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Carlos Rodríguez, el coach de Henin

MIAMI -- El hombre detrás del talento. O quizás el cerebro que maximiza las genialidades de Justine Henin. El argentino Carlos Rodriguez está con la tenista belga desde 1996 cuando Henin apenas tenía 16 años.

Ha pasado por momentos brillantes y otros muy malos. Siete Grand Slams, entre ellos cuatro Roland Garros, dos US Open y un Abierto de Australia. También una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas está entre los galardones de Henin, quien llevaba más de 100 semanas como número 1 del mundo cuando decidió retirarse abruptamente del circuito a los 25 años en el 2008.

"Uno no puede apoderarse ni juzgar lo que una persona quiere hacer", declaró Rodríguez mientras esperaba la semifinal con Kim Clijsters en el Sony Ericsson Open. "Hay que respetarlo. Ella había llegado a un punto en el cual necesitaba un descanso y quería probar otras cosas".

Sin embargo, en este comienzo del 2010, Henin decidió retornar al circuito tras una inactividad de casi dos años. "Me gustaba la idea de volver a ayudarla", explicó Rodriguez. "Ella tiene más que probar que yo como entrenador. Además no es algo eterno, sino más bien dos o tres años, y quería estar hasta el final del proceso".

Lo cierto es que no fue un retorno más el de Henin, porque luego de participar en Sidney, sorprendió a todos al llegar a la final del Abierto de Australia, donde perdió con Serena Williams. Parecía que el tiempo no había pasado.

Belga igual que Clijsters, Henin imitó el éxito inicial de su compatriota, y Rodriguez tiene su explicación para dicho fenómeno. "Se ve un diseño similar en ambas jugadoras", expresó Rodríguez. "Cuando volvieron tenían mucha euforia, y es como si nada hubiese pasado. Pero después viene el momento de confirmar, y la presión de ese momento es mucho más grande que cuando nadie espera nadie de uno".

"Después del US Open le costó a Clijsters", continuó el entrenador argentino. "Y después de Australia le costó a Henin. Hoy las dos se están empezando a estabilizar, pero igualmente creo que habrá baches en los próximos tres o cuatro meses".

Ambas tenistas volvieron a llegar a las instancias decisivas aquí en Miami. Y por más talento que tengan Henin y Clijsters, la realidad es que su éxito tras tanto tiempo fuera del circuito no es normal.

Por ende, la pregunta es obligada: ¿Será que el circuito femenino de tenis está en un mal momento?

"No es que sea bajo el nivel", enfatizó Rodríguez. "Para mí se juega mucho a la mismo, y cuando eso sucede es más fácil adaptarse. La mayoría de las chicas juegan con pocos efectos, le pegan el revés a dos manos y tratan de imponerse por potencia. Hoy hay algunas chicas como Caroline Wozniacki que le dan algo de frescura al tour. Pero en general, el tenis de la WTA es muy simple, me gustaría ver más variedad".

Una gran verdad que se confirma con el hecho de que a la mayoría de los fanáticos del tenis les gusta más el tenis masculino que el femenino. Y aunque suene extraño, Rodriguez no es la excepción.

"Me gusta más el tenis de hombre porque es más táctico", sentenció. "Creo que es más rico". Ya hace casi quince años que Rodriguez está con Henin, y la dependencia que tiene para con él es enorme.

Alcanza con ver un partido de Henin. Tras cada punto, la belga mira a su entrenador como buscando su aprobación.
"Por un lado me gusta que dependa de mi porque me siento honrado", dijo Rodriguez. "Pero por otro lado me pone un poco incómodo porque mi trabajo es intentar hacerla lo más autónoma posible. Tiene que saber que tiene a su lado un equipo de trabajo que la ayudará a ganar partidos. Yo ya tengo mujer e hijos y tengo bastante con eso. Ella para vivir la vida no necesita a nadie".

Rodriguez ya tiene tres academias, una en los Estados Unidos, otra en Bélgica y la última en China. Después de que concluya la carrera de Henin, Rodríguez no planea seguir viajando con otras profesionales, sino más bien enfocarse en los juveniles "como hice con Justine y tratar de darles la posibilidad de aprender el tenis de otra forma".
Pero Rodríguez tiene claro a qué volvió al circuito femenino de tenis.

"Lo primero que hice fue preguntarle a Justine por qué volvía y si estaba dispuesta a dar todo de sí", concluyó Rodríguez. "Si yo hacía el sacrificio no era para volver a probar, era para intentar ganarlo todo otra vez".
Y conociendo el talento de Henin, yo no apostaría en su contra.