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La antorcha olímpica y su renacer con el régimen nazi

El fuego, símbolo que calienta los Olímpicos, se enciende una vez más en la capital que vio nacer los Juegos de la antigüedad, Olympia. A partir de hoy irá camino a Brasil, centro deportivo del mundo a partir del 5 de agosto. La antorcha visitará países y océanos antes de llegar a su destino. Sin embargo, este vistoso relevo no se concibió en Grecia. La tradición se llevó a cabo por primera vez en Berlín 1936.

El régimen nazi, obsesionado con la tradición griega, apreciaba la belleza del cuerpo y la gran capacidad atlética de esa cultura milenaria. Carl Diem, encargado de la organización de los Juegos, visualizó prender el fuego olímpico en la cuna de la civilización atlética. Los políticos de Hitler pusieron números cerrados: 3 mil 75 corredores para un recorrido de 3 mil 75 kilómetros por el corazón y los pulmones de Europa, que terminarían en el Estadio Olímpico de Berlín.

A pesar de que el barón Pierre de Coubertin --entonces en el último año de su existencia-- se oponía al enorme relevo, los alemanes le ponían en la cara el alto costo que tenía su puesta en escena. Empezaba a quedar claro: Los Olímpicos, a pesar de las quejas de muchos países, se llevarían a cabo con las reglas del Nacional Socialismo.

Los juegos se inauguraron el 20 de julio de aquel 1936. El último relevo fue un corredor de media distancia llamado Fritz Schlingen y los simbolismos helénicos continuaron con la presencia de 12 muchachas griegas, que representaban las musas vírgenes que guardaban el fuego del dios Zeus.

También Leni Riefensthal, la cineasta del régimen, exaltaba las virtudes griegas. En su película Olympia idealizó el recorrido de la antorcha. El cuarto relevo, un joven de 19 años hijo de inmigrantes rusos, se paseaba por las ruinas del templo como una representación de la raza aria.

"La filmación, que alcanzó altos estándares de belleza, es, en realidad, completamente falsa", según Cup Walters, el hombre que resumió la historia de aquellos juegos en su libro Berlín Games, How the Nazis stole the Olympic Dream. Pero esa es otra historia.

Las organizaciones olímpicas, desde entonces, vieron en el encendido de la antorcha en Olympia una fuente para dar vida a sus Juegos. Hoy es Río de Janeiro; en cuatro años será Tokio. Después, nadie sabe. De lo que el mundo siempre está seguro es que el recorrido del fuego comenzará en Grecia.