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Rusia estará en Río y muchos quedan perplejos

Si este termina convirtiéndose en el momento que marcará el mandato de Thomas Bach, el líder del Comité Olímpico Internacional será recordado por: mantener a Rusia en el seno de la familia, pero haber perdido la confianza de miles de atletas limpios que creyeron que, quizás este año, se iba a dar una respuesta ejemplar sobre el dopaje.

En cierta forma, el COI y su presidente quizás han podido salvar los Juegos que todos conocen, con la decisión el domingo de no excluir a todo el equipo ruso de Río 2016. El mismo presidente ruso Vladimir Putin había hablado sobre la posibilidad de una fractura del movimiento olímpico si su país era expulsado.

Pero esa clase de justa olímpica ahora queda manchada por una abarcadora trama de dopaje, documentada en un par de informes independientes que dan cuenta de prácticas que involucran al gobierno de Rusia y que implican a cientos de los deportistas del país.

El COI se inclinó por la "justicia individual" sobre la "responsabilidad colectiva", las frases que Bach empleó reiteradamente para describir el dilema moral de un inédito fallo. Y se plantean argumentos legítimos sobre esos decenas de atletas limpios que no deberían ser marginados de unos Juegos por las infracciones de otros.

Pero, como fue subrayado por Bach: "Esto quizás no sea del agrado de todos".

¿Por dónde comenzar?

Tal vez con los miles de atletas que no se cansan de llenar los formularios sobre sus "paraderos", que tienen que aceptar ser despertados en medio de la noche, o encontrarse en medio de una cena con un individuo con la asignación de tomarle muestras de orina como parte de los controles fuera de competencia que son rutina en docenas de países.

Tal vez esos atletas que han perdido medallas por la trampa de un ruso que se dopó.

Al mismo tiempo que se discutía sobre la justicia individual o la colectiva, los miembros del COI tuvieron que escuchar del jerarca del olimpismo ruso Alexander Zhukov, quien les instó a no dejarse llevar por la "presión geopolítica" con un sanción total.

Pero esta fue una decisión que a todas luces estuvo influido por la política, no solo por defender la integridad del deporte.

Es por eso que el COI acabó con un puñado de medidas que, francamente, no están acorde con los estándares que las normativas antidopaje tienen como objetivo.

- La decisión del COI de prohibir competir en Río a todo atleta ruso que previamente cumplió una suspensión por dopaje contradice el fallo de 2011 que vetaba proceder con ese criterio. El Tribunal de Arbitraje Deportivo dictaminó que semejante sanción cae en la categoría de sancionar a alguien dos veces por la misma causa. Zhukov dijo que no estaba de acuerdo con el reciente fallo del COI, pero que no apelarán. Pero eso no impide que un atleta lo haga por su cuenta. Ahí se capta que hubo una negociación política.

- El rechazo del COI al pedido de la informante Yulia Stepanova de competir como atleta neutral fue quizás académico, ya que Stepanova está lesionada e igual no podría participar. Bach dijo que el COI consideró la elección del momento en el que Stepanova reveló su información - tras haber sido apartada del equipo ruso - y sus antecedentes de dopaje. En todo caso, el mensaje que se transmite "desalentará que informantes se atrevan a dar la cara en el futuro", dijo Travis Tygart, el director ejecutivo de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos.

- La decisión del COI de que las 28 federaciones deportivas determinen la idoneidad de sus atletas coloca a las federaciones en una situación casi imposible. ¿Cómo, en 10 días, puede una organización establecer parámetros razonables para determinar quién está limpio y quién no?

Pero esas decisiones, según el dictamen de Bach y el COI, quedan en manos de otros.

Lo que hicieron mantiene a Rusia dentro del olimpismo - lo que no sorprende para nada al considerar que el país recientemente se gastó 51 millones de dólares en los Juegos de Sochi, que acabaron convirtiéndose en lo más corruptos de la historia.

Es un resultado que se queda corto de las "sanciones más severas posibles", que era lo que Bach prometió cuando el último reporte sobre el dopaje ruso se difundió el pasado lunes.

"Un día triste para el deporte limpio", dijo Joseph de Pencier, director ejecutivo del Instituto de Agencias Nacionales Antidopaje, que representa a 59 agencias en todo el mundo.

Pero fue un día feliz para Rusia.

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