<
>

Salió ganando

Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": con el título divisional conseguido por los Dodgers, ya son cinco los invitados a la postemporada del 2008, quedando sólo tres lugares disponibles con cinco equipos peleando por ellos.

Pero más allá de la matemática en cuanto a los que ya tienen sus boletos para la gran fiesta y los que aún pelean por los suyos, el banderín llega a Los Ángeles justamente a unas horas de que los Yankees quedaron completamente fuera de toda posibilidad.

Joe Torre no sólo puede gozar el hecho de dirigir por 13 temporadas consecutivas en octubre, sino que se dará el lujo de voltear al otro lado del país y esbozar una gran sonrisa dirigida a la familia Steinbrenner "con mucho cariño".

Luego de la grosería con la que Hank y Hal le pagaron a Torre todo lo que hizo por el equipo de su padre desde 1996, ahora los Yankees tendrán que ver la postemporada por televisión, y seguramente implorando que los Dodgers no sigan avanzando, pues evidentemente las comparaciones serán cada vez más acusadoras entre fanáticos y medios de comunicación en la "Gran Manzana".

Tanto Girardi como Torre tuvieron que batallar intensamente con las lesiones a lo largo de la campaña, pero no cabe duda que la experiencia se impuso y el mandamás de los Dodgers supo resolver de una mejor manera las circunstancias adversas que se le presentaron con el paso de los meses. Porque si en Nueva York alegan que la pérdida de Chien-Ming Wang o la de Jorge Posada fueron en gran parte las culpables del fracaso de éste año, en Los Ángeles el haberse quedado sin Rafael Furcal, Jeff Kent, Brad Penny y Andruw Jones, no fueron obstáculos para que el equipo consiguiera el título de su división.

No sólo el manager dirigió mejor, también la directiva tendrá su parte de culpabilidad. Brian Cashman y los Yankees reaccionaron a la pérdida de Wang contratando a Sidney Ponson, que en 15 juegos con los Mulos del Bronx terminó con marca de 4-4 y 6.20 de efectividad. Ned Colletti y los Dodgers, contraatacaron ante la pérdida de sus elementos contratando a Manny Ramírez, que al momento batea para .398 con 17 jonrones y 53 carreras impulsadas desde que llegó a la costa oeste. ¿Alguna diferencia?

Finalmente, el factor que siempre termina por desequilibrar cuando uno se refiere a un clubhouse con tantas personalidades fuertes: mientras Torre fue capaz de manejar un ambiente difícil en su vestidor, donde para nadie es un secreto que Jeff Kent había sido el principal causante de la división del equipo en dos grupos durante el tenor de Grady Little como mánager; Girardi se ganó enemigos a lo largo de la temporada y provocó que algunos de sus peloteros no se sintieran del todo conformes con las decisiones tomadas por el timonel en relación a sus alineaciones durante la recta final.

Joe Torre puede ahora reír a carcajadas cuando vea a los Yankees fuera de la competencia, pero sabemos que no lo hará; porque podrá no tener los millones de Hank y Hal en su cuenta bancaria, pero los supera por muchos más en lo que a clase se refiere.