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Un genio con todas las letras

BUENOS AIRES -- Diego Armando Maradona tuvo una vida deportiva llena de éxitos, es considerado el mejor futbolista en la historia de los mundiales y hoy toda su magia y toda su pasión por la camiseta albiceleste acaba de elevarlo a la condición de seleccionador argentino (aunque falta todavía ungirlo oficialmente).

Como director técnico no tiene grandes recuerdos porque tanto en sus breves pasos por Deportivo Mandiyú como por Racing Club sus equipos fueron frágiles y superados claramente, pero a Maradona se le entrega el poder, el timón del seleccionado, aunque con su maestro Carlos Bilardo para que lo apoye desde su rol de director general.

Aunque, el seleccionado argentino todo lo potencia y esta será una buena oportunidad para confirmar, como dijo él, que tiene "una nueva vida". Maradona se crió en un humilde barrio de Villa Fiorito, en el partido bonaerense de Lanús.

Debutó en Primera División en Argentinos Juniors, con apenas 16 años, y ya por entonces marcaba su clase y elegancia para jugar al fútbol.
Ese 20 de octubre de 1976, ingresó en el segundo tiempo y su tarjeta de presentación fue tirarle un caño a Juan Domingo Cabrera. Aunque Argentinos perdió con Talleres de Córdoba 1 a 0, Maradona aseguró tras el encuentro que había "tocado el cielo con las manos".

Cuatro meses después, debutó en el seleccionado en un amistoso contra Hungría, en La Bombonera, cuando reemplazó a Leopoldo Jacinto Luque.
Aunque jugó varios partidos del ciclo conducido por César Luis Menotti, el entrenador decidió dejarlo afuera de los convocados para el Mundial de 1978 por su juventud.

Un año más tarde tuvo su revancha en el Mundial juvenil Sub-20 de Japón al cosagrarse campeón y ser reconocido como el mejor jugador del certamen. En Argentinos Juniors fue goleador de los torneos Metropolitano 1978, Metropolitano y Nacional 1980 y subcampeón del Metro del 80.
Maradona fue tentado en 1981 por River Plate, pero su simpatía por Boca Juniors hice que se inclinara por el club xeneize.

Su gran actuación con la camiseta boquense la hizo en el Superclásico del 10 de abril de 1981. En ese partido, hizo un gol en la goleada de Boca por 3 a 0.

Maradona consiguió en ese Metropolitano su primer y único título en el fútbol argentino. Un año después, Diego se instaló con el seleccionado argentino en España para prepararse para la Copa del Mundo. Antes que comience la competencia mundial, en Barcelona ya confirmaban el fichaje de su nueva estrella.

Argentina tuvo una pobre actuación en el Mundial de 1982 y Maradona arribó finalmente a la entidad catalana.

Allí, no le fueron bien las cosas porque tuvo tres meses inactivo, a causa de una hepatitis. En su reaparición con la camiseta azulgrana obtuvo una Copa del Rey, una Liga ante el Real Madrid, una Copa del Rey y una Supercopa. La temporada 1983-84 comenzó mal porque en la cuarta fecha sufrió la rotura de su tobillo izquierdo.

Luego pasó al Nápoli italiano, club con el que obtuvo dos Scudettos (1987 y 1990), una Copa de Italia (1987), una Supercopa (1990) y una Copa UEFA (1986) para convertirse en ídolo de toda la ciudad.

En el Mundial 1986 se vio la máxima expresión de su fútbol, siendo la gran figura del equipo de Bilardo que se quedó con el título y convirtiendo frente a Inglaterra el mejor gol en la historia de los mundiales, más allá de la recordada "Mano de Dios".

Estuvo a punto de repetir el Campeonato del Mundo en Italia 1990, pero los alemanes fueron más certeros en la final y le abortaron la chance de alzar nuevamente la Copa.

Tras el Nápoli, tuvo cortos pasos por el Sevilla español y un retorneo a la Argentina para jugar en Newell's Old Boys y un segundo ciclo en Boca.
La mancha y la cuenta pendiente de Diego se produjo en Estados Unidos 1994 cuando por dóping fue excluído del Mundial y le abortó a Argentina la chance de sumar una nueva estrella continental.

Dieciséis años después y esta vez desde el banco, Maradona tendrá su revancha en Sudáfrica con la celeste y blanca para tratar de volver a dejar al seleccionado en lo más alto.

Maradona y Bilardo, en sus nuevos roles, ya sueñan y hacen soñar con la tercera final de ambos en un mundial de mayores, pero con un desenlace como el del '86.