<
>

Un salto a la historia: Dick Fosbury sorprendió a todos en México 1968

El estadounidense inventó la única técnica que se utiliza hoy en el salto en alto: el 'Fosbury Flop' Getty Images

BUENOS AIRES -- "Un atajo hacia la mediocridad". Así denominaba Berny Wagner, entrenador de la Universidad de Oregon, Estados Unidos, a la extraña técnica que uno de sus peores pupilos, Dick Fosbury, había inventado para realizar el salto en alto.

Dick era un rubio espigado sin grandes habilidades, que día tras día practicaba saltar la varilla de espaldas. ¡De espaldas! Claro, las carcajadas de los otros muchachos a veces lograban contagiar a Wagner cuando el chico hacía sus intentos.

Pese a los grandes esfuerzos del coach para hacerle aprender la técnica que para él y todos los demás era la correcta, Fosbury nunca había mostrado avances con ella.

Y no sólo eso, sino que en determinado momento había desistido de seguir intentando, y le había mostrado -con cierto aire de orgullo, según percibió Wagner- la ridícula manera que se le había ocurrido para mejorar sus marcas.

Para ese entonces, el entrenador ya creía -aunque de manera casi inconciente- que Fosbury no era más que un pesado. Un chico apesadumbrado por ser el hazmereir tanto de sus rivales como de sus compañeros de entrenamientos, pero que así y todo insistía con algo que no tenía sentido. Un freak.

Un poco con esa idea en mente, en el verano de 1966 a Wagner se le ocurrió filmar al bueno de Dick. Creyó que haciéndole ver la patética imagen que daba con su extravagante técnica, podría hacerlo volver a los carriles normales, a las formas tradicionales de saltar.

Con una media sonrisa en la boca, prendió la cámara y le dijo a Fosbury que hiciera su salto en alto. Cuando rebobinó la cinta para mostrársela, se dio cuenta de que Dick había superado con mucha holgura la varilla. Fue como un shock. Un golpe que cambió todo.

"Esa fue la primera vez que realmente crei que él iba a ser un saltador en alto", contó Wagner años después.

Todo se precipitó después de eso. Ahora con el respaldo de su entrenador, Fosbury mejoró a pasos agigantados. Pasó de ser el bufón del circuito universitario a ser el que todos querían ver. Y en poco tiempo, la técnica que había inventado se empezó a conocer como el 'Fosbury flop' o 'salto Fosbury', el nombre con el que se la denomina hasta nuestros días.

No obstante eso, mientras en el ambiente del atletismo estadounidense las aguas estaban divididas entre quienes seguían creyendo que era ineficaz saltar de espaldas y aquellos que empezaban a considerar que era lo correcto, en el mundo nadie experimentaba esas dudas, simplemente porque nadie sabía de la existencia del Fosbury Flop.

"Supongo que se veía un poco extraño al principio, pero se sentía tan natural que, como todas las buenas ideas, te hacía preguntar cómo no se le había ocurrido a nadie antes", explicó años después.

Siendo ya bastante conocido en su país por haber ganado el título universitario nacional, logró a duras penas su plaza para competir en los Juegos Olímpicos de 1968. Fue el último de los contendientes en conquistar la clasificación. Nadie en el ámbito internacional del atletismo lo ubicaba como un candidato a pelear medallas olímpicas, y el periodismo de su país lo describía como "la curiosidad del equipo de atletismo".

Ya en competencia, el camino del estadounidense en México fue como una versión abreviada de lo que había sido su vida en los últimos años. Comenzó su participación con la varilla en 2.03 metros. La saltó al primer intento, pese a lo cual algunas carcajadas llegaron claras desde las tribunas.

Pero la gracia se transformó en asombro. Y luego, en euforia.

Fosbury solo logró que la atención de las 70 mil almas que llenaban las gradas estuviera enfocada pura y exclusivamente en el salto en alto, pese a que en esos momentos en el estadio se desarrollaban otras pruebas.

Dick superó sin fallos las alturas de 2,09, 2,14, 2,18, 2,20 y 2,22 y, para cuando tuvo su primer salto ineficaz, con la vara en 2.24, ya se había asegurado la medalla de plata y la admiración de todos cuantos estaban observando el espectáculo, incluidos los demás saltadores.

Para ganar el oro necesitaba superar esos 2.24, ya que su compatriota Ed Caruthers aún tenía chances de batirlo. También falló en su segundo intento, y la presión aumentó.

Se concentró, apretó los puños unos segundos, y comenzó su carrera hacia la varilla. Ese movimiento que él sentía tan natural lo fue aun más en ese momento, y le permitió pasar por encima del listón sin tocarlo. Pasó por encima, también, todos los prejuicios, y se consagró campeón olímpico con nuevo récord de los Juegos incluido.

Era su revancha. Su momento de reir.

Poco tiempo después se retiró, con apenas 21 años.

No así su Fosbury Flop, que luego de México 1968 fue adoptado por una cantidad creciente de saltadores, y en el presente es la única técnica utilizada en el alto rendimiento.