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Un equipaje lleno de sueños

MÉXICO -- Yo, al igual que muchos de ustedes, llegué a este país con un equipaje que contenía no únicamente ropa, su contenido y valor real radicaba en los sueños e ilusiones que llevaba dentro de mi corazón.

Era mi primer viaje profesional y me visualizaba en aquella mi primera presentación subiendo al cuadrilátero del histórico Gran Olympic Auditórium de Los Ángeles, California, escuchando el grito de ¡Saanto, Saanto, Saanto! Y para mi fortuna así fue.

El cariño de todos mis paisanos y hermanos de habla hispana me hizo sentir como en casa y poco a poco me fui ganando un lugar en sus corazones.

Pasó el tiempo y mis sueños cada vez eran más ambiciosos, hasta que llegué a la empresa más importante de los Estados Unidos, la World Wrestling Entertainment antes (WWF) y ahí junto con mis compañeros mexicanos logramos acaparar, con nuestro alegre estilo de lucha, la mirada de todos ustedes y también de los norteamericanos.

Fue tal el éxito, que me ofrecieron pertenecer a su empresa, ¿se imaginan lo que significaba para mí esta oportunidad?, Para mi sorpresa la condición era luchar sin máscara y con otro personaje, entonces yo defendí con uñas y dientes mi máscara de plata, mi gran herencia luchística y les demostré que el personaje de El Santo era muy querido por el público hispano; finalmente lo aceptaron. Me entregaron varios contratos y jamás llegamos a un arreglo porque esta empresa quería a perpetuidad los derechos de mis presentaciones e incluían, indirectamente, mi personaje.

Toda la fama, el dinero y la gloria que yo iba a obtener sería a cambio de entregar el personaje de Santo "El Enmascarado de Plata" a los Estados Unidos. Una vez más tuve que defender mi herencia, mis raíces, mi identidad como mexicano y no acepté; créanme que no me arrepiento.

Ustedes también deben de defender sus tradiciones, su idioma, sus creencias, su dignidad, su bandera así como yo defendí la máscara y el personaje que creó mi padre y que es orgullosamente mexicano.

¡VIVA MEXICO!