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Aportarán la garra charrúa

MADRID (EFE) -- Esbozaron pocas sonrisas en su presentación. Eso es bueno para el Madrid. "Los que siempre se ríen ante la prensa son perdedores", dijo un día Bobby Knight, el famoso y duro entrenador de baloncesto de la Universidad de Indiana.

Ultimamente está de moda en la Liga española ver a jugadores 'profidén' reirse incluso cuando fallan un gol delante del arquero. A algunos les hace gracia. Dicen que eso vende imagen, aunque el balón vaya fuera.

Con la llegada de los uruguayos, esa filosofía puede pasar a mejor vida afortunadamente. El fútbol es algo muy serio.

Pablo García y Carlos Diogo representan un nuevo perfil en los tipos que llegan al vestuario del Real Madrid. Necesita hacer piña el equipo en la caseta y también una clara reconversión en su estilo de juego, con gente que empuje, que aporte energía, que dé fuelle y sobre todo alivio a Zidane y Ronaldo.

Para esta nueva tesis, el club ha apostado por Pablo García, un futbolista que 'muerde' y Carlos Diogo, un chico más desconocido que de entrada va a acabar con el biotipo de lateral europeo, bajo de estatura y explosivo.

El Barcelona puso este año en el escaparate a Damiá, un lateral alto. Y el Real Madrid, ahora con Diogo, devuelve a Europa el defensa espigado, delgado, que echado al costado recuerda el estilo, salvando distancias, de gente como el alemán Kaltz o el inglés Viv Anderson, que ganó Copas de Europa con el Nottingham Forest en el 79 y en el 80.

Diogo debe de entrar bien en el vestuario del Real Madrid. Es polivalente. Viene de River Plate, un club campeón, y es 'futbolero'. Basta leerle en su primera entrevista para comprobar que su vida es 'fútbol 24 horas'. Que devora todo tipo de fútbol en la tele. Le da igual la categoría y el país. Y eso, hoy en día, tal y como está el futbolista instalado en la butaca de la comodidad, devuelve la ilusión incluso a los periodistas, una profesión que comienza a apoderarse de las direcciones técnicas de los clubes al superar en horas de vuelo de fútbol global al empleado o técnico de toda la vida.

Diogo, cuenta Héctor Núñez, el maestro del fútbol uruguayo, que siempre fue en edad por delante de sus compañeros. Con 16 años jugaba ya en el fútbol profesional. Y eso marca para el futuro. Héctor vio emocionado desde el palco del estadio Bernabéu la puesta en escena de sus chicos, especialmente de Pablo, quien al enfilar el césped del Bernabéu para ponerse por primera vez la camiseta del Real Madrid, le mandó un gesto de complicidad al palco.

Si es por consejos de uruguayos ilustres, no va ser. Héctor Núñez y hoy José Emilio Santamaría les abrieron los ojos de su nuevo mundo. Pepe Santamaría lo tiene claro. Cuando un chico ficha por el Real Madrid, juega todos los días. De lunes a domingo. Es jugador dentro y fuera del campo. Su vida personal también está expuesta. Santamaría, un día cruzó el charco, y triunfó, poniéndose a las órdenes de Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. Con total honestidad. Pepe Santamaría es sabio y está de vuelta. Si Pablo y Diogo quieren defender con clase el fútbol de Uruguay, seguro que escucharán los consejos de su compatriota.