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Dejen en paz a Semenya

BUENOS AIRES -- Los niveles de estupidez y crueldad que puede alcanzar el ser humano son inimaginables.
-¡Eh! ¿Y ahora con quién va a ensañarse?
-¿A ensañarme? Con nadie. Pero leo las noticias sobre el dilema Caster Semenya y se me nubla la vista de la vergüenza.
-No sé de qué me habla.
-Usted nunca sabe de qué hablo.
-Eso no es cierto. Pero esta vez sí. ¿Quién es Caster Semenya?
-Es la nueva campeona mundial de los 800 metros, la nueva heroína sudafricana del Mundial de Atletismo de Berlín, tiene 18 años y la pobre no es muy agraciada.
-¿Y entonces? ¿Qué importancia tiene?
-No es sólo eso, es algo peor...
-¿Algo peor que ser fea? Ni siquiera me parece tan grave, pero ¿qué podría ser peor?
-Lo peor es que el día más feliz de su vida, después de haber ganado la prueba de los 800 metros, la IAAF (International Association of Athletics Federations) decidió someterla a un test de feminidad...
-¿Y qué es eso?
-Quieren saber si efectivamente se trata de una chica o un varón.
-Increíble...
-Sí. Se la somete a un test de verificación de sexo porque a finales de julio bajó de golpe su marca en siete segundos y se puso al frente de la lista mundial del año con 1:56.72. Como si eso no bastara, y aunque Semenya haya recibido su medalla de oro, la amenazan con quitársela si los resultados del test dan negativos, para lo cual habrá que esperar semanas, semanas durante las cuales la pobre Caster va a ser asediada por todos los medios periodísticos del mundo. Comienza un pequeño infierno para ella. Nadie pensó en eso, naturalmente.
-¿Pero qué otro modo de corroborar algo así tenían la IAAF?
-¿Qué otro modo? Miles de modos. Por lo pronto, y sólo para resumir, se me ocurren cuatro muy efectivos.
-¿A ver?
-Por ejemplo preguntarle a su pediatra. Enviar a alguien a Sudáfrica para que entreviste a su pediatra, sin necesidad de que Caster y su familia se entere.
-Es buena. ¿Cuál sigue?
-La otra es dirigirse a su maestra del colegio primario. Seguramente más de una vez debe de haber tenido que acompañarla al baño, ella tiene que saber. De este modo también se estaría evitando someterla al escarnio público a la pobre Caster.
-Bien. Dígame qué más se le ocurre.
-Averiguar si tiene novio. Seguirlo, preguntar por sus gustos y aptitudes. El enviado a Sudáfrica podría acercarse a él, hacerse amigo y sonsacarle algún dato.
-Pero podría no tener novio...
-Incluso podría tener una novia, pero eso no cambia nada. Si tuviera una novia deberían seguir a la novia y hacer lo mismo. Averiguar por medios no tradicionales, sin llamar la atención.
-Pero me dijo que tenía cuatro modos efectivos y me dijo tres. ¿Cuál es el último que a su juicio podría develar las dudas?
-Ah, el último es mi preferido. Está inspirada en una publicidad de cerveza que vi en el último Mundial de fútbol. Consistiría en preguntarle a Caster, como quien no quiere la cosa, si conoce la ley del offside del fútbol. Si responde que sí y la explica, es un hombre.

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