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Se hace el guapo

MOSCÚ (EFE) -- El legendario ajedrecista Bobby Fischer desafió a los rusos Gary Kasparov y Anatoly Karpov a medirse con él en un campeonato mundial "no amañado" en la modalidad Random, donde se sortea la disposición inicial de las piezas.

Fischer, refugiado en Islandia de la Justicia de su país, EEUU, hizo esta propuesta en una entrevista al semanario ruso "Rodnaya Gazeta", a pesar de que sigue convencido de que Kasparov y Karpov son "mentirosos y fariseos" que "jugaban partidas amañadas".

Tan extravagante como siempre, Fischer insistió en que él es "el último gran campeón mundial", a pesar de que en 1975 fue privado del título "de manera indignante e ilegal", y reiteró su tesis de que "desde entonces el viejo ajedrez está muriendo".

"Aparte de que todos los encuentros están preparados de antemano y todas las judas aprendidas de memoria, casi todas las partidas y torneos están amañados", afirmó.

"Mi único y último interés en el viejo ajedrez es demostrar que el encuentro Karpov-Kasparov de 1984-85 fue un montaje preparado por el Partido Comunista Soviético y el KGB. !Y lo demostraré! Karpov y Kasparov son unos mentirosos y unos fariseos", afirmó.

El hecho de que Kasparov calificara a Fischer como "uno de los ajedrecistas más grandes de la historia" no fue óbice para que Bobby cambiara su opinión: "Yo lo llamo criminal. Kasparov es la personificación del mal".

Si bien se abstuvo de dar más calificativos a Karpov, de Kasparov dijo que el mero hecho de que éste dejara el ajedrez y se lanzara a la política para luchar contra el autoritarismo del presidente ruso Vladímir Putin "es suficiente para apoyar a Putin".

En contrapartida al ajedrez clásico, Fischer defendió su propia modalidad, Random, donde la disposición inicial de las piezas la determina al azar una computadora, al señalar que "es un juego que requiere intelecto, y no dinero o 'enchufes', como en el viejo ajedrez controlado por la Federación Internacional (FIDE)".

Preguntado sobre sus medios de subsistencia, se mostró despreocupado al señalar que desde su encuentro con Borís Spassky en 1992 tiene "unos tres millones y medio de dólares en un banco suizo".

"Mejor dicho, no lo tengo en dólares, sino en francos suizos y en lingotes de oro, pues odio todo lo estadounidense", se corrigió enseguida, fiel a su postura crítica hacia su país natal.

Al mismo tiempo, afirmó que a fin de popularizar el Random y mejorar aún más su situación financiera, estaría dispuesto a medirse en esa modalidad con cualquier jugador de renombre, incluidos sus "bestias negras".

"Si me ofrecen buen dinero, estoy dispuesto a jugar hasta un torneo oficial por el título de campeón del mundo. Con quien sea, hasta con los criminales. Si ven a Karpov o Kasparov, transmitanles mi propuesta", dijo Fischer a los periodistas rusos.

Fischer, de 62 años, informó de que hace pocos días recibió ya el pasaporte de Islandia, que le concedió su ciudadanía y lo acogió en marzo pasado, lo que permitió evitar su extradición desde Japón a EEUU.

El ex campeón mundial de ajedrez estuvo ingresado desde julio pasado en el Centro de Detención de Inmigrantes de Ushiko, nordeste de Tokio, por intentar usar un pasaporte revocado por EEUU, que tiene dictada contra él una orden de busca y captura.

Bobby Fischer era reclamado por EEUU desde 1992, cuando violó una prohibición expresa del Gobierno norteamericano de viajar a la antigua Yugoslavia y desarrollar una actividad económica en este estado.

En medio del ambiente de guerra de los Balcanes, Fischer desoyó el mandato y viajó a Yugoslavia, donde se embolsó tres millones de dólares tras vencer el campeonato al que había sido convocado y en el que derrotó a su también legendario rival, el ruso Spassky.

Fischer ha contado siempre con las simpatías islandesas, pues fue en Reikiavik donde se convirtió en 1972 en campeón mundial, cuando, en medio de la Guerra Fría, le arrebató el título al entonces soviético Boris Spassky en la que se llamó la "partida del siglo".

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