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Tito Horford fue el primer jugador nacido en la República Dominicana en llegar a la NBA. Jugó de 1988 a 1990 con los Milwakee Bucks y una breve temporada (1993-94) con los desaparecidos Washington Bullets. Sin embargo, su legado va mucho más allá de una mención en los anales históricos de la NBA, resurgiendo con la incursión en la liga de su hijo Alfred. 
Al Horford, el orgullo de los dos veces campeones colegiales Florida Gators, fue la tercera selección general del draft en el 2007, la elección más temprana de un jugador hispano en la historia de la NBA.
Alfred Joel Horford Reynoso, nacido en Puerto Plata, es dominicano de corazón y muy orgulloso de serlo, a pesar que muchos no saben de su sangre latina debido a la naturaleza de su apellido paterno. "Es que con el apellido en inglés me pasa mucho, muchos no saben que soy latino. Algunas personas sí me asocian por mi papá, ya que jugó en (la Universidad de) Miami y en la NBA", nos dijo sonriendo el joven estrella de los Atlanta Hawks, destacando la frecuencia con la que pasa desapercibida su ascendencia cien por ciento latina. La madre de Horford es la periodista dominicana Arelis Reynoso, quien también ha fungido como manager del joven ala-pívot. "De veras que es algo que espero que cambie y que la gente me empiece a reconocer como latino, no sólo a mí, sino a todos los que estamos jugando en la NBA. Hay muchos latinos que están haciendo muchas cosas buenas en la liga", agregó. Los días de su padre Tito han comenzado a ser parte del pasado, y la NBA no carece de estrellas de origen hispano, con grandes nombres como Pau Gasol (español), Carmelo Anthony (padre puertorriqueño), Gilbert Arenas (abuelo cubano), Manu Ginóbili (argentino), Eduardo Nájera (mexicano), Charlie Villanueva (dominicano), Carlos Arroyo (puertorriqueño) y Brook López (padre cubano), entre otros. Desde su debut en Atlanta, Horford se ha convertido en una pieza crucial en el esquema de los Hawks, siendo seccionado al mejor quinteto de novatos de la liga en su primera temporada, cuando promedió 10 puntos por partido con un número equivalente de rebotes. En el 2010, Horford fue nombrado a la escuadra de reservas del Juego de Estrellas, convirtiéndose en el primer dominicano en ser un All-Star en la NBA. Esta temporada, Horford continúa destacando como uno de los mejores jugadores de los Hawks, logrando los mejores números de su carrera en promedio de puntos por juego (16.6) y asistencias (3.2), bien encaminado a su segundo Juego de Estrellas. Sin embargo, Horford es el primero en destacar las fallas defensivas del equipo, que permanece en el tercer lugar en el Sudeste de la Conferencia del Este, en gran parte debido a dichas incoherencias. "Tenemos que ser más agresivos defensivamente y más consistentes. Jugamos defensa algunas veces sí y algunas veces no y eso hace la diferencia. Creo que debemos ser más consistentes en esa área para ser mejor equipo. Somos un equipo que tiene mucho talento y mucho poder en el lado ofensivo y nuestra defensa debe ir a la par", admitió. Atlanta supo premiar la madurez y el calibre demostrado por el joven dominicano, ofreciéndole una extensión de contrato de cinco años y $60 millones de dólares, similar a la negociada por su ex compañero en la Universidad de Florida y pívot de los Chicago Bulls, Joakim Noah. "Nosotros (los latinos) venimos a este país buscando mejorar, no sólo los baloncestistas, sino la gente latina en general viene con esa mentalidad de darle un mejor futuro a la familia. Lo que soy se lo debo a mis padres. Eso es algo que me hace sentir muy orgulloso como latino, pero al mismo tiempo no siento ninguna separación de los demás jugadores, siempre he sido completamente aceptado y estoy aquí para triunfar", concluyó con admirable certeza. No nos debe sorprender su entereza, poco característica de un joven de 24 años de edad, ya el presidente Leonel Fernández lo reconoció como "El Joven Dominicano más Destacado en el Exterior", otorgándole el Premio Nacional de la Juventud de la República Dominicana el pasado mes de agosto. Así, un Horford vuelve a hacer historia. El mejor capítulo aún está por escribirse.
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