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Inmortales visitan a los Gigantes

SCOTTSDALE, Arizona, EE.UU. -- Orlando Cepeda y Felipe Alou solían hablar pedirle dinero a su compañero Willie Mays. Los cinco dólares diarios que recibían para comer con los Gigantes de San Francisco no alcanzaban para mucho en la década de los 60.

"Yo era el banquero", recordó Mays.

"Le agradecemos todo", señaló el puertorriqueño Cepeda. "Aprendimos mucho de él. Tenemos una gran amistad".

Mays, Cepeda y sus compañeros del Salón de la Fama Willie McCovey y Gaylord Perry se encontraron el jueves para una reunión en la que imperó el buen humor.

Mays, usualmente el más bromista del grupo, se burló de Perry y luego recibió algo de su propia medicina. No es usual que todos lleguen juntos a los campos de entrenamiento.

En esta ocasión, las leyendas se encargaron de dirigir una reunión matutina con los jugadores de los Gigantes, algo que se ha convertido en una especie de tradición para este grupo.

"Qué mesa más interesante, ¿no?", comentó el instructor especial y ex jugador de los Gigantes, Shawon Dunston. "Son demasiado buenos".

Mays estaba vestido con un traje gris y corbata roja, con una gorra negra de los Gigantes en la cabeza. Firmó pelotas y habló con casi todos.

"Siempre se ve bien", comentó McCovey.

"Tengo 100 trajes en mi casa, ¿de qué estás hablando", respondió Mays.

"Cuando jugábamos teníamos que vestirnos (con trajes)", agregó McCovey.

"Obligatorio", aportó Cepeda.

Durante la reunión, cada jugador se dirigió al plantel de los Gigantes y contó alguna anécdota sobre su época.

"No ganábamos dinero y una vez tuvimos una gira de 21 partidos", recordó Cepeda. "Comenzamos en Cincinnati y los tres últimos partidos fueron en Cincinnati".

Cepeda está promocionando una marca de vinos con su nombre que pronto saldrá a la venta, un zinfandel de 2005 llamado "Baby Bull" _su apodo_ que produjo el viñedo Ledson en Sonoma, California.