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La fuente que faltaba

-Es creer o reventar, y los de Olé reventaron.
-¿Qué?
-Ellos mismos lo dicen.
-¿Ellos quiénes?
-Los del diario Olé. ¿No sabe de qué le hablo?
-No tengo la menor idea.
-¿Y quiere que le cuente?
-Cuénteme.
-El domingo, durante el partido de River contra Lanús en el Monumental, los hinchas locales desplegaron una serie de banderas y pancartas insultantes. Ya sabe, están un poco molestos por la campaña desastrosa que está haciendo River durante este Clausura. Una de esas pancartas rezaba: "La peor defensa de la historia".
-Qué exagerados...
-No crea, pero no importa, déjeme que le siga contando. Un hincha, un joven de 23 años llamado Facundo Insaurralde, tuvo una idea: capturar la imagen de esa bandera de la imagen televisiva y, valiéndose del Photoshop, cambiar el texto por otro, uno que dijera: "La peor dirigencia de la historia".
-Ahí no sé si es una exageración.
-Yo pienso igual que usted, pero no importa. Ahora viene lo bueno. Facundo subió esa imagen a un foro de discusión de hinchas de Ríver, y la pancarta apareció al día siguiente, dada por buena, en la tapa de Olé, acompañada de una historia que más o menos decía esto: la pancarta había sido sacada poco antes de comenzar el partido por presión de la dirigencia.
-¿Y la historia?
-¿Cómo?
-Sí, termine la historia.
-¡Ya la terminé! ¡Era eso! El único diario deportivo de la Argentina cayó en las garras de un simple aficionado que ni siquiera pretendía engañar a nadie. Falló, como dicen en Olé hoy, "el análisis y el chequeo".
-¿El análisis y el chequeo de qué?
-¿Cómo de qué? ¡De las fuentes!
-Ahora entiendo. De modo que los de Olé se equivocaron porque se tragaron el sapo, por decirlo así, por no haberse dado cuenta de que la imagen había sido adulterada.
-Eso es.
-¿Y eso para usted es una historia?
-Bueno, ¿y para usted qué es?
-Un error, nada más.
-Disculpe, es un error, sí, pero imperdonable. Un medio periodístico serio tiene que chequear fuentes confiables.
-¿De dónde sacaron en Olé la información de que esa pancarta había existido realmente?
-El lunes, durante el entrenamiento de River en el Monumental, surgió la versión de que una pancarta con la leyenda "La peor dirigencia de la historia" había estado efectivamente allí.
-¿Pero cuál es la diferencia? Si parecía posible que ese cartel hubiera estado allí, ¿qué importancia tiene si efectivamente estaba o no? Quiero decir: lo que la pancarta decía no es un delirio. El delirio hubiera sido que la pancarta dijera: "La mejor dirigencia de la historia". En ese caso creo que sí era necesario correr a chequear fuentes. Pero usted me dice que el cartel decía lo contrario, lo que piensa todo el mundo. ¿Y entonces?
-Fueron engañados por un hincha aficionado que fraguó una foto...
-¡Pero fraguó una foto diciendo lo que piensan todos! Además: ¿qué es para usted una fuente confiable?
-¿Una fuente confiable? Eso, justamente, una fuente en la que se pueda confiar...
-De acuerdo, pero cuando la noticia es casi un lugar común, usted no necesita salir a revolver cielo y tierra para conseguir una confirmación. La noticia, en todo caso, no era tanto la existencia de esa pancarta, sino la noticia de que la dirigencia la había mandado a sacar. Cosa que también suena a lugar común. Lo que quiero decir es: ¿qué es una fuente confiable?
-Insisto...
-No, no insista. Déjeme que ahora le cuente yo una historia. Hace poco venía por la calle Pueyrredón hacia la Plaza Miserere. Cuando cruzaba la avenida Corrientes vi cómo se caía un gato desde lo alto de un edificio. Era un gato siamés. Lo vi patalear en el aire, y me sentí un privilegiado por poder observar el aterrizaje lánguido con el que estos animales parecen zafar de esas situaciones que a otros significarían la muerte segura. Ahora bien, el gato quedó aplastado en el suelo, a un par de pasos delante de mí. Me detuve unos segundos para ver si respiraba, y como no era así seguí caminando. Era el mediodía, había mucha gente. Muchos, como yo, vieron caer al gato. Al instante se amontonó mucha gente alrededor del cadáver. Yo habré dado tres o cuatro pasos más y gané la vereda, alejándome. No había mucho para ver. Y en eso escucho a mis espaldas alguien que pregunta: "¿Qué pasó?", y otro que responde: "Un colectivo atropelló a un gato". No habían pasado cinco segundos y ya lo que usted llama "una fuente confiable" estaba delirando. ¿Quiere saber por qué? Porque las fuentes confiables no existen, porque toda la gente ve lo que quiere ver y oye lo que quiere oír. Y porque la gente habla hasta de lo que no sabe. Los de Olé vieron lo que de algún modo deseaban ver. Para el señor que habló en la esquina de Pueyrredón y Corrientes era mucho más plausible que a un gato lo hubiera atropellado un colectivo. Que en realidad se hubiera caído de un noveno piso no pasaba por su mente. Y sin embargo estaba ahí, prácticamente lo había visto todo. Hubiera funcionado a la perfección como una "fuente confiable".
-¿Y entonces qué saca en limpio de todo esto?
-Que no es para tanto y que un error así lo comete cualquiera. Y que si solamente hubiera que publicar lo que proviene de "fuentes confiables" los diarios deberían salir una vez por mes. Y soy generoso.

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