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Esa vieja cuenta pendiente

BUENOS AIRES -- La Copa Davis es, sin dudas, el triunfo pendiente del tenis argentino. Es que la historia del país cuenta con Grand Slams propios, que obtuvo de la mano de Guillermo Vilas y de la camada contemporánea de tenistas que lo volvió a llevar al primer plano internacional. Y cuenta con un historial profuso de top-tens. También con un público ruidoso y deseoso. Sin embargo, no cuenta con la Davis en sus vitrinas.

Lo que más duele, quizá, es la cercanía a esa victoria que se siente cada vez más posible. Es que en toda su historia, el equipo argentino alcanzó dos veces la final de la Davis. Fue en 1981, cuando Vilas y José Luis Clerc cayeron 3-1 en la final como visitantes frente al Estados Unidos liderado por John McEnroe; y en 2006, cuando Rusia con Marat Safin y Nikolay Davydenko como estandartes se quedó con el festejo con un 3-2 final en Moscú. El dato más tremendo es que solamente Rumania, India y Argentina llegaron más de una vez a la final del torneo sin ganar ninguna edición.

Y eso que la historia del conjunto albiceleste es larga y rica en este torneo. De hecho, formó parte del torneo en 54 ediciones. Fue el primer país sudamericano y el segundo del continente (después de los Estados Unidos) en ingresar a la competición. Y obtuvo su primer triunfo en una serie de 1926, ante Hungría.

Pero sus logros más importantes llegaron con el pico de rendimiento de Vilas y Clerc, los dos jugadores que más partidos ganaron para el país. Entre singles y dobles, el gran Willy (el que más series jugó, 29 en 14 ediciones distintas) tiene un récord de 57 victorias y 24 derrotas. Batata, por su parte, ostenta un registro de 31 triunfos y 24 caídas en total. Ellos también son los más ganadores en singles (Vilas: 45-10; Clerc: 20-14) y en dobles (Vilas: 11-14; Clerc: 12-10); y, juntos, son la pareja más exitosa de la historia (7-7).

Pero ni siquiera en esos 10 años en el primer plano internacional, del '77 al '87, Argentina pudo darse el gusto de festejar un título. Lo más cercano fue aquel duelo del '81, al que arribaron tras vencer a Alemania, Rumania y Gran Bretaña. Pero, en medio de un clima tenso entre las dos estrellas del equipo -que ni siquiera se hablaron cuando jugaron el dobles- Estados Unidos se quedó con el sueño. También hubo una semi: un 1-4, también como visitante, ante la Suecia de Wilander.

Tras el retiro de sus dos emblemas, llegó una época sin grandes logros dentro del torneo. Representado por una generación liderada por Martín Jaite (hoy coach de Nalbandian), Alberto Mancini (hoy capitán del equipo), Horacio de la Peña, Javier Frana y Christian Miniussi, Lo mejor de esa camada apareció en 1990, con una semifinal que resultó en barrida: 0-5 a manos de Australia, que contaba con Pat Cash entre sus filas.

Pero lo peor llegó después. Ya sin Jaite pasó casi una década sin que Argentina jugara ni siquiera en el Grupo Mundial. La resurrección, después de deambular 10 años por el Grupo Americano, vino un día cordobés de 2001, cuando Gastón Gaudio, Franco Squillari, Guillermo Cañas y Luis Lobo derrotaron 5-0 a Belarús para volver a la elite del campeonato.

Ese momento, marcó el inicio de un camino de regularidad. Se consolidó una nueva legión de tenistas -David Nalbandian, Gastón Gaudio, José Acasuso, Mariano Puerta, Juan Ignacio Chela, Guillermo Cañas, Agustín Calleri, Guillermo Coria, Lucas Arnold, Gastón Etlis, Sebastián Prieto, Juan Mónaco, Juan Martín del Potro- y Argentina ya no dejó su lugar de supremacía.

Desde que volvió al Grupo Mundial en la Copa Davis 2001, el equipo argentino fue uno de los más regulares de todo el circuito: de hecho llegó 5 veces al menos hasta las semifinales (2002, 2003, 2005, 2006 y 2008).

Cada semi tuvo alguna particularidad: en 2002, frente a Rusia, Gaudio dejó ir un partido prácticamente ganado frente a Kafelnikov y el dobles Nalbandian-Arnold jugó el partido más largo en la historia de la Copa. En 2003, frente a España en Málaga, después de que Calleri le ganara a Juan Carlos Ferrero -entonces número uno del mundo- Gaudio volvió a fallar: cayó ante Moyá en el quinto punto.

En 2005, Coria tuvo un rendimiento muy bajo en Bratislava, frente a Eslovaquia. Y en 2006 perdió su segunda final ante la Rusia de Safin y Davydenko, en Moscú.

Ahora juega su tercera definición, la primera de local, y buscará su primer título. Para un país que ganó 68 series y perdió 54, para un país que se hace casi imbatible de local (no cae en esa condición desde 1998), no parece poco premio.

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