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Duda despejada

David, enfermo, perdió y es duda para la Davis Télam

ACAPULCO -- Nadie mejor que quien esto escribe comprendía a David Nalbandian cuando despejó el misterio que cubría su sorpresiva derrota en su debut en el Abierto Mexicano de Tenis, a manos de un jugador austriaco con severos problemas de personalidad.

Pero vamos por partes, no es que yo sepa lo que es perder un partido como los que un tenista de la talla de Nalbandian juega, ni mucho menos. Me refiero a que comprendía a la perfección lo que se siente trabajar con un severo cuadro de afección respiratoria, fiebre y demás molestias, ese sentir que quieres, pero no puedes. "Tengo un virus, me afecta la angina y no logro recuperarme, eso fue lo que falló, por la mañana tuve fiebre" dijo un David con el rostro enrojecido por el esfuerzo y la voz un tanto marcada por la afección respiratoria.

Justo en ese momento, acabaron las especulaciones. Y es que después de ganar con relativa facilidad el primer set y 4 games del segundo, con rompimiento a favor, todo parecía indicar que nos iríamos a un descanso que nos permitiría comer algo y seguir con el debut de Venus Williams, a la par que Tommy Robredo era relegado a la cancha dos, todo en un ir y venir de periodistas para intentar no perder detalle.

Gracias a que David despejó la duda, se acallaron las voces que decían: "está tirando el partido, se quiere ir rápido" y se podía ser suspicaz, ante la impresionantre baja de juego de David, que ya para el tercer parcial, no se esforzaba ni por llegar a la bola, y menos se inmutaba ante las grotescas muestras de festejos y arrebatos pasionales, por intentar darle algún nombre, a la actitud del austriaco Daniel Koellerer.

Y es que nadie podía creer que Nalbandian cayera a manos de un jugador que venía de la calificación, y que mostraba grandes deficiencias en su tenis, comparadas a las que prestigian al argentino que, aunque por ahora su ranking diga la contrario, es un top ten.

Y hubo quien abusando de la imaginación, y consecuencia de las ilógicas actitudes de Koellerer fue más allá, "la presión psicológica que impuso el austríaco, la forma de mirarlo, de señalarlo y de presionar a los jueces, acabaron por mermar a David, aunque él no entró al juego, pero sí, le afectó", me comentó Paty, una chica que desde que tengo memoria tenística pasa horas y horas analizando la conducta de los jugadores, y ha realizado trabajos de este tipo con algunos, como Emilio Sánchez Vicario, en su momento.

Y tenía lógica por el antecedente que se vivió en la ronda de calificación, cuando este jugador enfrentó al mexicano Juan Manuel Elizondo y con sus gritos, gruñidos y expresiones, aventando la raqueta constantemente, manoteando y cuestionando las decisiones de los jueces terminó obteniendo el triunfo. Su actitud motivó que incluso jugadores como el hispano Rubén Ramírez Hidalgo se quejara ante los organizadores.

Y sí, es de locos lo del austríaco que no deja en paz a los jueces de línea, se desgasta más en repelar que en jugar, miraba fija y retadoramente a Nalbandian, lo señalaba y festejaba en forma agresiva cualquier punto ganado, con movimientos extraños que parecían más de un rockero enloquecido que de un jugador del llamado deporte blanco.

Esa es la mística que este jovencito parece no comprender muy bien, pero lo que si capitalizó fueron los errores del argentino, hasta apoderarse del partido, y pese a sus rebeldes formas, llamó la atrención de una parte del público que se dejó atrapar por su singular estilo, aunque la gran mayoría querían que David regresara y le venciera.

Eso ya no ocurrió, y pese a los gritos de "¡David, échale ganas que ya compré el boleto para mañana!!!" que causó risas entre el público, el argentino ya no pudo levantar.

Pero la controversia se acabó cuando le vimos recien bañado y con el rostro marcado por el esfuerzo, la voz agripada y la forma en que minimizó los desplantes de su rival, "no, él hace su juego, pero a mi ni me molestó, estaba más preocupado por mantenerme en la cancha, sentí mareos y estuve a punto de abandonar, pero el público me animaba y deseaba complacerles", dijo.

La duda será que pasará con la Copa Davis, compromiso de la semana entrante.

Mientras David se despedía así del Abierto Mexicano, en la cancha se vivía ya un tenis de máximos contrastes, la espigada y potente Venus Williams, que batalló y mucho para enfrentar la menudita Nuria Llagostera, la catalana de apenas 1.56 metros de estaura, pero que dejó huella por su coraje y fortaleza, para enfrentar a la quinta jugadora del ranking y junto a la cual, se veía realmente simpática por el contraste de sus físicos, más no así en la calidad de su tenis.

Williams pasó más aprietos de los que nadie esperaba, pero lo importante además de su triunfo, es que ambas dieron un buen espectáculo y sellaron así esta jornada, en la que por fin, David y yo pudimos comer algo, y descansar de la infame gripe... hasta mañana.