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En busca de su revancha

Sergio Rodríguez

(Getty Images)

El base armador español no tenía una relación ideal con el entrenador Nate McMillan

BUENOS AIRES -- El mundo del básquetbol se detuvo, durante la noche del Draft, en el futuro de Ricky Rubio. Elegido en quinto lugar por los Timberwolves, el juvenil base español dio un paso atrás y decidió pensar -algo que aún no resolvió- su futuro una vez más. Entonces se desató la caravana de posibilidades: que vuelve a España por uno o más años, que se queda en Minnesota, que es transferido a los Knicks, a los Rockets, a un equipo turco, a Real Madrid...

Senderos posibles de una historia abierta.

Lo cierto es que en el camino de Rubio hacia la NBA, algo pasó. Algo hizo que esa ilusión del base procedente de El Masnou se cambie por desazón. Y todo tuvo que ver con Sacramento Kings.

Rubio quería jugar en los Kings. Había viajado a Sacramento para entrevistarse con los directivos, algo que no había hecho con ninguna otra franquicia de la Liga. El plan era perfecto, le gustaba la reconstrucción del equipo, las posibilidades, su rol...

Todo parecía estar claro. Pero los Kings, a diferencia de Rubio, tenían otra idea en mente.

Sergio Rodríguez y Tyreke Evans, este último la cuarta selección del Draft. Ambos bases, aunque el primero con un eje mucho más orientado a la construcción de juego y el segundo con una tendencia mucho más anotadora, al borde de ser un escolta.

Rodríguez, el base que quedó afuera de los Juegos Olímpicos de Beijing tras ni siquiera ser considerado por el cuerpo técnico para la preselección -perdió el mano a mano justamente con Rubio en el puesto de tercer armador-, finalmente logró su cometido: escapar de las garras de Nate McMillan, el entrenador que nunca le dio las chances necesarias en los Blazers para desplegar su talento.

El arribo del base de Tenerife a la franquicia fue bastante ignorado por los analistas NBA en general. Lo tomaron como algo menor, como un detalle dentro del gran globo de reconstrucción de la franquicia.

Llamativo desde todo punto de vista. Y un gran error.

El traspaso se dio en la noche del Draft a cambio del pick N°38, Jon Brockman, y un millón y medio de dólares. Puede significar un cambio rotundo en la posición de armador para este equipo, en un primer intento del flamante Paul Westphal de darle un crecimiento importante a los Kings por la floja producción que venía demostrando el esloveno Beno Udrih como base titular en la temporada que pasó.

"Estoy muy contento. Todo lo que sea que un equipo confíe en mí es importantísimo. Me gusta el equipo, la ciudad y, sobre todo, el entrenador. A Paul Westphal le gusta atacar y correr, va con mi estilo", dijo Rodríguez luego de conocer su nuevo destino.

EN BUSCA DE UNA REVANCHA PERSONAL
"Dejo muchos recuerdos, y todos buenos. Han sido tres años fantásticos, en los que la afición, la prensa y la franquicia me han tratado muy bien. No es culpa de nadie: simplemente no ha salido como creíamos y ya está. Dejo muchos amigos allí", le dijo Rodríguez al diario MARCA, luego de la noticia de su traspaso.

No es novedad que en su distribución de agradecimientos, no haya estado el coach Nate McMillan entre sus preferidos.

A mediados de la temporada que pasó, el base campeón del mundo en Japón 2006 no esquivó los micrófonos para comentar sus diferencias de criterio con el entrenador, al acusarlo de "no haber sido nunca claro del todo", y luego completó diciendo que veía con buenos ojos una transferencia a otra franquicia, debido a que el coach no tenía pensado dejar el roster de Oregon.

Pese a que la forma de comunicar su disgusto no fue la ideal, Rodríguez tenía razón. Tras una pretemporada notable, en la que mostró una gran cantidad de síntomas de mejora, McMillan volvió a negarle los minutos que se había ganado detrás del armador Steve Blake. 'El Chacho' hacía cosas para tomar confianza, pero luego el entrenador no se correspondía con los actos del jugador.

Por fortuna para Rodríguez, el mal trago forma parte del pasado. Entonces, ¿Qué le puede dar a los Kings? Armado de juego para explotar las diferentes opciones, vértigo en transición, defensa y actitud.

"Conozco la ciudad, porque hace tres años hice un 'workout' allí. Es tranquila, hace sol, que eso a mí me gusta mucho, y estás en California. En el equipo está Andrés Nocioni, con el que podré hablar castellano, y también el preparador físico, con el que hablé mucho cuando estuve allí y cada vez que nos cruzamos en una cancha de la NBA charlamos", completó el español en su entrevista con MARCA.

Además de Nocioni, la conexión en castellano tendrá también al escolta dominicano Francisco García, otro de los jugadores que espera dar el salto de calidad en esta temporada.

La idea de Paul Westphal salta a la vista: quiere un equipo joven con hambre de gloria, con espíritu de revancha, para dejar en el camino ese lamentable récord de 17 victorias y 65 derrotas en la temporada 08-09. La intención también es hacer un roster más fuerte, con actitud y dureza en defensa.

No esperemos que los Kings sean una franquicia con aspiraciones en esta temporada. Las reconstrucciones son lentas, costosas y requieren mucho trabajo para que el final, siempre a largo plazo, se de con sonrisa.

Esta vez, Rodríguez parece haberle ganado la pulseada a Rubio en el duelo de bases españoles.

Los dos tienen talento y algunos puntos en común. Pero la diferencia de esta decisión está en la experiencia y en la posibilidad de tener un pick de condiciones diferentes en la noche de Draft.

Westphal sabe lo que hace.
A decir verdad, siempre lo supo.