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La coartada perfecta

BUENOS AIRES -- ¡Finalmente apareció!
-¡Felicitaciones! ¿Encontró el calcetín que estaba buscando?
-No, el calcetín fue dado por perdido.
-No puede ser, las cosas no desaparecen así como así.
-Y sin embargo es así. La maldad de las cosas inanimadas es brutal, total. Se esfuman con más rapidez y facilidad que las personas. Se lo juro.
-No me resulta algo que pueda aceptar tan fácilmente.
-Tengo razón. Hace poco estaba en la cocina y un grano de uva que estaba llevándome a la boca se me escurrió de los dedos y cayó al suelo: nunca más lo encontré.
-¿Y usted que cree, que pasó a otra dimensión?
-No. ¿Oyó alguna vez hablar de la navaja de Ockham?
-No, ilústreme.
-Y sin embargo estoy seguro de que lo conoce. No leyó El nombre de la rosa, de Umberto Eco?
-No, pero vi la película.
-Es lo mismo. ¿Recuerda a Guillermo de Baskerville, el papel del monje franciscano que interpretaba Sean Connery?
-Perfectamente.
-Bien, él es Guillermo de Ockham.
-Entonces lo conozco.
-Me lo imaginaba.
-Pero que iba a hablarme de la navaja de Ockham...
-Si, Ockham vivió a fines del siglo XIII, principios del XIV. Era un franciscano inglés que se dedicó a la filosofía y murió a causa de la peste negra. La navaja de Ockham es el nombre de su teoría más conocida, según la cual si un fenómeno posee varias explicaciones, siempre hay que inclinarse por la explicación mas simple y obvia.
-¿Y entonces? ¿Que tiene que ver eso con su calcetín y su grano de uva?
-Nada, pero sí tiene que ver con el hallazgo que me alegró tanto.
-¿Y qué es? Si se puede saber...
-Encontraron a Tiger Woods.
-¿Estaba perdido?
-No, yo no diría perdido, pero se desconocía su paradero. Incluso su entrenador, Butch Harmon, aseguraba que no sabía donde se encontraba. "Sería más fácil encontrar a Osama Bin Laden", llegó a decir. Pero ahora el misterio se aclaró: Tiger fue fotografiado por la revista National Enquirer saliendo de una clínica psiquiátrica especializada en adicciones. Al final estaba en Pine Grove, en Mississippi.
-¿Qué pasó? ¿Sus aventuras extramatrimoniales terminaron por volverlo loco?
-No, no. Parece que esta haciendo un tratamiento intensivo para abandonar su adicción al sexo. Parece que quiere demostrarle al mundo -y a los patrocinadores que le quitaron su apoyo- que tiene intenciones de cambiar.
-Me encanta esa nueva adicción al sexo. Es la coartada ideal, ¿no?
-¿De qué habla?
-Claro, cuando tu esposa te pesca en una infidelidad, de ahora en más uno tiene una nueva excusa, uno puede decir: "Soy un adicto, estoy enfermo".
-Es verdad, no se me había ocurrido verlo así.
-Eso minimiza los esfuerzos de Tiger. Para mí es un pícaro incorregible.
-Póngale la firma, pero algo tiene que hacer si quiere seguir en la cresta de la ola.
-Un hombre que intenta ponerle fin a una adicción tiene que cortar por lo sano. Yo creo que Tiger Woods, si de verdad quiere reconciliarse con su esposa y sus patrocinadores, debería someterse a una castración química.
-Usted exagera. Yo creo que, como ocurre siempre, o como ocurre casi siempre, Tiger está equivocando la estrategia.
-¿Para usted cual debería ser?
-Salir al ruedo y, como el mejor Groucho Marx, decirle a su esposa y sus patrocinadores: "Señores, uno no puede acostarse con todas las mujeres del mundo, pero al menos tiene que intentarlo".
-¿Y esa le parecería a usted una estrategia acertada?
-Bueno, no tanto... pero es mucho mas caballerosa y divertida que ir a internarse a una clínica porque supuestamente es adicto al sexo. Porque, vamos a ser sinceros, ¿quién no lo es?
-Y... la verdad, es como usted dice.

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