<
>

Argentina vive

Argentina

(Getty Images)

El grupo albiceleste está entero: la victoria ante Dominicana le da un aire nuevo al equipo

BUENOS AIRES -- Esa foto del final. Esa postal de Argentina en el centro de la cancha, tan repetida en los últimos años, que parecía tan lejana en este Premundial FIBA Américas 2009.

Nos preguntaban en el pedido de este escrito, si había problemas internos en el núcleo de Argentina. Si por esa razón se daban los resultados adversos, las producciones flojas. El asunto, algo que sabemos todos aquellos que vimos de cerca esta generación dorada, es exactamente lo contrario: el equipo albiceleste es competitivo al extremo y el malestar surge como consecuencia de los resultados. Duele, enoja, las derrotas son puñales. Y lo único que cicatriza a tiempo son las victorias. Sobre todo en partidos importantes.

El domingo, sucedió eso. Otra prueba de fuego para este grupo, que volvió a decir presente. El equipo albiceleste está. Siempre está. Fue con mucho más temple que juego, pero en estas oportunidades vale: cuando el aro se cierra, cuando el oponente es más, hay que sacar una cuota de energía que excede lo estrictamente basquetbolístico.

Argentina, de nuevo, lo hizo. No vamos a decir que el partido ante Dominicana tuvo el peso de los juegos ante el Dream Team, pero créanme que la trascendencia de ese resultado fue vital para las aspiraciones de clasificación a Turquía 2010.

El asunto es simple: el triunfo del domingo permite a Argentina arrastrar dos victorias a segunda ronda (Panamá y Dominicana), la derrota hubiese dejado al equipo de Sergio Hernández con arrastre cero, ya que Panamá hubiese quedado afuera y los resultados ante los eliminados se borran.

No hay que confundirse: esta versión de Argentina, en individualidades, es mucho menos que Brasil, y menos que Dominicana. Pero en equipo, la situación cambia. La cohesión que tiene este grupo, que grabó a fuego en los últimos años, es única. Y el básquetbol es un deporte de equipo.

¿Puede un resultado cambiar la opinión de un plantel? Depende qué resultado. El partido del domingo, seguro. El deporte es un estado de ánimo, lo fue ante Venezuela en el primer juego del torneo, lo es ahora ante Dominicana. La alegría, o la tristeza, contagian. Y acentúan el diagnóstico.

De todos modos, Argentina tiene un problema central: le faltan centímetros para pelear en la pintura. El domingo, casi no jugó Román González -único centro natural del equipo, se estima que por la versatilidad y agilidad de jugadores como Al Horford, Charlie Villanueva y Jack Michael Martínez- y el equipo perdió la batalla rebotera 48-35. Incluso, le tomaron 20 rebotes ofensivos.

Es curioso que, pese a este apartado, Argentina haya ganado el partido. Más curioso que Luis Scola -interno referencia del equipo, para anotar y asistir tras los doblajes- y Pablo Prigioni, hayan sobrevivido el último cuarto y el tiempo extra, con cuatro faltas cada uno. Si alguien leyera las estadísticas sin saber el resultado, le parecería imposible que el triunfo haya sido para los sudamericanos. Es que a veces, cuando el asunto está palo a palo, todo pasa por la línea de libres.

La mejor noticia que puede haber recibido Hernández fue el involucramiento de algunos jugadores para apoyar a Scola: Federico Kammerichs en ataque y defensa, Leo Gutiérrez con sus tiros a distancia, Andrés Pelussi con su triple fundamental para igualar el juego en tiempo regular y su defensa sobre Villanueva, y Paolo Quinteros, quien apareció finalmente en las redes cuando más se lo necesitaba.

Precisamente el puesto de Quinteros era un problema grave hasta este domingo. Si el escolta no aportaba -tampoco podían hacerlo Gutiérrez cuando jugaba de dos y Diego García cuando tenía minutos de acción- el poderío de gol era limitado sólo al ala-pivote de los Rockets.

Mejoró también la rotación de balón -sobre todo con esa intensa defensa zonal que planteó Julio Toro- y por ende tuvo tiros más limpios. Sirvió el tándem de doble base entre Prigioni y Juan Pablo Cantero, para cuidar el balón. Precisamente Cantero, con sus lanzamientos desde la línea de personal en el cierre del encuentro, se recibió de jugador de selección en un curso acelerado.

Con la mística de los últimos años, con mucha entrega, Argentina está entera para pelear un lugar en Turquía 2010. Atrás quedó la derrota ante Venezuela, y se mira con mucho optimismo la segunda ronda, en la que debutará el martes ante Canadá.

Señores, Argentina vive. Y eso, hoy, es noticia.