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Arrancaron como maquinitas

LONDRES (EFE) -- Los argentinos David Nalbandian y Guillermo Coria recuperaron las mejores sensaciones de su tenis en su estreno en Wimbledon, donde sellaron su continuidad tras superar los compromisos ante el holandés Raemon Sluiter y el alemán Tomas Behrend, respectivamente.

El tenista de Córdoba, que siente una predilección especial por un Grand Slam del que fue finalista hace tres años ante el australiano Lleyton Hewitt, en la edición previa al emerger definitivo del suizo Roger Federer, se ganó el derecho a soñar tras un rotundo triunfo contra Sluiter, al que despachó en tres mangas (6-2, 6-2 y 7-5).

Nalbandian, que no pudo formar parte del torneo de la pasada edición, espera ahora al veterano eslovaco Karol Kucera, que remontó su duelo contra el peruano Luis Horna.

Supondrá el reencuentro con la raqueta de Bratislava, con el que se midió en el All England Club hace dos cursos, en la tercera ronda. Y Nalbandián venció en cinco mangas después de un duro partido.

Coria también mostró sus armas a pesar de que la hierba no es su especialidad. El de Rufino, que no disimula su gusto por la arcilla, vapuleó como un experto al germano Behrend, que sólo se pudo anotar cinco juegos (6-1, 6-2 y 6-2).

El argentino aguarda ahora al belga Xavier Malisse, verdugo del británico Jonathan Marray.

La mala noticia llegó de la mano de Juan Mónaco, que cayó en su compromiso contra el serbio Novak Djokovic por 6-3, 7-6 (5) y 6-3.

La raqueta sudamericana se mostró impotente ante la potencia de juego de su adversario, especialmente con el saque, que redujo sensiblemente las aspiraciones de Mónaco.

El tenista de Tandil sólo gozó de opciones en el segundo parcial, cuando tuteó a su rival y forzó la llegada al desempate, que también se apuntó Djokovic.

Al adiós de Mónaco fue acompañado por la del peruano Luis Horna, que perdió contra la experiencia de Karol Kucera (4-6, 6-3, 6-3 y 6-4) y de la de la colombiana Catalina Castaño no encontró recompensa a su empeño en su duelo contra la francesa Virginie Razzano, trigésima segunda favorita, que se apuntó el triunfo por 6-7 (6), 6-3 y 6-4.

RODDICK, CÓMODO

Otro favorito, candidato en serio al título, el estadounidense Andy Roddick (2º), superó al checo Jiri Vanek por 6-1, 7-6 (7-4) y 6-2. Su adversario en la segunda instancia será el italiano Daniele Bracciali, vencedor del ascendente y peligrosísimo sacador croata Ivo Karlovic por 12-10 en el quinto set.

Como carta de presentación, el tenista de Nebraska conectó 14 aces. El más veloz fue a 227 kilómetros por hora. Números nada excepcionales para lo que acostumbra el finalista del año pasado.

En su triunfo, sin excesivos sobresaltos y ante un rival tajantemente inferior, Roddick se acomodó gracias a los excesivos errores no forzados de su rival. Vanek erró en 29 puntos, lo que allanó más el camino del estadounidense.

Roddick solventó en un abrir y cerrar de ojos el primer parcial. Con un saque sólido -sólo lo perdió una vez en todo el partido- que facilitó la resolución de los puntos. Sin embargo, tuvo que esforzarse más en el segundo parcial, cuando el checo aventuró cierta mejoría y atisbó una esperanzadora reacción.

No permitió que el duelo se alargase y Roddick evitó problemas en el 'tie break' para cerrar el choque con un contundente 6-2 en el tercero.

NADAL EMPEZÓ DERECHO

El que también puso primera casi sin transpirar fue el español Rafael Nadal, cuarto preclasificado y reciente campeón de Roland Garros. Venció al estadounidense Vincent Spadea por 6-4, 6-3 y 6-0 y su siguiente adversario será el luxemburgués Gilles Muller.

Vestido de blanco, como manda la tradición de este torneo y cambiando la camiseta verde con la que triunfó en París, por un polo sin mangas y cuellos, Nadal completó un partido complicado en principio por la experiencia de su rival en pista rápida, y resuelto casi a la perfección, ganado sin ceder una sola vez su servicio y concediendo únicamente un punto de ruptura.

Salir airoso en el primer encuentro en un Grand Slam supone la mejor inyección de moral en un Grande. Sobre todo cuando se tiene 19 años recién cumplidos, y Nadal, que ya alcanzó la tercera ronda en el All England Tennis Club hace dos temporadas (se perdió participar en el 2004 por lesión) completó su trabajo en tan solo una hora y 31 minutos.

Lo bueno de Nadal es que jugó cómodo, sin que Spadea le complicase el encuentro, y que el saque del español, el arma que más debe mejorar, como le quedó claro cuando perdió contra el tailandés Paradorn Srichaphan hace dos temporadas, le funcionó, logrando siete saques directos y algunos servicios a 205 kilómetros por hora.

Su regularidad en el fondo quedó clara, al cometer únicamente ocho errores no forzados, mientras que el americano hizo 31. Su derecha, angulada, buscando las líneas, precisa y con un efecto endiablado fue un cuchillo que martilleó la espalda de Spadea, que ante tanto esfuerzo para agacharse tuvo que ser atendido en la pista en dos ocasiones.

El paseo final, ganando los últimos ocho juegos, fue todo un recital de Nadal, que al acabar el partido saltó de alegría, puño en alto, a su más puro estilo.

Wimbledon se abre para Rafael Nadal que ahora tiene una segunda ronda cómoda en teoría, pues su rival es el luxemburgués Gilles Muller, zurdo como él, de 21 años, 69 del mundo, debutante en este torneo y que ganó hoy su primer partido en un Grande al vencer al español Félix Mantilla por 5-4 y abandono por lesión.

Muller cayó este año en la primera ronda del Abierto de Australia ante el español Fernando Verdasco. Esta temporada sus mejores resultados han sido alcanzar los cuartos de final del challenger de Heilbronn (Alemania) y los de Casablanca.

En tanto, fue eliminado el croata Ivan Ljubicic (20º cabeza de serie) en el debut, como le pasó en Roland Garros. Ahora el europeo fue superado por el austríaco Jurgen Melzer por 6-4, 6-4 y 6-4.