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Maradona y Sir Lawrence

BUENOS AIRES -- Soy feliz.
- ¡Qué suerte! ¿Y puedo saber por qué?

- ¿Cómo por qué? Maradona va a ser el técnico de la selección nacional.
- ¿Y eso lo hace feliz? ¿Qué cree, que de la mano del Diego la Selección Nacional va a tener un futuro promisorio, un camino sembrado de victorias?

- Dicho en ese tono tengo la impresión de que me está tomando el pelo...
- Y sí, un poco sí...

- No sea cínico.
- Esta bien, sí, les estoy tomando el pelo completamente, pero mi intención no era que se enojara, sólo que...

- ¿Qué...?
- Sólo que yo no estoy tan seguro de que de ahora en adelanto el camino carezca de accidentes...

- ¿Y quién dijo semejante estupidez?
- Bueno, dado que me confesó estar feliz por el nombramiento de Maradona como director técnico de la selección, supongo que debe de creer que eso garantiza que...

- Maradona como director técnico garantiza una sola cosa, que no es la que usted estaba por decir.
- ¿Ah no? ¿Y se puede saber qué es lo que yo estaba por decir?

- Que Maradona como director técnico garantiza que la selección argentina salga campeón del mundo.
- ¿Y si no garantiza eso para qué queremos a Maradona?

- ¿Que para qué lo que queremos? ¿Me deja que le cuente algo, una pequeña historia?
- Cuente...

- ¿Oyó alguna vez hablar de Lawrence de Arabia?
- Claro.

- Bien, sabe entonces que, siendo británico, durante la Primera Guerra Mundial consiguió en Arabia lo que nadie había conseguido durante 5 siglos de dominación turca. Esto fue unir circunstancialmente a las tribus árabes, que en muchos casos eran enemigas entre sí, para desalojar al invasor turco.
- Sí.

-Lawrence escribió un libro formidable titulado Los siete pilares de la sabiduría, donde cuenta sus años de desventuras en Arabia (se lo recomiendo).
- Bien, ¿pero qué tiene que ver un soldado homosexual de la Primera Guerra con Maradona?

- Tiene que ver con lo que sigue. Lawrence, en ese libro del que le hablo, cuenta cuán sorprendido se sentía cuando escuchaba a los periodistas británicos y americanos que acudían a Arabia a dar cuenta de su proeza y hablaban con los nativos que conformaban su, llamémoslo así, "ejército".
- ¿Qué decían?

- No habían dejado a sus familias y a sus casas para vivir la vida peligrosamente en pos de la libertad de un país inexistente; no hacían la guerra por la libertad... Hacían todo eso por El Orans...
- ¿Por Lawrence?

- Sí.
- ¿Y ese es el fin de la historia?

- Sí.
- ¿Y que tiene que ver eso con Maradona?

- Lo que trato de decirle es que Maradona es el único director técnico que puede exigir que hagan algo por él. Ni siquiera tiene que exigirlo: todos lo harían antes de que lo pidiera. Los jugadores no van a salir a la cancha sintiendo que están representando a un país, que tienen que ganar para llevarle alegría a tantas almas bellas que lo miran por TV... Van a sudar y darlo todo por él, por Maradona. ¿O acaso usted de verdad cree que a esos chicos hay que enseñarles a jugar e impartirles clases de táctica y estrategia? Van a darlo todo por Maradona, del mismo modo que lo daríamos usted o yo... ¿Puede un Bilardo, un Basile, incluso un Bianchi decirles a los jugadores, por ejemplo: "Salgan a la cancha y ganen por mí"?
- No creo. Pero de todos modos yo, a Maradona, no le daría nada.

- No le creo.

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