Raúl Allegre 10y

Ofensiva en serie

BRISTOL -- No recuerdo otra jornada de la NFL en la que seis líderes de división perdieran, cuatro de ellos, Denver, Cincinnati, Filadelfia y Nueva Orleans, ante equipos con marca perdedora. Sólo Indianápolis y Seattle evitaron un tropiezo inesperado.

Como alguna vez dijera Bert Bell, comisionado de la NFL de 1946 a 1959: "On any given Sunday any team in the NFL can beat another team ", traduciendo, "en un domingo, cualquier equipo de la NFL puede vencer a cualquier otro". En español podríamos decir que en la NFL "no hay enemigo pequeño".

Podemos elaborar varias teorías de por qué sucede esto. La primera es que en realidad el nivel de talento en la NFL entre un equipo y otro no es tan disparejo. Estamos hablando de profesionales que fueron estrellas en la preparatoria y en la universidad. Muchos de ellos esperando sólo la oportunidad de demostrar su valor como lo vimos en Miami en donde Michael Thomas interceptó a Tom Brady en la zona de anotación para mantener la ventaja de los Delfines. Un par de jugadas antes, el mismo Thomas le había zafado un pase de las manos a Danny Amendola en la zona de anotación. Otro ejemplo de recibir y aprovechar la oportunidad lo vimos en Minnesota. ¿Quién habría pensado que los Vikingos ganarían ese partido sin tener a Adrian Peterson ni a Toby Gerhart? Matt Asiata anotó tres TDs en acarreos contra una defensiva de Filadelfia que no había permitido más de 21 puntos a sus rivales en nueve semanas consecutivas.

Otra teoría podría ser que faltó un jugador, o jugadores, clave en el partido. Los fans de Nueva Inglaterra temen que esta sea la situación que enfrentará su equipo el resto de esta temporada sin Ron Gronkowski en la alineación. Se notó claramente su ausencia cuando los Pats no pudieron capitalizar con TD en tres de cuatro oportunidades dentro de la yarda 20 de Miami. Pero no todos los equipos de la NFL tienen a un Gronk para anotar touchdowns dentro de la yarda 20, y muchos encuentran la manera de hacerlo. Anticipo que Bill Belichick, Tom Brady y el grupo de entrenadores ofensivos de Nueva Inglaterra buscarán otras opciones. Ayudará también el regreso de Aaron Dobson y el de Kenbrell Thompkins, receptores con mayor estatura y corpulencia que Amendola y Julian Edelman.

La realidad es que en la NFL juegan seres humanos, aunque muchos de nosotros pensamos que son robots y no sienten fatiga física o mental. Es muy difícil para un equipo jugar al nivel más alto semana tras semana. Aún Seattle, el mejor equipo de la NFL esta temporada, ha tenido sus momentos difíciles en partidos contra equipos supuestamente flojos como se podrían considerar a San Luis y Tampa Bay. El mérito de los Halcones Marinos fue buscar la manera de ganar esos partidos.

Con excepción de Denver, las derrotas de la semana 15 fueron costosas. Los Broncos, gracias a las derrota de Nueva Inglaterra, controlan todavía su destino para ser el equipo clasificado N° 1 de su conferencia. Los otros perdedores complicaron seriamente sus respectivas situaciones.

Los Pats, todavía están clasificados como N° 2, pero no tienen margen de error. Otra derrota, combinada con dos victorias de Cincinnati, los mandaría a la ronda de comodines porque pierden el desempate con los Bengalíes que los vencieron en la Semana 5 de la temporada. Por su parte Cincinnati podría perder el liderato de división con Baltimore. Los Cuervos tendrían que ganar ante Nueva Inglaterra y vencer a los Bengalíes a domicilio. Hablando de Cincinnati, se vieron completamente dominados por una defensiva de Pittsburgh que ha tenido todo tipo de problemas esta temporada. Aunque este equipo tiene talento, es evidente que no han desarrollado todavía la fortaleza mental para ganar partidos en condiciones adversas.

En la Conferencia Nacional, Detroit tenía la oportunidad de afianzarse como líder de división, y la desperdició cayendo ante Baltimore cuando Justin Tucker convirtió un intento de gol de campo de 61 yardas al final del partido. Haciendo un paréntesis del tema, mis respetos para Tucker. Lleva ya 31 goles de campo consecutivos y ha logrado 65 en 70 intentos como profesional. La semana pasada Matt Prater impuso la marca del gol de campo más largo en la historia de la NFL, sin duda un gran logro, pero no tiene la relevancia de lo hecho por Tucker. Seis goles de campo representaron todos los puntos de Baltimore en el partido. El último representaba la probable eliminación de su equipo para los playoffs. En los últimos tres partidos Tucker anotó cuatro goles de campo contra Pittsburgh, cinco contra Minnesota y seis contra Detroit.

Detroit pasó del primero al tercer puesto a pesar de tener marca de 4-1 en partidos dentro su división. Ahora necesitan ganar el resto y esperar que Green Bay y Chicago, que se enfrentan en la última semana, pierdan un partido cada uno. Matthew Stafford continúa su tendencia a venir a menos en los últimos períodos de sus partidos. Contra Pittsburgh no completó un solo pase en diez intentos. Contra Filadelfia sólo uno de ocho. Jugó mejor contra Baltimore en el último cuarto dándole la ventaja a su equipo cerca del final, pero las dos primeras intercepciones que lanzó produjeron seis puntos de Baltimore. Ahora es responsable de 21 entregas.

La derrota que no me sorprendió fue la de Nueva Orleans en San Luis. Las cuatro derrotas de los Santos han sido contra equipos que son capaces de aplicar presión con su línea defensiva y han podido correr bien con el balón: Nueva Inglaterra, Jets, Seattle y San Luis. Los Santos también perdieron contra los Carneros bajo circunstancias similares cuando se enfrentaron la última vez en la temporada 2011. Los Santos todavía controlan el ganar su división y ser el segundo clasificado, pero tendrán que derrotar a Carolina en su casa para lograrlo. Un descalabro les podría costar el título de división y caer hasta el quinto puesto de la conferencia.

La mayor sorpresa la dio Minnesota. Algo está pasando con estos Vikingos que en las dos últimas semanas estuvieron a punto de derrotar a Baltimore y humillaron a Filadelfia. Y lo hicieron sin Adrian Peterson. Contra Baltimore tuvo solamente un acarreo y no jugó contra Filadelfia. Las Águilas todavía son líderes, pero Dallas tiene mejor marca dentro de la división. Si ambos ganan en la semana 16, disputarán el título en su último partido.

Hablando de Dallas, no podría terminar esta nota sin una referencia a la debacle que sufrieron ante Green Bay.

Tengo un amigo que se llama Pedro y que es un gran hombre de negocios. En alguna ocasión, me dijo que en el mundo de los negocios, sólo los resultados cuentan. No importan ni el esfuerzo ni las buenas ideas. Si los resultados no son positivos, el negocio es un fracaso. Esto por su puesto se aplica al deporte, en especial al futbol Americano. La cara de la franquicia en Dallas es Tony Romo. De una forma u otra, toma parte en una jugada que define el partido, y carga la derrota en sus hombros. No importan otros aspectos como malas decisiones de los entrenadores, tacleadas falladas por la defensiva, o pases soltados de los receptores. Lo sucedido el domingo no fue la excepción.

Después de ganar 26-3 al final del primer tiempo, Dallas continuó lanzando en la fase complementaria. DeMarco Murray había logrado 93 yardas en once acarreos. Era una situación similar a la que habían tenido una semana antes en Chicago. Durante la transmisión del partido mencioné que Dallas promediaba 7 yardas por acarreo y sólo cinco por pase al final del primer tiempo. A pesar de enfrentar a una de las peores defensivas contra el juego por tierra optaron por lanzar en la segunda mitad y perdieron el partido. Dicen que cometer un error es de humanos, el repetirlo es de brutos. Lo mismo que sucedió en Chicago se repitió en casa ante Green Bay. Los Vaqueros se olvidaron del ataque terrestre en el segundo tiempo. La defensiva tampoco cooperó. Antes de que Romo lanzara la intercepción fatídica, su defensiva permitió cuatro series ofensivas en el segundo tiempo que culminaron en TD.

Tony Romo, una vez más, cometió un error inexcusable cuando lanzó su primera intercepción. Fue lamentable la manera como Jason Garrett lo expuso en público al decir que la jugada original era un acarreo que Romo cambió a pase. La realidad es que si revisan la jugada, Romo nunca la cambia. De acuerdo a colegas de ESPN que fueron mariscales de campo en la NFL, esa jugada, mandada por Bill Callahan y aprobada por Garrett, tenía dos opciones, una de acarreo y una de pase, y la decisión de qué hacer dependería de lo que presentara la defensiva. Con un frente de diez jugadores en el cuadro, Tony Romo tomó la decisión correcta con base en el diseño de la jugada presentado por sus entrenadores, y eligió la opción del pase. El problema fue que Romo no ejecutó bien la jugada. No pudo lanzar inmediatamente, y tratando de escapar de una captura forzó un pase en una situación desfavorable. El resultado fue una intercepción. Por eso, hoy carga con la responsabilidad de la derrota y la ira de los fans de Dallas.

Tony Romo es síntoma de un mal que aqueja a Dallas y que tiene que ver con la dirección del equipo de parte del dueño y del entrenador en jefe. La temporada pasada escribí una nota en la que decía que lo mejor que le podría pasar a Romo sería salir de Dallas. Ofrecí a Kansas City como opción. Con un contrato recién firmado, Romo terminará su carrera en Dallas. En otra nota hice referencia a la importancia de un entrenador en jefe que presentara una estructura de trabajo y disciplina que Romo, desde la salida de Bill Parcells, no ha tenido. Con Jerry Jones de gerente general, dudo que Tony vuelva a tener un entrenador en jefe de calidad.

Tony Romo es como un río caudaloso. Si es encausado apropiadamente, el río es capaz de producir energía. Si no es bien administrado, se desborda y causa estragos. Tony Romo, sin dirección, ha causado estragos.

Lástima de un QB que no tiene la estructura adecuada a pesar de contar con un talento mayor al de Roger Staubach y al de Troy Aikman.

Respecto al comentario del talento, las palabras no son mías. Son de los mismos Staubach y Aikman.

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