BUENOS AIRES - Los años noventa anunciaron en Argentina la llegada de una nueva generación de jugadoras de hockey que maduraría con el nuevo milenio en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, al surgir el nombre de Las Leonas como una potencia a nivel mundial.
La Selección argentina que dirigía Sergio 'Cachito' Vigil hizo su debut en la gran cita derrotando 3-2 a China y 1-0 a Gran Bretaña, pero perdió 3-1 con Australia y por la mínima ante España.
Las chicas finalizaron segundas de la zona por debajo de las locales pero una mala interpretación de las reglas hizo que quedaran sextas, y eso las obligaba a ganar todos los partidos que quedaban para pelear por la medalla de oro.
En la segunda fase, salieron a ganarle a Holanda, el mejor equipo del mundo, con la jerarquía y el nivel que requería un partido de esa índole. Fue 3-1 para las argentinas.
Ese día no fue uno más, fue uno especial ya que la camiseta argentina lucía una Leona. ¿Una Leona? ¿Con qué fin? ¿Qué significaba? Claro, lo que muchos no sabían es que el felino era la mejor manera en que se podían identificar, por la garra que caracterizaba al equipo. Además, porque era una forma de demostrar que iban a poder sobrellevar cualquier situación límite sacando a relucir el temple y la tenacidad.
Esas características que las identificarían, a partir de ese día y para siempre, como Las Leonas.
Luego, le ganaron 2-1 a China y aplastaron 7-1 a Nueva Zelanda para acceder a la final, en la que cayeron 3-1 frente a Australia.
La medalla de plata en los Juegos Olímpicos hizo que la Selección argentina de hockey femenino se ubique en un pedestal y pase a ser una potencia mundial junto a Holanda, Australia y Alemania.
Esa presea de segundo puesto iba a ser las primera de varias, un antes y un después para Las Leonas, con una tal Lucha Aymar, que se iba a convertir en la mejor jugadora del mundo un año más tarde, como estandarte.
Además de Aymar, Magui Aicega, Sole García y Vanina Oneto eran las grandes jugadoras que iban a llevar al equipo al lugar donde realmente se lo merecía.
La metamorfosis surgió cuando se pusieron esa camiseta, con ese particular logo que se les prendió en la piel. Eso llevó a que dejaran de ser un equipo de mujeres que jugaba al hockey de manera internacional y se hicieran conocidas en todos los rincones del mundo como Las Leonas.