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El origen de un estandarte

TAMPA -- Técnicamente, el equipo designado como local en el Super Bowl XLIII es Arizona, que vestirá uniformes rojos en su primer viaje a la gran cita.

 Toalla Terrible

Getty Images

Local o visitante, la Toalla Terrible siempre está

Pero el domingo, el estadio Raymond James probablemente luzca y se sienta como el Heinz Field de Pittsburgh. Los fanáticos de los Steelers han bajado a esta ciudad en números ascendentes e improbables. La Toalla Terrible, ese alocado y volador instrumento de su pasión, probablemente domine el juego.

La leyenda viva de la Toalla Terrible reside a casi 900 millas al norte, apenas al Oeste de Pittsburgh, en una pequeña villa de Corapolis, Pa., en las orillas del río Ohio. Conduzcan por las calles adoquinadas del centro de la ciudad, suban una empinada colina y finalmente, luego de una curva peligrosa, descubrirán la Escuela Allegheny Valley.

Hay grupos de casas confortablemente dispersas alrededor de lo que luce como un campus colegial, una dolorosamente calma comunidad insular, hogar de autistas y discapacitados mentales.
Esta es la historia sobre cómo los desparejos mundos de la Escuela Allegheny Valley, donde la comunicación es usualmente difícil, y los escandalosos gritones fanáticos de Pittsburgh están unidos por un elemento común, 100 por ciento de algodón, el tejido base de la Nación Steeler.

"La toalla es muy, muy poderosa", dijo Regis Champ, el presidente de la escuela. "La gente de Pittsburgh entiende lo que la toalla hace y su amor por los Steelers. Es una gran combinación para nosotros".

Los Steelers mismos son conscientes de ese poder.

"Creo que cada nación grande tiene una bandera", dijo el profundo de Pittsburgh, Troy Polamalu. "Y creo que resulta obvio cuál es la bandera de la Nación Steeler".

Agregó el mariscal de los Steelers, Ben Roethlisberger: "Cuando agitan la toalla, es algo que surge de sus almas, tratando de llegarle a nuestros jugadores".

La Toalla Terrible ha evolucionado durante 33 años, hasta convertirse en el símbolo más conocido en el deporte profesional de los Estados Unidos. Según los Steelers, más de 6 millones de toallas han sido adquiridas por la población, sin mencionar la cantidad de elementos relacionados, como bufandas, gorros y guantes. El precio es relativamente modesto: por 7.95 dólares puedes tener tu propia pieza de historia.

El fanático más devoto tiene toallas de los últimos cinco Super Bowls en los que apareció el equipo. Durante casi dos semanas, la McArthur Towel and Sports Company de Baraboo, Wis., viene fabricando las toallas del Super Bowl XLIII. Hasta ahora, 500,000 han salido de la fábrica. Según el presidente de la empresa, Gregg McArthur, una victoria sobre los Cardinals el domingo demandaría 500,000 más.

Apliquen la matemática. La cuenta da 1 millón de Toallas Terribles, casi el mismo número que se produjo cuando los Steelers derrotaron a Seattle en el Super Bowl XL hace tres años. McArthur asistió al Juego de Campeonato de la AFC, dos semanas atrás ante Baltimore.

 Lynn Swann

AP

Swann y John Stallworth agitaron la Toalla Terrible en los '70

"Nunca experimenté nada así", dijo McArthur. "Fue increíble. Imposible explicar lo que los Steelers hacen con la Toalla Terrible".

No hay mucho para ver, realmente. Mide sólo 16 por 25 pulgadas y pesa poco más de 3 onzas, pero la Toalla Terrible inspira una casi irracional lealtad.

Cuando el presidente Barack Obama visitó Pittsburgh en abril pasado, le entregaron una Toalla Terrible; ocho meses después, algunas Toallas Terribles fueron vistas entre la multitud que asistió a su asunción. Cuando Kevin Cherilla, oriundo de Hampton, Pa., escaló el Monte Everest en 2007, dejó el Sherpas detrás, pero no se olvidó la Toalla Terrible. Cuando les muestra las fotos a los niños de la escuela local, la toma de la toalla al viento invariablemente es la que genera más aplausos. La Toalla Terrible ha aparecido en capítulos de "Saturday Night Live", ha sido agitada en el Vaticano, la Gran Muralla China, y ha viajado con los soldados estadounidenses a Irak y Afganistán.

Luego de que los Steelers vencieran a los Ravens y avanzaran al Super Bowl, Mike Fincke celebró. Fincke, quien creció en Emsworth, un pequeño suburbio en Pittsburgh, es el comandante de la Expedición 18 a la Estación Espacial Internacional de la NASA. En aquel momento miró a la cámara y, en la atmósfera sin gravedad por encima de la Tierra, revoleó la Toalla Terrible y rió.

EN PRIMER PLANO
Las cosas más geniales usualmente surgen de la desesperación, y la Toalla Terrible no es la excepción.

Los Steelers obtuvieron su primer Super Bowl al final de la temporada 1974, y en la siguiente campaña ganaron 12 de 14 partidos y avanzaron a los playoffs. En WTAE, la estación radial insignia del equipo, el gerente general Ted Atkins, el gerente de ventas Larry Garrett y el locutor Myron Cope intentaron crear un truco que se aplicara a la ola de éxito del equipo.

"Les dije, 'No me gustan los trucos'," relató Cope. "Uno de ellos me recordó que mi contrato estaba por vencerse... entonces dije: 'Me encantan los trucos'."

La primera idea que surgió fue una máscara negra modelada al estilo del entrenador en jefe, Chuck Noll, con una frase en letras doradas con el credo: "A como dé lugar". Cuando la fábrica local presupuestó un precio de 50 centavos por pieza, la Toalla Terrible rápidamente se convirtió en el Plan B.

"Larry disparó: '¿Qué me dicen de una toalla? Todos tienen una toalla", recordó Bill Hillgrove, quien transmite los juegos de los Steelers en WDVE. "Y Cope inmediatamente dijo: 'La llamaremos la Toalla Terrible, y descargará todos sus poderes terribles sobre los rivales".

 Myron Cope

AP

La voz de Cope elevaba los espíritus en Pittsburgh

"Cope Es la única persona que pudo haberle dado tanta vida", agregó Hillgrove.

Cope era un personaje. Tenía una imaginación viva y le dio tremendo empuje a la Toalla Terrible en los días previos al juego Divisional de 1975 ante los Baltimore Colts en el Estadio Three Rivers. Habló de ella en todos los shows radiales. Les regaló toallas al presentador y al hombre del clima del noticiero de las 11.

"La Toalla Terrible está destinada a tener un gran impacto", dijo Cope una y otra vez. "Traigan una toalla amarilla, dorada o negra al partido de playoffs. Si no tienen una, cómprenla. Si no quieren comprar una, tíñanla".

En el día del partido, los Steelers pusieron dos toallas doradas en cada uno de los casilleros de los jugadores. No estaban impresionados. El profundo Mike Wagner estaba en el túnel, esperando la presentación de la defensiva, cuando su concentración se vio interrumpida.

"De repente, un par de muchachos estaban intentando ponernos estos trapos amarillos en nuestras manos y pidiendo que los agitáramos cuando saliéramos al campo", dijo Wagner. "Los miramos y les dijimos: 'No lo creo. Estamos intentando jugar un partido aquí'."

Los Steelers de los '70 eran un grupo al que no le gustaban las tonterías, forjado bajo la estoica imagen de Noll y la familia Rooney, dueña del equipo. Pero cuando la defensiva fue presentada, entre 30,000 y 50,000 fanáticos sacaron sus toallas y comenzaron a agitarlas y alentar. Los jugadores quedaron impresionados. Y cuando el apoyador Andy Russell regresó un balón suelto 93 yardas para touchdown, Three Rivers se convirtió en un mar de oro volador.

El siguiente domingo, en el Juego de Campeonato de la AFC ante los Raiders, el receptor abierto Lynn Swann puso la toalla completamente en primer plano cuando la ofensiva fue presentada en Three Rivers.

"Deben entender que nosotros estábamos haciendo las cosas como equipo, y esas cosas no fueron premeditadas", aclaró Swann. "Allá por los '70 no nos poníamos un lápiz en el calcetín, ni escondíamos un teléfono celular debajo de los postes. Era un día frío, húmedo y yo no tenía una toalla. Entonces tomé una Toalla Terrible y me la puse en la mano, y se armó un alboroto. Pero no hubo movimientos coreografiados allí. Estaba parado mirando las tribunas, tenía la toalla en mi mano, por lo que simplemente empecé a agitarla. Y cuando me vieron revolearla de esa manera, todos empezaron a agarrar sus toallas y a hacer lo mismo".

Dijo Hillgrove: "Cuando Swannie, quien era uno de los líderes del equipo, salió con la toalla, creo que otros sintieron que estaba bien. Él era el hombre. Cuando Swann dijo 'hagámoslo', creo que los fanáticos lo adoptaron definitivamente. Y todavía siguen agitando sus toallas".

Wagner, un hombre de la vieja escuela hasta el final, nunca, absolutamente nunca agitó la toalla. ¿Su castigo? Tener que autografiar cientos de ellas durante años. Intenten autografiar una toalla con una fibra... no es tarea fácil.

"Myron Cope fue un hombre único", remarcó Wagner. "Siempre hablaba de eso y lo hacía de una manera que lograba que los fanáticos de Pittsburgh dijeran: 'Sí, sí, es importante para nosotros. Nuestro rol es manipular la Toalla Terrible, agitarla en los momentos oportunos, trabajar su magia".

LA VOZ DE LA LEYENDA
Cope sintió una tremenda emoción por el éxito de la Toalla Terrible, pero se sentía mal por la percepción general de que estaba haciendo mucho dinero con ello. Donó entonces su parte de las ganancias a varias organizaciones de caridad, y en 1996 le entregó la marca registrada a la Escuela Allegheny Valley.
"Llegó, cerró la puerta y puso un montón de papeles en mi mesa", recordó Champ, director de la Escuela. "Me dijo: 'Estos son mis abogados. Eres ahora el orgulloso dueño de la Toalla Terrible. La Toalla Terrible es tuya, cuídala y protégela'.

Danny Cope

ESPN

Danny Cope inspiró un gesto invalorable de su padre

"Yo me quedé sin palabras, e inmediatamente entendí la importancia de esto. Este era un símbolo muy poderoso para Pittsburgh, y él nos lo estaba entregando a nosotros".

Cope había estado visitando escuelas durante años, junto a su esposa Mildred y su hija Elizabeth. El carismático presentador quien se ganaba la vida entonando la palabra, tenía un hijo, Danny, quien nunca había hablado una palabra en su vida. Es autista, y durante 27 años la Escuela Allegheny Valley ha sido su casa.

"El amor de Myron por sus hijos era inigualable y estaba tan emocionado que se le ocurrió la idea de donarlo a la escuela y dejar un legado para su hijo", dijo Champ. "No sólo para su hijo, sino para todos los amigos de su hijo y toda la gente a la que nos importa la Escuela Allegheny Valley".

Daniel Torisky fundó la Sociedad de Autistas de Pittsburgh, junto a Cope, con los 400 dólares en regalías que la Toalla Terrible le había proporcionado a Cope en el primer año.

"No quiero sonar como un predicador", dijo Torisky, "pero la toalla es un símbolo de excelencia personal, tanto para cuidar por los ciudadanos más vulnerables, como para ayudar a un amigo que está buscando lograr un objetivo, un objetivo que puede ser el Super Bowl".

"La Toalla Terrible está en el centro de Pittsburgh", agregó Torisky. "Créanlo. Este fue el significado final de la vida de Cope, un verdadero legado. Creo que sabía que esto iba a vivir más allá de él".

Cope murió en febrero pasado. Con la nieve cayendo fuera del Town Hall, más de 350 amigos le brindaron tributo. Clamaron y agitaron la Toalla Terrible que tenía su nombre.

Hasta el día de hoy, la Escuela Allegheny Valley ha recibido más de 2.5 millones de dólares en regalías por ventas de la Toalla Terrible y productos asociados.

Muchas de las mayores franquicias deportivas han intentado en algún punto vender una toalla similar, pero ninguna de ellas se ha mantenido tanto como la Toalla Terrible. ¿Por qué? Un timing exquisito, al comienzo de la curva de éxito de Pittsburgh en el Super Bowl. Suerte. La convicción de una afición frenética. La toalla, como las zapatillas de Dorothy en "El Mago de Oz", no tiene poderes mágicos por sí sola. Los poderes mágicos son lo que uno le aporta a la toalla. Los fanáticos de los Steelers que la agitan tienen el persistente optimismo de que algo bueno surgirá por ello.

¿Y qué hay con aquellos que le faltan el respeto a la toalla? La historia está llena de coincidencias. En el 2005, el receptor abierto de Cincinnati, T.J. Houshmandzadeh, se limpió los pies con una Toalla Terrible tras anotar un touchdown. Los Bengals ganaron ese partido, pero los Steelers se tomaron revancha, derrotando a Cincinnati en los playoffs durante su viaje al Super Bowl XL. Luego que el receptor de los Ravens, Derrick Mason, saltara sobre la toalla antes de un duelo con Pittsburgh en septiembre de 2008, Baltimore perdió sus tres juegos frente a los Steelers. Para aquellos que buscan una señal: el pasado lunes, el alcalde de Phoenix, Phil Gordon, simuló sonarse la nariz con la Toalla Terrible y luego la tiró al piso.

El récord de los Steelers en los 43 años previos a la toalla fue de 230-299-20 (.435), con sólo cuatro victorias en los playoffs y un Super Bowl. En los 33 años posteriores a la creación de la Toalla Terrible, el registro fue de 335-222-1 (.601), con 24 triunfos en postemporada y cuatro Super Bowls.

Pittsburgh tiene la chance de ganar en Tampa su sexto título, un récord de NFL.

"El estadio se va a mover", dijo el tackle nariz de los Steelers, Casey Hampton. "Tantas toallas volando, girando en círculo. Es una locura".

Swann es miembro del Salón de la Fama del Fútbol Americano. Es ahora un locutor reconocido. Fue candidato por el partido republicano a gobernador de Pensilvania en el último año. Pero para algunos fanáticos de los Steelers, el mejor recuerdo que tendrán de él será haberle dado vida a la Toalla Terrible en el Estadio Three Rivers.

"Sólo hay una Toalla Terrible en la NFL", dijo Swann. "Más allá de que alguien agite otra toalla de otro color en otra ciudad, no significa nada. La única que vale es la Toalla Terrible".