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Phil Jackson y sus logros

ADANDE Jackson convierte a Riley en irrelevante

El verdadero reflejo de la estatura de Phil Jackson en la jerarquía de entrenadores de la NBA no es que haya superado a Pat Riley en cuanto a la mayor cantidad de victorias siendo entrenador de los Lakers. Es que ya no necesita ser comparado con Riley, el hombre que le dio Jackson el primer objetivo de lo que era convertirse en un gran entrenador.

Siguiendo un poco la historia, el tres de febrero de 2010 marcó el día en el que Jackson ganó su partido número 534 con los Lakers, uno más que Riley. En realidad, Jackson sobrepasó a Riley hace tiempo, cuando sus batallas Bull-Knicks quedaron atrás en los noventa después de que Cross Colours y Jackson quedaron cerca de los nueve campeonatos de Red Auerbach.

Definiremos a Jackson por su cantidad total de campeonatos más que por las victorias de temporada regular con los Lakers.

Pero Riley forma parte de este viaje. Así como también es cierto que Tex Winter estaba haciendo presión y era el antagonista de Jackson en la banca, Riley fue la figura inicial que amenazaba en la distancia. Hacer alrededor de seis años y medio, Jackson se recostó sobre una pared del Thomas & Mack Center antes de un partido de pretemporada de los Lakers en Las Vegas y habló de la vez que vio a Riley recibir un premio en una reunión de la NBA en Palm Springs. Era el segundo año que Jackson entrenaba a los Chicago Bulls, cuando era más conocido por su colección de tiradores que de anillos, y su viejo entrenador de la universidad, Bill Fitch, se acerco a él y le dijo que iba a ganar más campeonatos que Riley, quien acababa de sumar su cuarto campeonato con los Lakers. Eso era algo que Jackson ni siquiera podía imaginar en ese entonces.

"Y me dijo, 'No, créeme'", comentó Jackson. "Y así fue como uno de mis mentores me había impuesto un desafío".

"El desafío fue trepar hasta el nivel que Pat había establecido como entrenador de la NBA. Y lo había establecido en muchos aspectos: Estilo, salario, victorias, la manera en la que se conducían sus equipos. Era toda una inspiración como entrenador".

Hoy por hoy, es más probable que Jackson y Riley se alaguen entre ellos en vez de prodigarse insultos como lo hicieron durante las batallas de la Conferencia Este. El martes por la noche, Jackson elogió a Riley por su habilidad de entrenar con un estilo completamente diferente a los Knicks que el que implementó en sus días con los Lakers.

Jackson se quedó con la ofensiva triangular, implementándola con un base-alero, Michael Jordan; un centro, Shaquille O'Neal; y después con un escolta, Kobe Bryant.

Riley se hizo de renombre y reputación con los Lakers, pasando de analista de radio a entrenador asistente para finalmente quedar como entrenador en jefe en pocos años. Jackson llegó a los Lakers preparado tras los triunfos que había logrado con los Bulls. Como lo recuerda Derek Fisher, cuando Jackson se hizo cargo de un grupo talentoso pero poco productivo, "la presión pasó a nosotros, como jugadores".

Ganaron campeonatos en sus primeros tres años en L.A., manteniendo la peculiar inclinación de Jackson de seguir un campeonato con dos más. Jackson dijo que la clave es recordar, "que es una carrera larga. Es un maratón. Si te agotas en las primeras millas, cuando avances y más la necesites no te quedará mucha energía".

Lo anterior materializa una de las mayores diferencias entre él y Riley. Riley consideró un viaje de enero a Milwaukee como el juego siete de las finales de la NBA. Jackson la hubiese visto como una experiencia de aprendizaje.

Jackson siempre ha sido criticado por ganar sólo con grandes jugadores (como si Auerbach lo hubiese hecho con un par de incompetentes). Lo irónico es que ganó su partido número 534 en L.A. prácticamente sin Kobe Bryant, quien se lesionó el tobillo que lo limitó a cinco puntos tras dos conversiones de 12 lanzamientos.

La relación Jackson-Bryant ha pasado por muchas instancias. Bryant estaba tan ansioso de conocer a su nuevo entrenador que fue al Beverly Hills Hilton para presentarse después de la conferencia de prensa en la que se hizo la presentación oficial de Jackson en 1999. En los años subsiguientes tuvieron muchos choques y llegó un momento en el que Jackson pidió que lo cambiaran. Ahora, han creado un lazo inseparable, una sociedad que hace un tiempo hubiese sido imposible de imaginar y que Fisher se lo atribuye a su compartido deseo de ganar. A pesar de que Kobe hoy puede decir que ganó un campeonato sin Shaquille O'Neal, no puede decir que ganó uno sin Phil Jackson. Estarán relacionados eternamente.

"Ha tenido un par de jugadores así", dijo Bryant.

Sonrió. Habiendo recibido un balón conmemorativo de la mano de Jerry West antes del partido, dos días después de que Bryant lo superase como el mayor anotador en la historia de los Lakers, hizo una pausa para disfrutar de su vinculación con Michael Jordan, el jugador que es considerado el mejor de la historia de la NBA.

El lazo común fue Jackson, el nuevo parámetro con el que se mide la grandeza de ser entrenador.