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En qué están pensando

BRISTOL -- Los muy "queridos" aficionados del América están empezando a desesperarse. Y yo los entiendo, los comprendo perfectamente y hasta me uno, solidariamente, a su paño de lágrimas.

El tiempo corre y el América no da color, no enseña sus cartas ni tampoco la forma, el estilo y la ambición de querer abandonar los últimos sitios del torneo mexicano y de una de las épocas más amargas en la historia del club.

¿Qué pretende Chucho Ramírez? ¿Cuáles son las intenciones de la empresa que maneja al América? ¿Han aceptado su fatídico presente y han entregado las "armas" hasta que los buenos tiempos reaparezcan casi de manera milagrosa?

Lejos de reaccionar y tratar de reforzar a un equipo que por cuarto campeonato consecutivo se quedó en la orilla, este América ha soltado piezas que hace seis meses parecían ser parte esencial de su reingeniería (palabras del presidente Bauer) y que ahora le tienen desmantelado en lo que a su aparato defensivo se refiere. El equipo dejo ir a Ortiz, a Castillo, a Vera y a Argüello y a cambio sumó al Jagger Martínez, a Fernando López y a Arnohld Rivas, mientras los medios perdían (o perdíamos) el tiempo hablando y señalando los nombres mediáticos que siempre gustan al americanismo y que quizá, en alguna época no muy lejana, podían disfrutar.

Les tengo malas noticias a los fanáticos americanistas. El dueño ha cerrado la llave, ha dicho "no más" dinero desperdiciado, tirado a la basura y ha recriminado cada uno de los 20 millones que Bauer y el Pelado Díaz se gastaron el invierno pasado sin el resultado conveniente. Han mantenido a Jesús Ramírez porque es un entrenador barato --justo para el presupuesto actual-- y le han pedido que reorganice al equipo basado siempre en el portero Guillermo Ochoa y en el delantero Salvador Cabañas. Lo demás, dependerá de la capacidad de Ramírez para organizar un equipo joven, batallador y nada elegante. Un América austero, light, insaboro e incoloro.

"Si supieras Faitelson", me dijo el presidente del Atlante, José Antonio García "si supieras que el América estaba desesperado por El Hobbit Bermúdez". ¿El Hobit Bermúdez, un producto del atlantismo, para el atlantismo y orgullo del atlantismo jugando para el América?

Es una pena, pero la culpa no es del dueño, la culpa es de Bauer y de Ordiales que, desesperados, no entienden que este equipo debe manejarse de una manera diferente. Ramírez es un buen entrenador, un tipo muy honesto y que sabe trabajar con jóvenes, pero no el técnico del América y para cuando se den cuenta de ellos sus dirigentes y sus fanáticos, el equipo habrá perdido lo único que le queda: la identidad de un grande. Qué pena, qué vergüenza, qué mediocridad. ¿El Hobbit para el América? Ay Chuchito... ¿En qué diablos estás pensando?