Olímpicos
Hiram Martínez 8y

Usain Bolt, el humano más veloz es un espectáculo en la pista

(Información del editor: esta nota fue publicada en julio y reeditada)

El espectáculo de Usain Bolt no comienza con el disparo de la salida y no termina cuando llega a la meta.

No cierres los ojos ni una centésima de segundo desde que sale del túnel del estadio hacia la pista, porque te puedes perder un 'momento Bolt', ya sea en la marcha hasta la línea de salida, en su calentamiento para la carrera, muy especialmente en la presentación de los competidores y sobre todo, en la celebración después de la prueba.

En los últimos ocho años, de hecho, lo único impredecible cuando Usain Bolt está en la pista es con qué ocurrencia llegará esta vez. Puede agradecer a su ujier con un choque de puños, saludar a sus inquietos rivales en medio de la preparación, sonreír y hablar con el público a segundos de la prueba. Y cuando la cámara lo enfoca en su presentación, todo es posible, desde pedir silencio al público con una sonrisa o hacer una pantomima de un hombre con un paragua en la pista lluviosa.

Cualquier niño en un día de juegos de su secundaria tiene más tensión que el jamaiquino en la Final de un Mundial o de unos Juegos Olímpicos. Pero una vez se da el disparo de salida, todo ha sido igual durante los últimos ocho años: Bolt sale como un relámpago, levanta su cuerpo del bloque, y cuando ya está erguido a mediados de la recta, sus largas piernas alcanzan su máxima velocidad y se aleja del resto de los frustrados rivales.

Pero la desfachatez con la que compite, su baile de reggae al ganar, su emblemática señal del 'Relampago' y la afable personalidad que ha cautivado a miles de fans al atletismo solo son el adorno de unas hazañas que convierten al jamaiquino en el atleta de mayor impacto en su deporte.

Es el hombre más rápido de la historia, como lo dice su marca de 9.58 segundos en los 1oo metros y sus 19.19 en los 200 metros. Por lo tanto, de los 100 que engalanan el cuadro de los 16 atletas de mayor impacto, este es el que más ha hecho con su habilidad innata. Y no se conforma con lo que ha logrado, sino que va por más.

¿Por qué Bolt y no Jesse Owens, el fenómeno que retó a Hitler en 1936, o Wilma Rudolph la corredora que venció el polio, o Emil Zatopek, la locomotora húngara que ganó el triplete de las pruebas de fondo en Helsinki 1952, o Edwin Moses, quien dominó los 400 metros con vallas como nadie en la historia? Aquí algunos datos que nos dan una idea de lo monumental de una carrera que Bolt ha hecho ver como una rutina.

Desde los primeros juegos olímpicos modernos en 1896 hasta el regreso de estos a Atenas 2004, solamente ocho velocistas habían ganado el oro en 100 y 200 metros, pero apenas dos (Valery Borzov en 1972 y Carl Lewis en 1984) habían podido hacerlo entre 1956 y 2004.

Pero nadie, hasta la llegada de Bolt, lo pudo lograr en dos ediciones, en ninguna de las ramas. Tal vez no hubiese sido una hazaña inédita si la Segunda Guerra Mundial no hubiese impedido que los Juegos de 1940 se celebras en en Tokio, con Owens todavía por los alrededores. En Seúl, Lewis finalizó tercero en la pista en los 100 metros y segundo del sorpresivo Joe de Loach en los 200. Los positivos de Ben Johnson y Linford Christie lo llevaron la medalla de oro en el hectómetro semanas más tarde, pero en los 200 metros no corrió igual suerte.

Ciertamente, no es el único atleta que ha logrado ganar dos carreras en dos Juegos Olímpicos seguidos. Bolt comparte ese honor con Lasse Viren, el fenómeno finlandés que ganó los 5,000 y 10,000 metros tanto en Munich 1972 como en Montreal 1976.

¿Qué te parece un doble-triple? Ok, Bolt fue el tramo ancla que conquistó las medallas de oro en el 4x100 de Beijing 2008 y Londres 2012. Ahora sí queda solo en una categoría.

Pero sus hazañas en los últimos cuatro mundiales lo separan de cualquier discusión sobre su impacto en el deporte. En los últimas cuatro ediciones, compitió en 12 eventos y ganó 11 medallas de oro con tres récords mundiales. ¿El único que no ganó? Los 100 metros en Daegu, cuando era el amplio favorito, pero fue descalificado por una falsa salida.

Si necesitara más defensa, le pertenecen las mejores tres marcas de la historia en los 100 metros, incluyendo el récord mundial (9.58 segundos) y el récord olímpico (9.63 en Londres 2012), y cuatro de las mejores 10 de la historia, además del récord mundial (19.19) y el olímpico (19.30 en Beijing 2008) de los 200 metros. Y ha sido el tramo ancla en los mejores seis y en siete de los mejores 10 relevos cortos de la historia, incluyendo el del récord mundial y olímpico (36.84 en Londres 2012).

Para ahorrarte la suma de sus logros, aquí va el corto resumen: siete medallas de oro olímpicas, incluyendo la de los 100 metros a principios de esta semana en Río, y 11 títulos mundiales, además de tres medallas de plata en su debut en el mundial de 2007.

Todo con una sonrisa, un ritual de pantomima en su presentación, un saludo al ujier que le recoge la ropa en la salida y su sello de fábrica, la imagen del relámpago después de su baile a la llegada.

Pero más allá de los números, Bolt le cambió la cara a las carreras de velocidad de los Juegos, manchadas por el fantasma de las sustancias para alterar el rendimiento durante mucho tiempo. Frente a la rostro duro del engaño de Ben Johnson en las finales de los 100 metros en Seúl 1988, la decepción de Marion Jones en 2000 y el historial de sus rivales Justin Gatlin y Tyson Gay, Bolt refrescó la imagen de los velocistas como el abanderado en contra del uso de esteroides.

"Me hicieron inspirar a la gente y me hicieron para correr. Me dieron un don y eso es lo que hago. Sé que estoy limpio, así que sólo voy a seguir corriendo y usando mi talento", dijo en 2013, cuando a raíz de los positivos de Gay y su compatriota Asafa Powell, surgieron las dudas de siempre sobre la fuente de su velocidad.

Bolt tendrá la oportunidad de poner la meta más alta para las futuras generaciones. Ya despejó las dudas en torno a sus lesiones al ganar los 100 metros en Río 2016 y el miércoles va por el pase a la final de los 200, el segundo de tres escalones de su misión. Si un doble-triple es complicado, un triple-triple será algo irrepetible, indescriptible, pero hasta cierto punto, lo ha hecho tan rutinario que no sorprendería a nadie.

Pero si no logra completar el triplete en esta cita olímpica, todavía podemos decir que en los ocho años desde Beijing 2008 hasta Río 2016, pasó como un 'Relámpago' frente a nuestros ojos el más grande atleta que jamás haya pisado una pista.

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