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"Roberto fue un incomprendido"

ORLANDO -- Si estuviera vivo, Roberto Clemente habría celebrado su cumpleaños 75 el martes 18 de agosto, pero aunque suene irónico, es muy probable que el acontecimiento no hubiera trascendido más allá del círculo de su familia.

El Clemente vivo fue una súper estrella de Grandes Ligas, pero fue el muerto el que superó todas las barreras para alcanzar la categoría de mito en todo el continente americano.

El antiguo jardinero de los Piratas de Pittsburgh y miembro del Salón de la Fama de Cooperstown nació en Carolina, en el nordeste de Puerto Rico, el 18 de agosto de 1934. Murió en un accidente áereo el 31 de diciembre de 1972 cuando intentaba socorrer a las víctimas de un terremoto en Nicaragua.

"Roberto fue un incomprendido, como le sucede a la mayoría de los pioneros", dijo el ex jugador y dirigente dominicano Felipe Alou.

"Los periodistas y algunos fanáticos norteamericanos tildaron a Clemente de rebelde y exhibicionista, pero después comprendieron que simplemente era diferente, que era latino y estaba mostrándole al béisbol una nueva forma de jugar el juego", dijo Alou.

"Clemente fue el primero que introdujo el colorido y la picardía del béisbol latino", agregó Alou recordando al "Cometa de Carolina" en esta fecha tan especial.

Alou, de 74 años, y Clemente no solamente fueron contemporáneos en edad, sino que además coincidieron en la difícil tarea de abrir las puertas a los peloteros latinoamericanos en las ligas mayores de Estados Unidos. También fueron grandes amigos.

"Aunque nos enfrentábamos en el terreno, teníamos muchas cosas en común y llegamos a forjar una gran relación", dijo Alou. "Cada vez que los Piratas visitaban mi ciudad o yo iba a Pittsburgh, cenábamos juntos por lo menos una noche de cada serie", agregó.

"Ya fuera con nuestras familias o solos, siempre nos reuníamos para esa ocasión especial", dijo.

Aunque Clemente jugó toda su carrera de 18 temporadas con los Piratas, y Alou sus mejores años con San Francisco y Bravos de Milwaukee/Atlanta, los dos coincidieron en el mismo equipo en una ocasión.

"Fue en el Juego de Estrellas de 1962. Roberto fue el jardinero derecho del equipo abridor de la Liga Nacional y yo lo sustituí al final del juego", recordó Alou, quien empujó una carrera con elevado de sacrificio en la victoria de la Liga Nacional 3-1 sobre la Liga Americana.

Clemente bateó de 3-3 en ese juego del 10 de julio de 1962 en el RFK Stadium de Washington. El dominicano Juan Marichal fue el lanzador ganador y el cubano Camilo Pascual el derrotado.

Los dos hombres fueron seleccionados nuevamente al Clásico de mitad de temporada de 1966, pero Alou no pudo jugar.

"Roberto fue un defensor de la situación de los latinos en las Grandes Ligas y un comprometido con la suerte de la gente. Una muestra de eso es la forma en que murió", dijo Alou.

"Es probable que si Roberto estuviera vivo, muchos no habrían notado todo lo que hizo, por el juego y por los derechos civiles, principalmente por los jugadores de su raza", agregó.

Clemente bateó .317 con 240 jonrones y 1,305 carreras impulsadas en su carrera. Asistió a 15 Juegos de Estrellas, recibió 12 Guantes de Oro, ganó cuatro coronas de bateo y dos anillos de la Serie Mundial y fue el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1966.

El 30 de septiembre de 1972 pegó el imparable 3,000 de su carrera y el último de su vida. Lo anterior tomó lugar durante un partido entre los Mets de Nueva York y los Piratas en el Three River Stadium de Pittsburgh.

Después de que el zurdo John Matlack lo ponchó en la primera entrada, Clemente despachó una soberbia línea por el jardín izquierdo, que golpeó el muro al primer rebote, para un doblete, en la cuarta entrada.

"Limpio, como él lo quería", dijo el narrador cubano Felo Ramírez del hit 3,000 del astro boricua.

"Aunque no bateaba jonrones como Orlando Cepeda o Willie Mays, Clemente era un jugador súper completo que hacía todo de forma extraordinaria. Es el mejor jardinero derecho defensivo y el jardinero con mejor puntería que he visto en más de 60 años en béisbol competitivo", dijo Alou.

"Pero fuera de los números, lo que hacía a Clemente diferente era el entusiasmo que metía al terreno. Había que verlo jugar para entender eso", dijo Alou, quien a su vez fue la primera estrella dominicana en Grandes Ligas.

Como jugador bateó .286 con 206 cuadrangulares y 852 carreras remolcadas en 2,082 partidos con San Francisco, Milwaukee, Atlanta, Yankees, Montreal y Oakland. Como mánager ha sido el latino más ganador y duradero con una marca de 1,033-1,021 en 14 temporadas con Montreal y San Francisco, entre 1992 y 2006.

"Habría sido grandioso que Clemente hubiera tenido la oportunidad de vivir tanto tiempo como yo, pero hay cosas que escapan al control de los seres humanos", concluyó Alou.

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