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Defensiva sin pies ni cabeza

NEW ORLEANS -- La defensiva de los Dallas Cowboys reescribe los libros de récords cada semana, pero del lado negativo.

Este domingo por la noche permitió 40 primeros intentos de los New Orleans Saints, que ni siquiera tuvieron rival en su Superdome; ni a la ofensiva ni a la defensiva.

El coordinador defensivo de los Saints, Rob Ryan, mostró un plan de juego para recordar, limitó al ataque de los Cowboys como pocas veces en los últimos tiempos y se burló del equipo que hace un año lo despidió y convirtió en "chivo expiatorio".

Los Cowboys avanzaron 193 yardas en New Orleans, que en cambio logró 617 yardas, sí, superaron las 600 yardas en un partido de 60 minutos de tiempo efectivo de juego.

Drew Brees pasó para 392 yardas y ahora es el octavo mariscal de campo que supera las 300 yardas frente a Dallas, en diez partidos disputados esta campaña.

La defensiva de los Cowboys no tiene ni pies ni cabeza.

Y si se le suma la pérdida por lesión en una pierna de su único jugador consistente esta temporada, el apoyador Sean Lee; una línea defensiva titular en la que sólo DeMarcus Ware estaba en la plantilla cuando abrieron el campamento de pretemporada y una secundaria que sufre para cubrir a quién sea, entonces el resultado de la ecuación es un 49-17 en contra.

El marcador pudo ser peor aún. El pateador Garrett Hartley falló un gol de campo y los Saints bajaron el pie del acelerador cuando sintieron que el partido estaba en sus manos.

Pero pocos aficionados de los Cowboys deben estar sorprendidos del resultado. Su equipo ha hecho lucir con calibre de Salón de la Fama casi a cuantos jugadores ha enfrentado; léase mariscales de campo, corredores y receptores.

¿Alguien podría estar sorprendido de la derrota de los Cowboys ante un buen equipo de New Orleans, después de que hace una semana la defensiva permitió 393 yardas a los Minnesota Vikings, que llegaron a Arlington con marca de 1-6 y sin definir siquiera, quién era su pasador titular?

¿Algún seguidor de los Cowboys tendría reales esperanzas de triunfo este domingo frente a un equipo que va a pelear por el título hasta el final, después de que tuvieron que vencer a Minnesota en dramático final?

Por más optimismo que se tuviera, era complicado pensar que la defensiva de los Cowboys pudiera frenar a los Saints, si no ha detenido a nadie en todo el año.

La única manera en que los Cowboys pueden competir esta campaña es con su ofensiva; esa que mantuvo el partido cerrado hasta los últimos segundos frente a los Denver Broncos en un juego de más de 100 puntos.

La misma ofensiva que ha ganado cinco partidos y que de una manera casi milagrosa aún tiene al equipo en primer lugar de la peor y más mediocre división de la NFL este año, el Este de la Conferencia Nacional.

Pero la situación se complica cuando Ryan, quien conoce a la perfección todas las tendencias, virtudes y, sobre todo, fallas de los entrenadores ofensivos de los Cowboys, establece un eficiente plan de juego y ajusta rápido cuando ve que hay problemas.

Por ejemplo, De Marco Murray sumaba 78 yardas por tierra en el primer cuarto. En los siguientes tres, apenas sumó 11 yardas más.

Ryan mandó doble cobertura de presión sobre Dez Bryant y listo, se acabó. El mejor receptor de Dallas terminó el juego con un pase completo para 44 yardas.

Romo completó sólo 10 de 24 envíos para 128 yardas, su menor cantidad en toda la temporada y desde el segundo encuentro del 2009 cuando ha jugado partido completo.

También habrá que reconocer que hay más problemas que los entrenadores y se llama talento.

El mejor esquinero de los Cowboys o el menos inconsistente, Brandon Carr, tuvo que ir a cubrir al ala cerrada Jimmy Graham, porque ningún apoyador de los Cowboys habría sido capaz de hacerlo.

Carr tuvo éxito para los estándares de Graham, quien sólo atrapó cinco pases para 59 yardas. Pero eso concedió libertades a otros receptores y corredores, con quienes Brees completó cuatro touchdowns.

La secundaria de los Cowboys juega parchada en cada área; el esquinero Morris Claiborne, quien comienza a convertirse en la falla más reciente del draft para Dallas, sigue marginado por lesión.

Jugadores como Jeff Heath, B.J. Webb, Micah Pellegrin o Jakar Hamilton, que en agosto jamás imaginaron abrir como titulares un partido de NFL en noviembre, jugaron frente a la ofensiva de los Saints, y fueron humillados.

Tampoco reciben ayuda de esa remendada línea defensiva. Y en esta liga, si un mariscal de campo, el que sea, no tiene presión destrozará al perímetro que le pongan enfrente.

El descanso para los Cowboys llega en inmejorable momento, para tratar de reagruparse y recuperar lesionados.

Habrá que ver si cuando regresen a la actividad, el 24 de noviembre en New York ante los Giants, aún tienen el mismo cuerpo de entrenadores con el que llegaron a New Orleans.

La última vez que sufrieron una derrota tan bochornosa como la de este domingo, ante los Green Bay Packers por marcador 45-7, Wade Phillips perdió su empleo tras la Semana 9 del 2010; la única vez que los Cowboys han cambiado de entrenador con la temporada comenzada.

Es poco probable que Jason Garrett vaya a despedirse de Valley Ranch, pero si el año pasado su coordinador defensivo fue el "chivo expiatorio", sería poco sorprendente que algún asistente repite la historia esta semana.