Unos minutos después llegó Fabiola, y de inmediato le pedí permiso para presentarla a sus nuevos fanáticos. Ella, como era de esperarse, dio su aprobación con la humildad que la caracteriza. Fue un momento de felicidad, y un rato después partimos al restaurante japonés predilecto de Fabiola. Comimos mucho y bien, y más tarde fuimos a la casa de la atleta. Un detalle: tuve chance de manejar el BMW de marca para llegar a la casa de la atleta. Fuimos para un lado, para el otro y recordamos los últimos X Games que estuvimos juntas en Filadelfia. Después de algunas risas y cuentos, revisamos varias fotos que recorrían la vida de Fabiola -desde muy niña en Sao Paulo, y otras más recientes con amistades y en eventos deportivos-. Seleccioné algunas de las fotos para el programa, ya pensando en como armar Perfiles, donde se repasan los momentos memorables de la vida de los atletas. Ya bien tarde a la noche, Fab me llevó para casa.

A la mañana siguiente me encontré con nuestro equipo de producción en el hotel y llamé a Fabiola para ver cómo le había ido en su cita con el médico por el tratamiento de una rodilla que se lastimó una semana antes del inicio de los X Games en Filadelfia. Ella no estaba muy satisfecha, porque una cirugía iba a ser inevitable. De todas formas, Fabiola nos recibió puntualmente y con una sonrisa en el rostro, como de costumbre. Como una niña encantada, ella fue mostrando su casa y contando sus anécdotas favoritas. Pasamos el día en la casa de la atleta, hilvanando historias, conociendo el día a día de Fabiola cuando está en su casa. Averiguamos lo que a ella le gusta comer, vimos sus fotografías predilectas y sus trofeos...

Después de una larga entrevista, llegó la hora para almorzar. Todo el mundo estaba con mucha hambre, incluyendo nuestra atleta. Fuimos desde la casa de la Reina del Patinaje In-Line, como se le conoce, y acabamos en un restaurante mexicano maravilloso. La comida estaba exquisita, y el ambiente era de primera. Fab y yo pedimos el mismo plato, arroz y frijoles con pollo. Entonces, sin mucho tiempo para reposar, nos fuimos para Newport, uno de los lugares favoritos de Fabiola para tomar el sol y bañarse en la playa.