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Para conocer mejor a Pancho Varallo

BUENOS AIRES -- Francisco Varallo, nacido el 5 de febrero de 1939 en La Plata, fue el máximo goleador del fútbol argentino en 1933, con 34 goles. Además fue máximo goleador de Boca en 1931 (27), 1932 (24), 1936 (22), 1937 (22) y 1939 (9, compartido con Ferenc Shon "Sas" y Américo Di Leo). En los últimos años su participación fue mermando, por la lesión crónica en la rodilla izquierda. En 1938 jugó solamente un partido.

--- La lesión de meniscos de rodilla izquierda que a la larga forzó su retiro en 1939 se había producido mucho antes, más precisamente en el Mundial de 1930, en el partido con Chile (3-1), el 22 de julio. Una patada de Guillermo Subiaubre lo dejó maltrecho. No jugó la semifinal con Estados Unidos y en la final con Uruguay, su inclusión se decidió a último momento. Los dolores en la rodilla no iban a dejarlo nunca.

--- Una anécdota muchas veces repetida y muy graciosa, aunque de dudosa veracidad, cuenta que cierta vez que dudaba de jugar un partido, por su problema de meniscos, el director técnico Mario Fortunato lo convenció de un modo muy particular. "¿Qué rodilla te duele?", le preguntó. "La izquierda", fue la respuesta. "No te hagas problemas, los meniscos están en la derecha".

--- En la Selección, su trayectoria, entre 1930 y 1937, fue de dieciséis partidos con seis goles. Nunca se sacó la espina por la final del Mundial perdida por 4 a 2 ante Uruguay en Montevideo. "Nos ganaron de guapos", dijo siempre. Pero tuvo una pequeña revancha personal: el 14 de diciembre de 1933, Argentina venció a Uruguay por 1 a 0 en Montevideo con gol de Varallo, en un amistoso.

--- Su despedida con la celeste y blanca fue en la final de la Copa América 1937, que Argentina le ganó a Brasil por 2 a 0 en tiempo suplementario, en la cancha de San Lorenzo (mismo escenario de su debut). Se fue ganando un título. Sus goles en el equipo nacional fueron a Uruguay en su presentación, a México en el Mundial, el referido a los orientales de 1933 y tres en esa última Copa América (dos a Chile y uno a Uruguay).

--- Fue director técnico de Gimnasia entre 1957 y 1959. Nunca antes ni después desempeñó esa función profesionalmente. Alguna vez lo explicó: "Lo digo sinceramente, no tengo la fuerza de carácter que hay que poseer para esa tarea. Recuerdo que había aceptado luego de pensarlo mucho. Había muerto mi primera esposa, estaba muy apesadumbrado y mi hija María Teresa me impulsó a que aceptara. Por suerte los muchachos me ayudaron y zafamos. Mi única gran satisfacción fue haber promovido a un jovencito de gran temperamento y calidad: Julio Novarini". Años después, Novarini también iba a pasar por Boca.

--- Pancho inspiró tres tangos: "Varallo", con letra y música de José María Bagnatti; "El Cañoncito de La Boca", con letra y música de Italo Goyeche (autor de la música de la Marcha Oficial de Boca); y "íVarallo! íVarallo!", con letra de J. F. Grosso y música de M. Ostinelli. Además, se lo menciona en el tango Boca Juniors, con letra de Carlos Fain Binda y música de Evaristo Menéndez. Y María del Carmen Taborcía le dedicó su poema "Francisco 'Pancho' Varallo". Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Provincia de Buenos Aires en 2006 y condecorado por la AFA, la Conmebol y la FIFA.

INSPIRADO EN LOS SUPERCLÁSICOS
Francisco Varallo fue el autor del primer gol de Boca ante River en la llamada era profesional. Fue el 20 de setiembre de 1931, en la vieja cancha de madera de Brandsen y Del Crucero (hoy Del Valle Iberlucea) y tuvo connotaciones muy particulares.

River ganaba 1-0 con gol de Carlos Peucelle y hubo un penal para Boca. Ejecutó Varallo, rechazó Jorge Iribarren, insistió el delantero, volvió a rechazar el arquero y, en tercera instancia, Varallo convirtió. Iribarren terminó con la pelota dentro del arco. River protestó airadamente por presunta infracción y el árbitro Enrique Escola, agredido, expulsó a Camilo Bonelli, Pedro Lago y José Belvidares. River se retiró y el Tribunal de Honor le dio por ganado el partido a Boca.

Desde entonces su relación con River quedó marcada. En el 1-1 del 2 de julio de 1933, el zaguero "millonario" Roberto Basílico resultó lesionado a los diez minutos, luego de una fricción con "Pancho". En la segunda rueda, 19 de noviembre, cuando River venció 3-1 en Alvear y Tagle en la última fecha y privó a Boca del título (lo ganó San Lorenzo), la situación se repitió, a los 12 del segundo tiempo: Basílico se fracturó un brazo. "Creí que me iba a pegar una patada, puse el cuerpo y cayó mal", explicó "Pancho".

La policía pretendió llevarse detenido a Varallo, pero el árbitro Bartolomé Macías lo impidió y continuó jugando. En total, "Pancho" participó de 14 ediciones del clásico de los clásicos (siete ganados, dos empatados, cinco perdidos) y convirtió seis goles.

EL RECUERDO DE 1930
"Del partido con los uruguayos, en esa final del '30, no me quiero acordar. Creo que los uruguayos no se portaron bien con nosotros. íNos dieron … la más corta… nos dieron por todos lados… patadas…! Esa final no lo podíamos ganar, de ninguna manera. No había alambrado olímpico, no había nada. No quiero decir que nosotros fuimos cobardes… pero hubo siete jugadores argentinos que no guapearon, ¿me entiende? Y con sólo cuatro jugadores que guapeamos no podíamos ganar… eran Stábile, Carlitos Peucelle, yo y Arico Suárez. Sinceramente, nos achicamos. Nos dieron los uruguayos… y se achicaron los argentinos. Evaristo tenía miedo… en fin… Nolo Ferreira también".

"Yo en el fútbol triunfé por lo guapo y quería ganar ese partido. En el partido anterior no pude jugar por estar lesionado y fui reemplazado por Scopelli. Pero para la final, me probaron para ver si podía jugar. Me hicieron patear contra una pared, a la mañana del partido. Yo le daba de izquierda y de derecha porque tenía ganas de jugar ese final… era un loco, era un pibe. '¿Estás bien, Pancho?', me preguntaron. 'Sí, sí, estoy fenómeno', les respondí. Y fue un error de juventud. Un jugador viejo no juega. No tendría que haber jugado, ni entrado a la cancha. Nolo Ferreira me lo dijo, después. Pero yo tenía el entusiasmo y me sentía bien".

"Al primer tiempo lo corrí, al segundo me terminé, no pude correr más. No tenía que haber jugado. Pero había otros jugadores que tenían miedo. El 'Conejo' Scopellli me dijo: 'si estás bien, Pancho, jugá'. ¿Sabe por qué? Pobre Scopelli, era un amigazo y un jugador fenómeno, pero era muy tímido, muy miedoso. No era como uno, guapo. íYo entraba a la cancha y me olvidaba de todo! íAdentro de la cancha que me muerdan, decía yo! Me acuerdo que me pidió que jugara porque no quería jugar él. Así que ya había miedo. Y Monti no tendría que haber jugado. Porque se caía un jugador uruguayo e iba él y lo levantaba. íY ellos, la más corta me la daban… Dios me libre! Hubo una vuelta, se lo juro por mi madre: Lorenzo Fernández me tiró una patada y yo le dije: 'íno sea animal!'. Me contestó: ¿no te das cuenta, botija, que te quiero sacar afuera de la cancha? íTe voy a enterrar en el césped!'. Me dijo así: 'Te voy a enterrar en el césped'… Por eso, cuando hoy se juega un partido contra los uruguayos, ítengo unas ganas que les ganen! íQué sé yo, me sale de adentro!".

Testimonio de Francisco Varallo sobre la final del Mundial de 1930, en Fútbol Argentino, de Osvaldo Bayer.