<
>

El doblete del Mosquito

El Mosquito ganó por primera vez en Buenos Aires EFE

BUENOS AIRES -- Exigua, justa, pero necesaria al fin. Así fue la diferencia que le sacó Juan Carlos Ferrero al también español David Ferrer en la final del ATP de Buenos Aires.

El segundo favorito gritó campeón al ganarle 5-7, 6-4 y 6-3 y conseguir la tercera escala de la tradicional gira latinoamericana de arcilla. Y así hizo doblete, ya que el 'Mosquito' venía de imponerse en Costa do Sauípe, en Brasil.

Poco más de 3.000 personas se dieron cita, pese al clima destemplado, con abrigos de todo tipo y color, para aprovechar el último día de la Copa Telmex, el certamen argentino que ya es un clásico por estas latitudes.

Amigos y compañeros de Copa Davis, se castigaron, en el buen sentido, con sus poderosas derechas y dejaron en claro que son de los mejores exponentes en esta clase de superficie. Fue un gran duelo de dos horas y 32 minutos, mano a mano entre dos de los grandes gladiadores del tenis español, durísimos en canchas dearcilla, donde ambos se formaron tenísticamente y ganaron la mayoría de sus títulos.

Y, como en una prolongación del historial personal entre ambos, fue Ferrer el que puso primera. De salida, nomás, levquebró el saque a Ferrero y mantuvo ese rompimiento hasta el sexto game. Desde el arranque de la finalísima, ambos diestros empezaron a martillar con sus fuertes y sólidas derechas. Y la premisa fue casi constantemente forzar al rival sobre el revés de dos manos, buscando así que el de enfrente no pegara su mejor tiro ni tampoco si pudiera afirmar para tomar la iniciativa.

Fue un cruce de estilos similares,que le permitió al público disfrutar de un partido entre dos grandes en serio. En el quinto juego, Ferrero estuvo casi contra las cuerdas, ya que levantó tres break-points. De haber obtenido otro quiebre, Ferrer habría quedado 4-1 y con el servicio a su favor. Pero esa chance se diluyó y, en un abrir y cerrar de ojos, el campeón igualó 3-3.

Siguieron pegando fuerte, profundo, siempre intentando que el adversario no pudiera afirmarse bien y estuviese a la carrera, buscando disparos hacia los costados o bien algún oportuno drop. Llegaron a estar 5-5, hasta que el undécimo game fue clave para el perdedor de la final, ya que consiguió el quiebre necesario para luego mantener el saque propio y apuntarse, en 59 minutos, el set inicial.

Fue merecido, porque supo romper la paridad por escaso margen, gracias a su mayor consistencia desde la base y a ser más agresivo con su drive. Con el viento soplando por momentos muy fuerte, con la amenaza constante de lluvia y así repetir lo de las dos jornadas previas, se siguieron castigando muy duro desde el fondo en el segundo capítulo.

Como en un replay del primer capítulo, Ferrer le rompió el servicio a Ferrero y parecía más confiado y decidido. Pero en esta oportunidad el ex campeón del Abierto de Francia se recuperó rápido y marcó la igualdad.

Desde ese 1-1 siguieron parejos, firmes, con algunas ventajas pequeñas y aprovechando ciertos instantes, pero ninguno tan importante como el del décimo juego. Allí Ferrero arriesgó más, se jugó con su derecha punzante, lo contuvo mejor a Ferrer y lo encasilló sobre el revés. ¿Resultado? Le quebró y estiró la lucha a un tercero.

Ya de noche y con luz artificial, ambos guerreros le siguieron dando brillo a una de las finales mejor jugadas de la historia de este campeonato. Más allá del paladar de cada uno, de los estilos de juego preferidos, Ferrer y Ferrero figuran sin ninguna duda entre los diez grandes especialistas en polvo de ladrillo de la década. Es que saben moverse como pez en el agua en las canchas lentas, son muy sólidos y estables desde el fondo y tienen una resistencia de elegidos, tanto mental como físicamente.

El arranque del set definitorio lo empezó mostrando más entero a Ferrero. Con el envión anímico de haberse llevado el segundo, siguió forzando a su connacional y se adelantó 2-0.

No aprovechó el saque en su favor y enseguida Ferrer le quebró y descontó, para después igualar y dejar todo como en el comienzo. Siguió un poco más regular el campeón y obtuvo un rompimiento decisivo en el octavo game para luego sellar una victoria épica.

Ferrero terminó desplomado en la histórica arcilla del Buenos Aires Lawn Tennis Club. Y le descontó en los enfrentamientos personales a Ferrer, quien ahora está 5-2.

El plus del 'Mosquito' es que le ganó enesta primera y única final de un certamen oficial entre ambos. Antes se habían medido en cinco de los seis duelos en la instancia de octavos y no se veían las caras del otro lado de la red desde el Abierto de Australia del 2008.

Ferrer llegó a ubicarse 4° en el ránking mundial y Ferrero fue N° 1 en el 2003, el año en el que obtuvo Roland Garros y fue finalista del US Open, por lo que los simpatizantes argentinos gozaron con el mejor plato posible tras la decepción de no contar con ningún jugador local en el partido decisivo.

De hecho, fue, en esta década del ATP en la capital albiceleste, la segunda definición entre los dos máximos cabezas de serie. Ferrer, quien llegó a Buenos Aires siendo el 19° del planeta, era el principal preclasificado, seguido justamente por Ferrero (22°).

La anterior fue en el 2004, cuando el local Guillermo Coria, por entonces el gran favorito, derrotó al español Carlos Moyá, el segundo sembrado. Para ambos, piezas muy valiosas de la ya famosa y exitosa Armada española, se trató de una edición especial, ya que ambos habían participado en tres ocasiones en este torneo y nunca habían podido escalar hasta la final. Esta vez se sacaron las ganas y brindaron una gran batalla, propia del más alto nivel de cada uno.

Ahora, Ferrero quedó 14-17 en finales del ATP Tour, contra una marca de 7-8 para Ferrer. Ambos se conocen de memoria del circuito y de practicar varias veces juntos. Y fueron compañeros de Copa Davis. De hecho, ambos participaron en los conjuntos de su país que ganaron las cuatro ensaladeras de plata, todas en este milenio. Ferrero integró el equipo que logró los dos primeros títulos (2000 y 2004), mientras que Ferrer actuó en las dos últimas finales (2008 y2009). Ellos aportaron, en mayor o menor medida, para esas históricas conquistas de la furia española. La diferencia fue que Ferrero también intervino en dos series de la temporada pasada, ganando importantes puntos en singles, pero no estuvo en la definición.

Fue un cierre de lujo para una edición especial de la escala argentina, ya que apenas un anfitrión arribó a las semifinales. Eso provocó un menor interés por parte de la gente de llegarse hasta La Catedral del tenis sudamericano, aunque el menú Ferrer-Ferrero igual era por demás alentador. Y vaya si lo fue. El público terminó de pie, aplaudiendo y reconociendo a ambos por el nivel, la entrega y el orgullo mostrados.

Y ellos, como caballeros, lo agradecieron.