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La Thrilla en Manila

NEW YORK (ESPNdeportes.com) -- La mención de Muhammad Ali entre fanáticos de boxeo del mundo entero, sin duda alguna, trae pensamientos del fenomenal pugilista tanto dentro como fuera del cuadrilátero. Y si uno insiste en ser más específico, la memoria se transporta a aquellos momentos cuando su estilismo boxístico funcionaba casi a la perfección, haciendo titiritar a gente, muchas de las cuales, transcendían al fanático de boxeo.

Era algo que no se podía comparar con nada ni nadie, al menos que usted no fuera de esas personas que buscan y rebuscan hasta que se dan con un púgil de nombre John Arthur Johnson, mejor conocido como Jack Johnson, quien no solamente fue el primer campeón mundial peso completo Afro-Americano que existió en el planeta (1897-1928), sino uno de los primeros peritos en los trucos psicológicos del ring, que reinó en las altas esferas del pugilismo mundial más de la mitad de los 31 años que estuvo en las filas boxísticas del planeta.

Mirar películas de Johnson en acción a principios del siglo XX, revelan que Ali no fue el cómico peculiar original que usaba armas psicológicas para aturdir y confundir a sus contrincantes antes de entrar al ring. Johnson también aplicaba burlas, insultos y comentarios cínicos a sus rivales para obligarlos a presentir la aplicación física que vendría de camino después del primer campanazo, tornada en impactos insoportables.

Johnson y Ali eran con-ciudadanos de los EE.UU. pero nacieron en diferentes recintos (Ali en Louisville, Kentucky.; Johnson en Manchester, North Carolina) y diferentes épocas, aunque lucían como si estuviesen entrenando bajo el mando del mismo equipo. Aunque existía una imposibilidad obvia: Johnson fue entrenado por ocho (8) diferentes personas de comienzo (1897) a final (1928) en su carrera boxística, mientras que Ali -separado de Johnson por gran espacio y más tiempo, fue un producto tan especial y orgulloso, que nunca tuvo cambios significantes en su equipo de esquina.

No muchos fanáticos se pueden jactar hoy de haber visto personalmente a Johnson en acción, pero millones los hemos observado en películas y leído sobre sus diversas movidas sociales y deportivas. Y el hecho de que haya tenido una impresionante similitud en estilo y carácter pugilístico con Ali, el antiguo campeón ya ha sido situado en el castillo especial para los escogidos.

Cuando se menciona la Flor y Nata de los pesos completos en los círculos del mundo pugilístico, los nombres de Jack Johnson, Jack Dempsey, Joe Louis y Muhammad Ali resaltan, como que ya están grabados en un disco para la eternidad. Yo, personalmente, nunca he dejado fuera de ese grupo especial al gran Rocky Marciano.

Pero cuando hablamos de batallas de escasos precedentes entre los pesos completos, el que conoce de boxeo no puedo ignorar el combate titulado en inglés "The Thrilla in Manila," aquella tercera beligerancia boxística en El Coliseo Araheta, de la ciudad de Quezon, Islas Filipinas, entre Muhammad Ali contra Joe Frazier, el 10 de Septiembre del 1975. Todo testigo o enterado lo recuerda debido a que Ali decidió demostrar entonces, no sólo que él era el cerebro humano entre ellos dos, sino también el súper-macho. Primero, Ali hizo fallar a Frazier a su antojo en varios momentos para demostrarle que tenía mejor cerebro que nadie en un cuadrilátero, y después se detuvo a cambiar golpes con riesgos a resistirle los impactos mortales y demostrarle así su hombría de macho y pugilista completo con valores prácticos y mentales muy difícil de vencer.

Frazier no rehusó la invitación, sino que hizo todo lo contrario. Se le encrespó encima a Ali y tuvieron una serie de cambios de golpes que reflejaban más machismo de boxeador corajudo, que la inteligencia y el carácter de campeón legítimo que ambos poseían. Fue el último de tres combates que sostuvieron. Los dos primeros habían sido sensacionales, exuberantes, fantásticos… los cuales fueron decididos por el voto de los jueces: el primero en el Madison Square Garden, el 8 de marzo del 1971 lo ganó Frazier. El segundo, el 28 de enero del 1974, también en el Garden, lo ganó Ali.

El último fue el que careció de espacio en mis páginas para acomodar los adjetivos que lo describiría correcta, claramente y con justicia. La combinación de fuerza, carácter, machismo, inteligencia y determinación se unieron como nunca antes en un ring para satisfacer a todo fanático… sin la exclusión del que escribe. El hecho de que Frazier usualmente acostumbraba a desempeñarse de esa forma y lo había demostrado dos veces contra Ali, no sorprendió a nadie.

Pero el 1ro. de octubre del 1975 cuando Frazier sucumbió ante Ali como consecuencia de un nocáut espantoso en el último asalto, aumentó la grandeza profesional del pugilista peso-completo que yo siempre he catalogado como el número uno en inteligencia y carácter entre los súper-campeones de esa división que el deporte de las narices chatas ha producido hasta hoy.

El una vez, acreditado ciudadano norteamericano, Casius Marcellus Clay, y hoy fidedigno, Musulmán negro y norteamericano: Muhammad Ali.

De cualquier forma: ¡The Greatest!

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