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Una mente peligrosa

KEY BISCAYNE (ESPNdeportes.com) -- La mayoría de los latinoamericanos tuvieron la suerte de no tener que trabajar en Pascuas. ¿O no? Sólo cuatro de ellos tuvieron que salir a la cancha para intentar obtener su pase a los octavos de final en Miami. Pero siendo una etapa decisiva de un torneo tan importante, a aquellos que no tuvieron que jugar por los puntos, les tocó entrenar fuerte para prepararse para el lunes.

Uno de los que no corrió con esa "suerte" fue el argentino David Nalbandian, ya que debía enfrentarse al español David Ferrer. El europeo llegó a esta instancia gracias a la descalificación de Xavier Malisse, su rival de segunda ronda, cuando el resultado le era bastante desfavorable.

El Grandstand era el lugar, cinco de la tarde la hora. Los protagonistas ingresaron a la cancha, y el argentino recibió una ovación muy grande. Apenas esbozó una sonrisa.

Ambos jugadores erraron mucho en el comienzo del partido, algo no característico en los dos. A tal punto, que con dos doble faltas del español, cedió un quiebre de saque, para que Nalbandian disponga de una ventaja de 5-3 en el primer set y una oportunidad dorada.

A partir de ese momento, comenzó un partido distinto. Se puede decir que fue una batalla entre dos David, una batalla de Nalbandian contra sí mismo.

"Se me escapó ahí, en el 5-3", dijo el cordobés al término del encuentro.

Es que el argentino no volvió a ganar su saque hasta diez juegos después. Se lo veía perturbado, de mal humor, sin la solidez mental que lo caracteriza.

"Estoy mal con los pies", se quejaba el cordobés durante el partido. Luego fue el turno del umpire, después de que cambiara un fallo a favor del español: "¡Esta la ves pelado!", le gritó Nalbandian.

Después fue el turno de su banco, sin la presencia del entrenador Eduardo Infantino, que se quedó en Buenos Aires para hacerse unos análisis. Desde allí se excuchó: "Pegale más arriba" y la respuesta del argentino: "¿Querés jugar vos al tenis?".

Pero pese a esa inexplicable bronca, el argentino tuvo su oportunidad en el tiebreak. Sin embargo, la mentalidad ganadora de siempre no estaba allí, y el juego tampoco. El resultado fue 7-0 a favor del europeo.

En el segundo set se vio un Nalbandian desconocido. Un Nalbandian que no encontraba sus golpes. Un Nalbandian que cometió 48 errores no forzados y tan sólo ganó el 27 por ciento de sus puntos con el segundo saque.

Se escuchaba un murmullo del público, que estaba incrédulo por el nivel del argentino. Luego llegó el aliento masivo, pero Ferrer silenció el estadio con un ace. No importaba cuánto lo intente Nalbandian o el público. Éste no era el día indicado.

"En el segundo set, no podía meter una pelota", admitió Nalbandian. Pese a haber dicho que no influyó en el desarrollo del encuentro, el cordobés dijo tener un problema en el higado.

"No me molesta para jugar, pero hay días que no me levanto bien", reconoció y aclaró: "es una hepatitis o algo así".

Fue 7-6 (7-0) y 6-1 para Ferrer. Decepción. Por el mal nivel y por la oportunidad desperdiciada. De su lado del cuadro sólo queda un preclasificado entre los primeros diez. Nalbandian no supo ganar la batalla contra sí mismo.

TAN CERCA, PERO TAN LEJOS
Fue el momento de jugar para dos latinoamericanas en el primer turno de la quinta jornada en Crandon Park. En la cancha 2, la sorpresa colombiana Catalina Castaño se enfrentaba a la número 13 del mundo y ex top ten, la suiza Patty Schnyder. Pero el compromiso más difícil de las dos lo tenía la argentina Gisela Dulko, quien en la cancha 1 y a unos 20 metros de distancia, se medía con la actual número ocho del mundo y terrible sacadora australiana Alicia Molik.

Era la primera vez en el torneo que la argentina se enfrentaba a una jugadora preclasificada más alta que ella. Fue un duelo de estilos muy claro. Probablemente la mejor sacadora del tour de mujeres en Molik, quien suele intentar evitar los peloteos largos para sacar así rédito de su potencia. Y una jugadora que se siente más cómoda en polvo de ladrillo y que sabía que cuantas más pelotas pasaran la red, más chances tendría de ganar el punto.

Esa diferencia también se observa en los físicos de ambas jugadoras. Molik, una mujer de huesos muy grandes, de 1,81 metros, similar a la estructura de la estadounidense Lindsay Davenport. Dulko, de 1,70 metros y más estilizada, no tan intimidante.

Los games transcurren y la australiana sigue sin subir a la red, un lugar en el que suele estar y sentirse cómoda. Parece respetar en exceso los passing shots de Dulko, que ya avisó con sus certeras devoluciones de saque. Respeto que le costó caro. La argentina dominaba a la número ocho del mundo imponiendo su estilo de juego. El break llegó en el séptimo game, y el primer parcial fue 6-3 para Dulko.

La tigrense apreta su puño, y casi al unísono se escuchan muchos gritos y aplausos provenientes de la cancha 2. Las jugadoras descansan preparándose para el segundo set, y el tablero electrónico confirma lo que se sospechaba. Castaño también había ganado el primer set por 6-3. Dos sorpresas estaban en curso.

Molik abre el segundo set con tres aces y lo que a la larga sería una clínica de saques. Los puntos son cada vez más cortos, y el partido empieza a perder ritmo. Así, en un abrir y cerrar de ojos, la australiana está en ventaja por 5-2.

Los aplausos ya no se escuchan en la cancha 2, Castaño perdió el segundo set por 6-2. Se derrumba la ilusión. A su vez, Molik cierra el segundo parcial como lo empezó: tres aces para un 6-3.

En la tercera manga, los saques ya no son aces, pero son ganadores igual. Dulko no logra devolver con eficacia ante una jugadora que no está en el mejor de sus días, pero tiene a su servicio como mayor aliado. Y como si fuera poco, la argentina comete dos doble faltas en el cuarto game y es quebrada. El encuentro se hacía barranca arriba.

Ya no se escuchan ruidos en la cancha adyacente. ¿Será la presión del ambiente o un mal resultado?

Las jugadoras vuelven a salir a la cancha, con el marcador 4-3 y el saque a favor de la australiana. Dulko es agresiva y conecta tres devoluciones que lastiman y que, junto a un error no forzado de su rival, le permiten conseguir el improbable quiebre e igualar el tanteador.

La esperanza vuelve a tocar nuestra puerta con los alaridos sostenidos de la cancha 2. Castaño había completado su sorpresa; 6-3, 2-6 y 6-1.

Se dice en el ambiente, que el quiebre de saque no es tal hasta que uno lo confirma con su servicio en el game posterior. Algo que la argentina no pudo hacer ya que cometió tres errores infantiles consecutivos. Su juego agresivo la había llevado al éxito, pero unos golpes poco firmes la guiaron a la derrota. Fue 3-6,6-3 y 6-4 para la número ocho del mundo, y el doblete ya no era una posibilidad.

"En el 4-4, estaba un poco nerviosa", admitió Dulko y agregó "Pero el balance es positivo. Jugué muy bien contra una top ten, es decir que estoy cerca".

ORGULLO COLOMBIANO
Al menos mitad de la hazaña estaba realizada. Tras superar la clasificación y a Paola Suarez, número 19 del mundo, la siguiente victima fue Schnyder.

"El apoyo que tuve fue importantísimo. Este triunfo es para mi país", dijo la colombiana.

En ese momento no se conocía su próxima rival. Sería o su compatriota Fabiola Zuluaga o la estadounidense Venus Williams. "Cualquiera de las dos es un buen partido para mí. Ya estoy en la cuarta ronda, no tengo nada que perder", completó Castaño.

Ya tenemos a una representante latinoamericana en octavos de final.

RÁPIDO Y FURIOSO
Ya en el turno noche, la colombiana Fabiola Zuluaga se presentaba contra la estadounidense preclasificada número ocho Venus Williams, con la esperanza de seguir los pasos de su compatriota Castaño.

Ya se habían cruzado antes en lo que resultaron ser partidos muy cerrados, pero este no fue el caso. Venus mostró un nivel muy alto y vapuleó a Zuluaga por 6-2 y 6-0.

"Hoy fui un desastre, la verdad que jugué muy mal. Pero ella fue muy consistente y estuvo muy sólida", dijo la colombiana sin buscar excusas. Venus Williams será la próxima rival de Castaño. ¿Algún consejo Fabiola? "Que salga a aguantarla, no queda otra", sentenció Zuluaga.

DOS SORPRESAS ENTRE LOS FAVORITOS
El cuadro de los hombre sufrió un sacudón muy grande esta tarde. Es que el número cuatro del mundo y tercer preclasificado en este torneo, Marat Safin, cayó derrotado ante el siempre complicado eslovaco Dominick Hrbaty por 7-6 (8-6) y 6-1.

"No pude encontrar mi juego", admitió el ruso y aclaró: "este mes nunca juego bien".

Safin fue el último jugador en vencer al número uno del mundo Roger Federer, y es considerado uno de los tenistas más talentosos del circuito. Pero ya no quiere escucharlo.

"Estoy cansado de las opiniones. Que debería haber ganado, que esto que lo otro. ¿A quién le importa? Es mi carrera", advirtió molesto tras su partido.

El otro golpe lo dio el sueco Thomas Johansson, quien derrotó al quinto preclasificado Carlos Moya por 7-6 (8-6), 3-6 y 6-2.

El español ya había sobrevivido en la segunda ronda donde logró vencer con lo justo al estadounidense James Blake en un tiebreak en el tercer set. El escandinavo se impuso con la potencia de sus saques y su derecha y fue demasiado para el mallorquín.

Como ya es costumbre entre las mujeres, no hubo sorpresas en esta instancia.

A la victoria de Venus Williams, se sumó la de su hermana Serena por 6-3 6-3 ante la israelí Shahar Peer, y la de María Sharapova ante la estadounidense Marissa Irvin por 6-2 y 6-0. Tampoco tuvo problemas para pasar la primera preclasificada Amelie Mauresmo, que venció a Anna Smashnova por un contundente 6-2 y 6-1.