Sebastián Martínez Christensen, Escritor ESPN Digital 10y

El sueño que casi no es

NEW YORK -- La historia de Julius Thomas es un cuento de amor que simplemente debía tener un final feliz.

Su idilio con el fútbol americano comenzó cuando su padre Greg lo hizo fanático de los Oakland Raiders, y lo llevaba al Coliseum domingo tras domingo.

Curiosamente, Greg fue entrenado por Pete Carroll en la Universidad de Pacific, y lo cataloga como su "máxima influencia".

No obstante, más allá de su amor por el fútbol americano, Julius Thomas decidió tomar otro camino. Con su 1.96 metros de estatura, Julius siempre sacaba ventaja de pequeño con su físico al jugar al baloncesto.

El hombre es un animal de costumbre, y una vez que comenzó y que notó que tenía éxito, simplemente decidió continuar.

"En muchas ocasiones me propusieron jugar al fútbol americano, pero no quería arriesgar a lesionarme", declaró Thomas. "Sentía que una beca en baloncesto era prácticamente algo seguro".

Y de hecho lo fue. La Universidad de Boise State y la de Portland State le ofrecieron una beca completa para jugar al básquetbol.

Terminó aceptando la de Portland State, donde se convirtió en el jugador en disputar más encuentros en la historia de la universidad luego de "exprimir" sus cuatro años allí.

No fue tenido en cuenta por la NBA, por lo cual su mente estaba puesta en irse a jugar a Europa.

Sólo había un problema, ese niño malo sobre su hombre izquierdo que le hacía replantearse su decisión.

Es que tenía una cuenta pendiente. Desde pequeño, su padre Greg le decía que "sería imparable" en un emparrillado, y su amor por el deporte le hacía pensar otra vez en probar.

Después de todo los ejemplos de ex jugadores de baloncesto que tuvieron éxito en la NFL sobran; Antonio Gates, Tony González y Jimmy Graham, quien sólo jugó un año al fútbol americano en Miami y hoy es probablemente el mejor ala cerrada de la liga.

Finalmente decidió que no se podía ganar una batalla que no se disputaba, y decidió arriesgarse y jugar al fútbol americano en Portland State en ese quinto año.

"En un principio no entendía absolutamente nada", admitió Julius. "Pero confiaba en mis habilidades físicas".

Fue un año de altibajos, pero ese diamante en bruto que totalizó 453 yardas por aire, llamó la atención de algunos cazatalentos en la NFL, incluyendo a los Denver Broncos.

El entrenador de alas cerradas de los Broncos, Clancy Barone, lo catalogó como un "fenómeno del fútbol americano", y cuando corrió 4.6 en las 40 yardas, los Broncos decidieron invertir una selección de cuarta ronda en Thomas.

En la franquicia de Denver todavía hablan de uno de los primeros momentos de Julius Thomas con los Broncos. Durante el campo de entrenamiento del 2011, recibió un tremendo golpe de Brian Dawkins, quien ya sabemos que de golpear sabe, y Thomas se levantó de inmediato y anotó un touchdown a la jugada siguiente.

En esa instancia, los Broncos ya estaban convencidos.

El problema fue que luego de atrapar su primer pase oficial en la NFL, fue tacleado por Manny Lawson, y sufrió una lesión de tobillo que lo forzó a operarse y lo marginó de prácticamente el resto de la temporada.

En el campo de entrenamiento del 2012, Thomas no se sentía del todo bien de su tobillo, y unos frustrados Broncos le exigían dar el máximo porque querían ver dividendos luego de su apuesta de cuarta ronda.

Esto frustró a Thomas, quien hoy admite que "le dije a mi padre que quizás esto no era para mí".

Tal era el dolor que sentía Thomas que estuvo a punto de abandonar el deporte. No obstante luego de hablar con John Elway, los Broncos decidieron darle descanso.

Y vaya si pagó dividendos.

Thomas terminó la temporada con 65 recepciones para 788 yardas y 12 touchdowns y es hoy el arma más peligrosa de los Broncos. No sólo por su gigantesco talento, sino porque además es el más difícil de cubrir. Prácticamente ningún apoyador ni profundo pueden correr con él, y por eso creo que los Broncos colocarán tres receptores abiertos de un lado y a Thomas aislado del otro para forzar a Richard Sherman o Byron Maxwell a jugar adentro.

Pero eso es arena de otro costal; problema para los Seahawks y bendición para los Broncos.

Thomas hoy está cumpliendo su verdadero sueño y lo más loco es que aún tiene mucho por mejorar. Eso es lo que más asusta, que a pesar de su evidente impacto, ni siquiera ha rascado la superficie.

"Me gano la vida haciendo lo que amo, y Peyton Manning es mi mariscal", concluyó Thomas. "No puedo pedir más".

^ Al Inicio ^