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Cowboys muestran equilibrio

ARLINGTON -- Para los Dallas Cowboys se complicó más de lo que supone debería ser. Pero al final sacaron un triunfo, en uno de los partidos más equilibrados que han disputado en los tiempos recientes.

Y sin duda, en el mejor juego que ganaron esta temporada.

Los Cowboys pasaron 31-24 sobre los Oakland Raiders, tras remontar un marcador que llegó a ser de 21-7 en el segundo cuarto.

Dallas ya perdía 7-0 con apenas 12 segundos disputados, por un balón suelto del especialista en regresos de patada Terrance Williams que los Raiders regresaron para anotación.

Pero, a partir de los dos minutos previo al descanso, los Cowboys parecieron recordar que en algún momento de la semana eran favoritos, en casa, por casi 10 puntos.

Los Cowboys por fin exhibieron balance entre su ataque terrestre y el juego aéreo; así ganaron sin la necesidad de que Tony Romo tuviera que lanzar cifras récord.

Supieron correr el balón e incluso anotaron tres veces por tierra por primera vez desde el 2004.

DeMarco Murray logró los tres touchdowns por carrera y avanzó 63 yardas; el corredor suplente Lance Dunbar cooperó con otras 82 y, sobre todo, marcó el cambio de ritmo entre un jugador explosivo como él y otro que castiga con el balón.

"Cada vez que puedes correr el balón, el resto de las cosas son más sencillas", declaró Romo. "Tener ese [golpe] 1-2 [de corredores] te permite desgastar física y mentalmente a cualquier defensiva".

Romo sólo tuvo que pasar para 225 yardas y un touchdown, para que la defensiva de los Raiders se doblara en los dos periodos finales y dejara su marca en 4-8.

"Este fue uno de los mejores juegos por carrera que hemos tenido todo el año y eso facilita mucho mi trabajo", reconoció Romo, quien pasó la noche casi en vela enfermo. "Debe ser alguna infección o quizá sólo el resfriado".

Los Cowboys se fueron a festejar el Día de Acción de Gracias en paz; tranquilos, en particular el coordinador ofensivo Bill Callahan, si es que en realidad aún es el encargado de mandar las jugadas.

Nadie sabe en el estadio, ni observando de cerca al entrenador en jefe Jason Garrett en la banca, quién manda las señales ofensivas.

La semana anterior, por primera vez los Cowboys enviaron al palco de entrenadores al asistente de mariscales de campo, Wade Wilson, quien había sido el "correo" con Romo en el campo para las jugadas que enviaba Callahan.

Ahora esa labor de "transmisor" se supone que ha correspondido a Garrett.

El resultado es que en sus dos más recientes partidos, que resultaron en victorias, los Cowboys han lucido mejor que el equipo que sólo tuvo 41 jugadas ofensivas en la que paliza que sufrieron ante los New Orleans Saints.

Es un hecho que la defensiva aún luce como la peor de la liga; en la primera mitad admitieron 21 puntos de los Raiders y fueron arrastrados por tierra casi durante los 30 minutos iniciales.

La buena noticia fue que los pupilos del coordinador defensivo Monte Kiffin supieron ajustar; algo que se ha complicado durante toda la temporada en las partes complementarias y que ha costado derrotas.

Sólo permitieron tres puntos en la segunda mitad y el esquinero Brandon Carr interceptó un pase en el último cuarto dentro de la zona final, para limitar el único intento de resurrección de los Raiders en esos 30 minutos.

"Estábamos en un hoyo al inicio del juego", dijo Romo. "Después nuestra ofensiva, defensiva y equipos especiales jugaron bien el resto del camino".

Ahora, los Cowboys (7-5) están dos partidos arriba de la marca de .500 por primera vez desde diciembre pasado y verán por televisión la jornada 13 de la NFL, en particular cuando los Philadelphia Eagles enfrenten a los Arizona Cardinals.

Los Cowboys amanecerán el viernes con medio juego de ventaja en el liderato del Este de la Conferencia Nacional sobre Philadelphia.

Tendrán 10 días para intentar recuperar jugadores lastimados, como los apoyadores Sean Lee y Justin Durant, quienes faltaron a su segundo partido consecutivo por molestias musculares en la pierna.

Y, en especial tendrán 10 días para preparar el juego del lunes por la noche del 9 de diciembre en contra los Bears en Chicago.

"Será bueno ir a despejarse, antes de ir al siguiente juego", dijo Garrett. "Hoy enfrentamos adversidad desde el principio y los muchachos se sobrepusieron".

"Nadie dudo nunca que podíamos venir de atrás para ganar", añadió. "Viene el último mes y será difícil. Estoy convencido de que estos muchachos van a pelear hasta el final".

Los Cowboys se han quedado en el camino hacia la postemporada los últimos tres diciembres.

Si en esta ocasión quieren que sea diferente, tendrán que jugar mucho mejor defensiva, en especial su perímetro, que permitió 136 yardas a un receptor de los Raiders que pasó los dos años anteriores en el equipo de prácticas de los Cowboys, Andre Holmes.

Pero al menos la noche de Acción de Gracias, los Cowboys pudieron ir a cenar en paz.