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¿Cuánto cuesta un lugar en el paraíso?

BRISTOL -- Muy pocos son los privilegiados en tener la oportunidad de asistir a un Super Bowl. Para empezar, la ciudad sede del gran evento es escogida estratégicamente por la Oficina del Comisionado de la NFL. Como primer criterio, el encuentro solo se lleva a cabo en una ciudad que alberge a un equipo profesional de la NFL, eliminando las posibilidades de los estadios de fútbol americano colegial, algunos con capacidad de más de 100,000 espectadores.

Super Bowl

AP

La reventa siempre va en ascenso

El juego usualmente se lleva acabo a comienzos del mes de febrero, y por razón de los climas con temperaturas extremas, no es una opción viable escoger una ciudad del norte del país, a menos que posea un estadio provisto de techo.

Aun así, ya que el evento para coronar al campeón de la NFL se ha convertido en una semana llena de actividades para familias, aprovechada también por patrocinadores de la liga para atender a las personas con las que llevan a cabo negocios, tiene sentido celebrar el encuentro en una ciudad que goce por esta época de un clima agradable. Honestamente, ¿para qué obligar a los fanáticos a viajar a New England, Green Bay o Seattle, cuando en Miami, Arizona o Tampa Bay se puede disfrutar igualmente, sin necesidad de sufrir los rigores de las bajas temperaturas?

El estadio Raymond James de la ciudad de Tampa, sede del Super Bowl de este año, albergará aproximadamente 70,000 almas para el evento del domingo. Lamentablemente, no es esta la cantidad de boletos que se ponen en venta al público en general.

La liga distribuye las entradas de la siguiente forma: el 35 por ciento se divide en partes iguales entre los campeones de las dos conferencias y ellos deciden su utilización; de ahí salen los tiquetes para las familias de los jugadores y entrenadores, y para aquellos dueños de tiquetes de temporada regular cuyo contrato estipule la opción de comprar entradas para los playoffs o Super Bowl.

La directiva del equipo perteneciente a la sede del Super Bowl recibe el 5 por ciento de la distribución. Los demás equipos de la liga obtienen el 1,2 por ciento cada uno. Cada uno de ellos decide cómo distribuir su parte.

El 25,2 por ciento restante le pertenece a la NFL. Una parte es entregada a la Asociación de Jugadores de la NFL, la prensa, y otras entidades asociadas con la liga incluyendo a los patrocinadores. De aquí también salen los tiquetes que se sortearán entre el público general.

El único método que usa la NFL para distribuir boletos para el SB es a través de una rifa; no hay ninguna otra manera legal de conseguir entradas para este gran evento. La NFL acepta peticiones para el sorteo entre el 1º de febrero y el 1º de junio del año inmediatamente anterior al campeonato; las aplicaciones deben ser enviadas vía correo certificado; una vez llevado a cabo el sorteo, los afortunados ganadores tendrán la oportunidad de comprar 2 boletos cada uno.

Este año, no obstante la crisis financiera en que se encuentra sumido el país, la NFL ofreció 17,000 boletos (25 por ciento del aforo total) a 1,000 dólares cada uno, siendo este el precio más alto de la historia del SB. Este segmento representa las entradas a palcos de lujo y al club privado del estadio. Otras 57,000 entradas tienen un precio de 800 dólares cada una. La liga también anunció que por primera vez disminuirá el precio de algunos tiquetes: 1,000 de ellos serán vendidos a 500 dólares.

El año pasado, algunos aficionados utilizaron el portal cibernético de reventa de boletas, StubHub.com, donde consiguieron tiquetes para el Super Bowl a un promedio de 4,300 dólares; este año las entradas al Estadio Raymond James se cotizan en la reventa entre 1,600 dólares y 300,000 dólares.

La importancia del Super Bowl es tal que, pese a la dificultad para conseguir entradas y su elevado costo, el verdadero aficionado hace hasta lo imposible para poder observar en vivo este magno acontecimiento.

Kevin O'Donahue, hincha de los Eagles de Filadelfia, dijo luego que su equipo clasificara al Super Bowl XXXIX. "No me importa si tengo que hipotecar mi casa, yo iré."

"Supe que asistiría desde el momento en que terminó el Campeonato de la NFC", recordó Robin Tomlin, fanático de los Bears que perdieron el Super Bowl XLI ante Indianapolis. "Cuando Chicago clasificó, me dije: '¿Tengo el dinero para pagar esta cantidad? No. ¿Aun así pagaré por asistir? Sí'."