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Lejos del Paraíso

BUENOS AIRES -- Los hinchas de River no tienen perdón ni redención. Habría que expulsarlos del Paraíso artificial de las grandes hinchadas amantes de su club y del mundo del fútbol en general. A todos los boludos que putean y rezan por la vuelta de Ortega cada vez que el equipo de la banda punzó juega de local, habría que matarlos a todos.

Son tan "exitistas" que no pueden ver la realidad nacional. ¿Se olvidan de que hace tres meses salían campeones y llenaban la plaza del Obelisco vivando el nombre del técnico que hoy exigen que se vaya?

¡Son unos caraduras! Un hincha sin memoria es lo peor que le puede pasar a un club. ¿Son tan ciegos que piensan realmente que un resultado positivo puede cambiar las cosas? Hace cuántos años que River no gana nada importante. Desde el mismísimo retiro de Francescoli. Y le van a echar la culpa a los pibes, a Abelarias, un excelente mediocampista, a Archubi, a Cabral, a Galmarini. ¡Por favor, muchachos, dejen de comer porotos picingallos!

Los jugadores son los que ganan los partidos, el hincha poco tiene que ver en el resultado. Es cierto, pero la realidad tiene muchos componentes locos. El jugador debe sentirse cómodo, querido, no puteado todo el tiempo, silbado cada vez que toca una pelota. Y eso es culpa y responsabilidad exclusiva de esta hinchada que no alienta a nadie.

¿Qué hace la hinchada de Boca cuando al equipo le va mal? Alienta cada vez más, y llena más la cancha. Los jugadores tienen que poner más huevo, concentrarse, luchar más, pero la hinchada debe recuperar la épica de alentar sin parar los 90 minutos.

No puede ser, bajo ningún punto de vista, existir el exitismo en una hinchada, eso es traicionar el espíritu deportivo.

¿Cuántos hinchas había hace un par de días en el partido de River contra Chivas de Gudalajara? ¡10, 15, 35! Y paremos de contar. Y para colmo, se perdieron el mejor partido de River en mucho tiempo.

¿Para qué van al Monumental? Para insultar a la camiseta, para tirar maíz picado. Bestias, no se dan cuenta de que insultan a toda una institución de la que supuestamente llevan los colores en el corazón. No sé dan cuenta que insultando a Abreu insultan a Alonso, a Francescoli.

Los que tiraban maíz después del partido con San Lorenzo son los mismos que se olvidaron de Ortega cuando Simeone le dio salida. No vi a ninguno de estos pillos pidiendo la repatriación del Burrito y ahora que al equipo le va mal, le falta suerte, está último en la tabla: se acuerdan del Burrito.

Cada día respeto más a Ahumada, cuando dijo que la hinchada no alentaba lo suficiente...

El fútbol es justo y Simeone estuvo mal cuando echó al Burrito o a cualquier jugador. Un técnico no tiene la moral para echar a un jugador del club, que como bien sabemos, es patrimonio de la institución.

Y ahora paga las consecuencias.

Pero les advierto a todos los bananas: dejen de aplaudir cuando al equipo le va mal, porque en cualquier momento se da vuelta la torta y quedan patas para arriba como Patoruzito.

Muchachos, el éxito no es todo, el resultado no es lo más importante. Ya echaron a Passarella, a Ortega, ahora le toca a Simeone.

Ramón Diaz no les va a dar bola. Está muy bien en México. Ortega tampoco va a volver.

No obstante les digo que la semana que viene River le va a ganar a Chivas, un equipo inferior en todo sentido. Un equipo que, de local, deja mucho que desear. River va a pasar a la próxima etapa y va a volver a verle la cara a Boca y esta vez le va a ganar.

River juega mucho mejor que Boca, pero Boquita tiene mas suerte.

Estamos ante un equipo herido, un equipo con amor propio que se va a comer al Chivas en México, como se lo comió Boca hace seis meses. Le pongo todas las fichas a este equipo que, lentamente, va encontrando el rumbo y a todos los comentaristas sin esperanza les digo: no se adelanten que cuando River gane la Sudamericana tendrán al Cholo sentando en el banco de la Selección Nacional.

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