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Dejó la codiciada silla

MAR DEL PLATA -- Y Luli se fue. Después de la derrota tan inesperada y dura en la final, Alberto Mancini renunció como capitán del equipo argentino, inmerso en un clima complicado para buscar la unión interna.

Así, se cumplió un ciclo de cuatro años de trabajo, que incluyó dos definiciones perdidas (ante España en 2008 y ante Rusia en 2006), más el acceso a otra semifinal.

"Es una decisión que vengo pensando hace bastante y hoy la estoy tomando", dijo Mancini. "Es el momento justo de dar un paso al costado y que otro siga con este trabajo".

"Hubiese sido lindo terminar con una victoria, pero lamentablemente no se dio", agregó.

También hizo referencia a que, después de tanto tiempo, la relación con los jugadores ya no es la misma.

"Se van produciendo desgastes con los jugadores, por decisiones que se toman y no son compartidas", analizó. "Es un desgaste lógico, pero que también indica que es momento de cambiar".

Mientras tanto, en una conferencia de prensa aparte, David Nalbandian anunciaba tácitamente a la decisión de Mancini. Nalbandian decía que seguirá jugando la Copa Davis "quien sea el capitán que venga, y siempre y cuando el nuevo capitán me considere".

Nalbandian también dejó muy en claro que de ninguna manera se bajará por propia voluntad de la Copa Davis porque, dijo, "siento mucho la bandera de mi país".

Ya se sabía, antes de esta eliminatoria que se perdió 3-1 contra España, que Luli Mancini podía dejar su codiciada silla de capitán. Pero se cree que, por las diferencias internas del conjunto albiceleste, se decidió sin dudar por presentar su renuncia indeclinable a los dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis.

Se había visto, en la conferencia de prensa post-derrota final del domingo, que el entrenador y ex jugador profesional estaba tan triste como enojado. Consultado sobre si iba a seguir o no, pateó la pelotita para adelante: "No sé si sigo, veré con el tiempo. Hay que hacer una autocrítica, sacar reflexiones y ver qué pasó para aprender a mejorar como equipo".

Se lo notó molesto, no sólo por la derrota en sí, sino porque dejó entrever que no le cayó bien que Juan Martín del Potro haya ido a jugar la Copa Masters de Shanghai, ya que venía muy cansado mental y físicamente y así, entre lo que jugó y se desgastó con un viaje tan largo, llegó con poco margen a prepararse para la final copera.

Además, Mancini debió ir sólo con Agustín Calleri a la conferencia posterior al dobles del sábado, ya que David Nalbandian estaba enojado y prefirió irse directamente al hotel, lo que le significará recibir una fuerte multa.

enseguida algunos medios salieron a decir que ambos jugadores no estuvieron juntos porque se habían peleado a las trompadas en el vestuario, lo que provocó el enojo de Luli, que lo salió a desmentir el domingo. El mismo Nalbandian desmintió el incidente el lunes en conferencia de prensa.

EL FINAL DE UN CICLO

A los 39 años, Mancini vive un momento muy duro y particular. Es que Argentina acaba de perder la tercera final de su historia y sigue trunco el sueño de lograr finalmente la famosa y mítica ensaladera de plata. Pero peor aún, fue la primera final como local y en condición de favorito ante España, que no pudo contar con Rafael Nadal, el N° 1 del mundo, por una lesión.

Así las cosas, el momento es muy duro para él. Sencillo, respetuoso y ubicado, el misionero radicado siendo joven en Rosario vivió un fin de semana de terror en Mar del Plata. No fue La Feliz el lugar para encontrar la felicidad buscada de poder sacarse la espina y conquistar el principal torneo mundial de tenis por equipos.

En fin, fue una sucesión de inconvenientes los que desencadenaron en esta medida que tomó Mancini de bajarse del barco de la Copa Davis. Es cierto que muchas veces una dura derrota y la imposibilidad de alcanzar una meta tan grande y soñada lleva a querer irse, pero acá no sólo se sufrió una caída deportiva, sino que hubo una interna que potenció todo.

Con Mancini como capitán, Argentina tuvo cuatro años muy positivos en el Grupo Mundial, la elite de la Davis. Es el único que condujo al equipo nacional en dos finales, la que se perdió en el 2006 por 3-2 ante Rusia, en Moscú, y esta caída 3-1 contra España, en Mar del Plata, en ambos casos sobre una rápida carpeta sintética y bajo techo.

En estos cuatro años, desde el debut de Mancini siendo capitán, en la victoria 5-0 sobre la República Checa de local, dirigió a Argentina en 13 series, de las cuales ganó 9 y perdió 4. Además de estas dos finales, hizo semifinales en el 2005 (caída 4-1 ante Eslovaquia) y cuartos en el 2007 (derrota 4-1 frente a Suecia), siempre de visitante y en carpeta.