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Hasta siempre Guillermo!

BRISTOL -- Recuerdo las noticias de aquel 3 de octubre del '89. Caracas FC estaba a salvo de la desaparición a causa de la difícil situación financiera. Tu, Guillermo le compraste el equipo a Jorge Cuveddu, Oswaldo Merchán y José Beracasa por la ridícula suma de un bolívar. Pagaste algo así como menos de 3 centavos de dólar al cambio actual, solo para cumplir la promesa que el equipo jamás cambiara de nombre. Ese día no solo le arrimaste la canoa al equipo de la capital. También comenzaste a dictar cátedra a todos los dirigentes del fútbol venezolano sobre la manera correcta de gerenciar en el fútbol profesional. De tu ejemplo muchos intentaron hacer cosas buenas, como "El Cura" Calderón y otros tantos que entendieron que había que entregarse al máximo.

Jamás escatimaste esfuerzos por traer a los vinotintos al plantel del Ávila. Recuerdo ver a Dolgetta, el goleador de América en el 93 jugando para tu equipo. No me olvido de César Baena, Carlos Maldonado, Giovani Savarese, Gabriel Miranda, Gerson Díaz, Juan García, Stalin Rivas y tantos que llevaste a jugar en una ciudad que en aquella época no comprendía mucho tu esfuerzo y por eso en ocasiones se jugaba con demasiados claros en la tribuna. Se veía tan frío festejar el título ante el Atlético Zulia de Marcelo Bortolussi y el estadio no llegaba a 8.000 personas.

Gracias a tu esfuerzo el concepto de organización deportiva fue un modelo para otras disciplinas. Apostaste por un ambicioso proyecto de canteras, para no tener que salir a comprar lo que producían tus grandes rivales como Táchira, Estudiantes o Mineros. Por eso ahora desde el cielo verás orgulloso tu obra reflejada en los goles de Ronald Vargas en Bélgica o las elásticas del "Lobito" Guerra.

Te cansaste de que te alquilaran el Brígido Iriarte en pésimas condiciones o que la UCV te daba el Olímpico sin electricidad y completamente destruído porque la noche anterior tuvieron un concierto de rock. Por eso decidiste regalarle al equipo su propio estadio con hierba sintética para no sufrir por largo tiempo. Pero también luchaste por enamorar al caraqueño con un club que lo hiciera sentirse bien representado. Por eso sé de tus frustraciones cuando llegabas sin chofer al estadio, manejando la vieja Mitsubishi panel y encontrabas que el partido estaba para jugarse con demasiado concreto como testigo de otro título para la ciudad.

Pero jamás desmayaste y fuiste terco hasta que finalmente lo lograste. Debo admitir que tenías razón. Al hincha se le enamora con realidades y no con campañas publicitarias. Por eso hoy al equipo lo acompañan miles de hinchas cada domingo y ya no se trata de la "Barra Vieja" como muchos de la Zona Hincha, Demonios Rojos y otras tantas les llaman cariñosmente a los que estuvieron con el club desde la segunda división.

Sé que te ocupaste en que Phillip aprendiera los modelos europeos para mantener una estructura tan compleja como un club profesional. Por eso cuando supiste que estaba listo, delegaste en él las labores que tu siempre impulsaste. Tal como si fuese el negocio de la familia. Aunque esto es algo que vá mas allá de la familia. El equipo le pertenece a toda una ciudad. De tu proyecto de formación de jugadores se ha nutrido nuestra selección nacional, que hoy nos ha mantenido orgullosos y unidos a los venezolanos como nunca antes algo pudo hacerlo.

Los logros en el torneo local ya son de dos dígitos traducidos en las diez estrellas. Por eso la Copa Libertadores tiene un incentivo especial y tus muchachos le dieron la satisfacción de humillar a River Plate en el Monumental y en Barranquilla. Aunque te fuiste esperando verlos igualar las semifinales de Libertadores que logró el Atlético San Cristobal en el 1983, algo que siempre tuviste como una espinita por tratarse de tus rivales en la actualidad tras la fusión. Por eso siempre quisiste que fueran grandes en América.

A Phillip se le quebró la voz y sus lágrimas brotaron el día en que le tocó inaugurar la cancha de Cocodrilos, antes del partido contra Blooming. Claro, él sabe todo lo que luchaste por hacer ese sueño realidad. Recuerdo que hasta intentaron detener el proyecto del estadio acusándote de ecocidio. También la lucha eterna que tuviste por varios años con la compañía de agua potable para que desviaran una tubería de tres metros que pasaba justo por el estadio. Tu hijo vivió a tu lado cada una de esas etapas. Desde las broncas hasta las satisfacciones y por eso sé que va a seguir tu obra. Por ese lado puedes estar tranquilo.

También muchos que te visitan en la capilla ardiente en tu despedida estarán pensando en cuanta falta le vas a hacer al fútbol venezolano. Porque los que siguieron tu trayectoria conocen perfectamente lo importante de tener un directivo honesto, dedicado e incansable que predica con el trabajo tal como fuiste en vida. Ojalá el fútbol venezolano tenga muchos como Valentiner en cada club profesional. Serían los mejores aliados de la selección, la liga, el desarrollo deportivo del país y para dar ese último empujoncito que siempre falta.

Tu gran rival Táchira se despoja hoy de los listones amarillos del uniforme y se une al luto con negro absoluto. Que en la ciudad de los caballeros, el Estudiantes se une al dolor de tu familia. También Mineros, Vigía, Anzoategui, Italia y cada club del profesional que entiende el enorme bien que en vida hiciste por nuestro fútbol. Por eso no es necesario que alguien sea hincha de los rojos para sentirse afectado con tu ausencia de las canchas. Gracias Guillermo y que Dios te tenga en su gloria.