de divertirse y sonreír un poquito".

Algunas historias de Ramírez ya se han difundido. Ramírez, quien no se tomó el trabajo de correr demasiado en Boston, se refiere a sí mismo como "Dave Roberts" en Los Ángeles a modo de broma por su habilidad en el recorrido de bases. Con sus dos robos con los Dodgers igualó el total que compiló en 3½ temporadas con Boston.

Siempre está de humor para una broma. En San Diego, el jardinero Delwyn Young fabricó rastas enrollando cinta adhesiva negra, y Ethier las usó para inspirar al equipo. El equipo las llamó "Las Rastas de la Suerte de Manny".

Algunas historias son más sutiles. Durante uno de sus primeros días con el equipo, tomó una silla y la movió de un lugar a otro del club cada 15 minutos, iniciando una nueva conversación con un círculo de jugadores a su alrededor.

El entrenador de primera base de los Dodgers, Mariano Duncan, notó recientemente que después de poncharse con las bases llenas, fue el primero en festejar cuando el inicialista James Loney conectó un buen hit.

"Cuando tienes un futuro miembro del Salón de la Fama que juega con entusiasmo y produce cada día, no puedes medir eso. Me sorprende mucho. Lo que había escuchado de él es muy diferente a lo que estoy viendo ahora", dijo Duncan.

Kemp, quien bateó para promedio de .382 para los Dodgers el pasado mes de septiembre, ha sido bastante criticado este mes. Antes de un juego reciente contra Arizona, pasó algún tiempo en la jaula bajo la tutela de Ramírez, quien nunca se cansa de compartir consejos o reflexiones de bateo.

"Manny cree mucho en la paciencia y en esperar el buen lanzamiento para batear", dijo Kemp. "Cree que los conteos largos ayudan, porque cuanto más lanzamientos veas, mayores son las probabilidades de que el pitcher cometa un error".

Claro, todo este amor por Manny genera mucho desprecio en Boston, adonde ahora lo ridiculizan por sus payasadas. Los Medias Rojas han compilado una marca de 28-15 desde la salida de Ramírez y viven sin dolores de cabeza con Jason Bay en el jardín izquierdo.

Torre también ha tenido que lidiar con Ramírez. Evitó una controversia por el pelo largo de Manny y se hizo de la vista larga cuando Ramírez comenzó a poner música en el camerino, en violación a las reglas del equipo.

Está por verse si Ramírez y los Dodgers siguen teniendo futuro después de Halloween. Los Ángeles parece ser un buen lugar para Manny, con una prensa menos carnívora y más espacio para respirar cuando sale en público. Pero el equipo todavía no ha hablado de contrato con Ramírez ni con su agente, Scott Boras.

"No es el momento ni el lugar para hablar de eso", dijo Colletti. "Creo que todos están concentrados en llevar a este club lo más lejos posible".

Cuando le pidieron que evaluara la influencia de Ramírez en el campo de juego, en la taquilla y en las tiendas del club, adonde el jersey No. 99 se vende como pan caliente, Frank McCourt optó por una respuesta entusiasta, aunque reservada, "Ha sido todo lo que esperábamos".

Traducción: Los Dodgers están encantados con lo que han visto. Pero no se animan a ser demasiado efusivos, ante el peligro de que los investigadores de Boras archiven las citas para negociar más adelante.

La historia demuestra que los períodos de concentración de Ramírez tienden a decaer y que sufre cambios de humor, de modo que la relación seguramente tendrá fluctuaciones. Por ahora, alcanza con decir que a Manny le encanta su nuevo equipo, y el club y la ciudad están muy contentos con él. Le ha dado esperanza a una franquicia con un total de un triunfo de postemporada en los últimos 20 años.

Lo próximo: Un concurso del más parecido a Manny Ramírez antes del partido del sábado ante San Francisco, donde el ganador tendrá la oportunidad de conocer a su héroe.

"Parte de la cultura de Los Ángeles es la presencia de una estrella", dijo Colletti. "Los aficionados de aquí se sienten atraídos por las personas de carácter carismático y la producción. Yo diría que primero por la producción. El carisma no importa mucho cuando alguien está bateando para .200".

Más allá de dónde Ramírez termine jugando en el 2009, ése es un barrio que él nunca visitará.