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Benedetti nunca me defraudó

Tolo y Núñez soportaron humillación ante Estudiantes Getty Images

BUENOS AIRES -- Hola lectores queridos, lunes gris de oficina triste, como en una novela de Mario Benedetti, los lectores de los diarios deportivos se empujan para tomar el subte y Mario descansa, allá, en el cielo, el lugar al cual nunca iremos los hinchas de Independiente.

Y, realmente me gustaría hablar más del poeta uruguayo que de fútbol. Benedetti nunca me defraudó.

Pero no es mi tema, mi obligación es escribir una nota violenta y cruel para hablar de este desastre llamado Independiente.

Me lo exige mi corazón, mi cuore cumbiantero me dice: "Cucu, por favor, por hoy no seas mediocre, tratá al Rojo con toda la idoneidad deportiva que nunca tuviste".

¡10 millones de dólares le costó este plantel al club para nada; 10 millones tirados a la basura!

No sé si será una cuestión de marketing; una moda de ver a los grandes peleando los últimos puestos o recibiendo suculentas goleadas a cambio de nada. No sé, pa mí hay gato encerrado.

Por una parte es cierto de que el fútbol argentino está sufriendo una terrible crisis de identidad, la peor en su historia. Una crisis dirigencial, política, con ribetes sociológicos que si no la paramos entre todos, ¡el fútbol argentino desaparece! Y no estoy haciendo literatura, como muchos piensan. Mi enfoque no es errado, para nada, muchachos.

No sólo el fútbol, se acaba el país, se acaba todo, si no hacemos algo urgente. Ya lo dije, mi tema es el fútbol. Así que iré directo al grano.

Soy hincha de Independiente y siento vergüenza de ser fana del Rojo. La vergüenza sería lo de menos, sino también tengo miedo, pánico, terror a que el equipo de toda mi vida descienda a una categoría horrible como los anillos del Infierno.

Pienso con mucha tristeza en Talleres, Ferrocarril Oeste, Platense, Instituto de Córdoba, clubes prontos a desaparecer. Dinosaurios en extinción.

Estudiantes de La Plata 5- Independiente 1. ¿De qué les voy a hablar? ¿Les voy a repetir lo que todos vieron en Fútbol de Primera o leyeron en el Olé o en Crónica? ¡Por favor, no perdamos el tiempo!

En el Independiente desastroso de hoy, hay temas mucho más importantes que un circunstancial resultado. De hecho, no existe el partido que desate una crisis. Es un tremendismo, una falacia imperdonable hacerle creer a la gente que al perder un partido se desata una crisis. A buen entendedor, pocas palabras.

Independiente vive algo muchísimo peor que una crisis. Independiente sufre una rara mezcla de snobismo, maleducadismo increíble y falta de compromiso total. Tanto de sus jugadores como de su cuerpo técnico.

Van a decir que exagero, que me dedique a escribir poesías y todas esas gansadas. Va la frase de este domingo del Tolo Gallego cuando lo puteaban los plateístas (un técnico que asombrosamente no se responsabiliza y manda al frente a sus jugadores): "tienen razón...". Esta frase y esta actitud canchera del técnico grafica mejor que todas mis palabras la situación que vive el club.

Un responsable técnico que responda a los agravios con un simple tienen razón, o bien es un irresponsable absoluto o le toma el pelo a la gente. Merece una sanción disciplinaria.

Estas actitudes son un espanto. Se puede ganar o se puede perder, incluso se puede terminar último y bueno, son cosas del fútbol. Lo que nunca podemos hacer es olvidarnos de la identidad y la dignidad que nos da el fútbol.

El snobismo, el pechismo frío, el "me da igual", de adolescentes malcríados; eso es lo que nos calienta a los hinchas (y no solo de Independiente); no que pierdan partidos y estén últimos, como muchos técnicos creen.

Porque hay formas y maneras de perder y la derrota es parte del juego. Lo que calienta a la gran mayoría de los hinchas de casi todos los equipos es la forma en que juegan los partidos, como se pierde. No hay pasión.

Fijensé ustedes nomás en las declaraciones de los jugadores de River o de El Ogro Fabiani. Los tipos están claramente en otra. Más preocupados por poner la jeta con Tinelli o levantarse una vedette.

Entiendo que son jóvenes, ganan la guita fácil y son consumistas a morir. Pero ¡paremos la moto, muchachos! ¡Reivindiquemos al jugador de fútbol, por favor, reconozcamos que un jugador es un trabajador del deporte!

La clave está un poco en los cantitos de la hinchada: "Me parece que el Rojo/ no va para atrás/ son horribles de verdad". Es doloroso, triste y hasta casi imposible, pero sucede. La realidad es la única verdad.

¿Me haré hincha de Huracán y seguiré leyendo a Mario Benedetti?