El Gurú de las Diagonales

Opiniones o comentarios: Vía Twitter @SebastianMCESPN
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MIAMI -- Siempre he pensado que los números cuentan una historia incompleta.

Aunque definitivamente tienen cierta importancia, lejos están de ser determinantes a mi hora de evaluar un jugador.

Se puede leer las estadísticas después de un partido, y ver dos intercepciones. Quizás fueron pases que golpearon en el pecho a tu receptor abierto que dejó caer el pase o quizás fueron horribles envíos lanzados en dirección de una triple cobertura.

La pregunta que siempre me hago es: ¿Qué te dicen tus ojos?

Habiendo dicho esto, claro está que lanzar siete intercepciones en dos partidos de playoffs es sencillamente inaceptable.

Eso habla de una tendencia a no cuidar el ovoide, algo imperativo en playoffs.

Andrew Luck no tuvo su mejor postemporada en 2014, y los Indianapolis Colts ya están pensando en la próxima campaña.

Drew Brees sólo lanzó dos intercepciones en estos playoffs, pero lejos estuvo de su nivel y los New Orleans Saints también están jugando al golf.

Sin embargo, nadie está encendiendo alarmas por estos dos mariscales.

En el caso de Brees porque ya es ganador de Super Bowl y porque ha demostrado que pertenece al escalón de elite más allá de sus recientes problemas para ganar fuera de casa.

En cuanto a Luck se refiere, ha mostrado destellos de grandeza, y se le nota a la legua que tiene un talento que vemos todos los días.

Ahora bien, si los nombres de estos dos hubiesen sido Andy Dalton y Joe Flacco --más allá de que ya ganó anillo--, estaríamos poniendo el grito en el cielo y pidiendo otras alternativas en la posición de mariscal para los Bengals y los Ravens.

Aunque ahora que lo pienso bien, ya hemos hecho eso antes.

Lo cual nos lleva a la premisa inicial. Cada partido, cada intercepción, cada touchdown y cada balón suelto tienen su historia propia. Los números no las cuentan completa y hay intenciones, rivales, situaciones a tener en cuenta.

A fin de cuentas son tus ojos, que a veces te traicionan, los que te cuentan la verdadera historia. Los Colts estarán bien, y a no ser que los Houston Texans peguen la lotería con un mariscal en la primera ronda del draft, Indianapolis seguirá dominando esa división a corto plazo.

Lo mismo uno podría pensar de los Carolina Panthers, cuyos fanáticos deben estar hoy con la frente en alto más allá de la eliminación.

No hay dudas de que deben reforzar la secundaria y sobre todo el cuerpo de receptores abiertos, pero la base está allí.

La fórmula elegida es la de los San Francisco 49ers, y no los culpo porque por algo han clasificado a tres campeonatos de conferencia en fila.

Los siete frontales de la defensiva son dominantes, aunque tendrán que ver cómo reemplazar a Greg Hardy si se va, tienen a un excelente dúo de apoyadores internos y a un ataque terrestre con capacidad para ser de primera línea.

Su mariscal ofrece un futuro prometedor, aunque yo sigo sin estar del todo convencido por Cam Newton, que no tuvo su mejor debut en playoffs.

Lanzó un par de pases preciosos, pero demasidas veces lanza apoyado en su pie de atrás, y su precisión --aunque ha mejorado-- sigue dejando bastante que desear.

En él estará la clave del éxito a futuro para los Panthers.

San Diego también debe llevarse algo positivo de esta campaña.

Encontraron una futura estrella en Keenan Allen, que estará peleando palmo a palmo con Eddy Lacy por el Novato Ofensivo del Año, y Philip Rivers sigue siendo un mariscal que me gusta mucho.

Es verdad que veo a los Chargers con más huecos que los otros equipos eliminados en la Ronda Divisional, pero clasificar a postemporada es una costumbre, y Mike McCoy llegó a la tan deseada instancia en su primera campaña.

En su momento San Diego tenía equipazos, y el sabor en la boca era amargo a fin de temporada. Esta versión de los Chargers no le llega ni a los talones a aquella comandada por Norv Turner. No obstante, ahora parece haber una luz al final del túnel.

Superar ese rótulo de equipo sin carácter y perdedor es lo más difícil. Una vez que lo logras, el resto es barranca abajo.

¿Qué te dicen tus ojos?

Me dicen que Marques Coltston tiene que haber sufrido un duro golpe antes de la última jugada.

Es la única manera que tengo de explicar que no se salió del terreno --a no ser que pensó que el reloj estaba en cero-- y que luego lanzó un pase hacia adelante.

La jugada supuestamente estaba planeada, pero de más está decir que no fue ejecutada de la mejor manera.

Colston terminó con 11 recepciones para 144 yardas con un touchdown y una patada lateral recuperada.

Pero los números rara vez te cuentan la historia completa...

Recuerden que muchos de los comentarios de esta columna son en broma, aunque todos los pronósticos son en serio.

* Los equipos locales están en segundo término