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La libertad de ser uno mismo

Por Sheryl Swoopes, como le contara a LZ Granderson

(ESPN The Magazine) -- Cuando era niña no me metía en problemas porque mi madre era bastante estricta. Siempre sabía lo que podía y lo que no podía hacer, y con que clase de personas debía juntarme.

No es que hubiese demasiados problemas en Brownfield, Texas. Es un pequeño pueblo donde todos se conocen. Mi madre se enteraba de cualquier cosa que yo hacía, por eso por lo general, pasaba el tiempo con mis tres hermanos. Soy la segunda más joven de los cuatro y siempre hice lo mismo que mis hermanos. Jugaba fútbol americano, básquetbol, a los indios, a los vaqueros, andaba en bicicleta. Mi mamá me retaba porque quería que lave los platos o juegue a las muñecas como todas las niñas.

Pero eso no era lo que me interesaba en ese momento.

No conocí a mi padre pero mis hermanos siempre me cuidaron. Me llevo especialmente bien con mi hermano mayor, James. Fue el primero de nosotros en graduarse e ir a la universidad. Nunca olvidaré cuan orgullosa estaba mi madre ese día. Cuando vi eso, me di cuenta que tenía que seguir sus pasos.

Especialmente viniendo de un pueblo pequeño y escuchando a la gente decirle a mi madre, "tus hijos nunca llegarán a nada en la vida". James siempre me apoyó en mi decisión de jugar básquetbol, desde que tenía siete años hasta la secundaria, en el campeonato con Texas Tech, en las the Olympics, en los títulos de la WNBA con los Comets. Siempre estuvo ahí. Cinco años atrás cuando le dije que era homosexual, simplemente me hizo una pregunta: "¿Eres feliz?".

No quiero transformarme en una heroína al confesar esto. No es algo que desee. Simplemente llegó un punto en mi vida en el que estoy cansada de esconder mi verdadero ser.

Estoy cansada de esconder mis sentimientos hacia la persona que amo. Algunas personas pensaran que mi confesión luego de ganar el premio a la Jugadora Más Valiosa es heroica y lo entiendo. Y se que habrá gente que dirá cosas negativas al respecto. Pero eso no me cambia. No puedo elegir de quien me enamoro. Nadie puede.

No siempre supe que era homosexual. Realmente no lo sabía. ¿Si creo que nací de esta manera? No. Y es probablemente confuso porque se que mucha gente piensa que es así.

He estado casada y tengo un hijo de ocho años. En su momento quise estar con un hombre. En 1999 me divorcié pero no por mi homosexualidad. Soy tres años mayor a mi ex esposo y maduré mucho más rápido que él.

Los constantes viajes también nos afectaron. Pero no me arrepiento de nada. Gracias a mi matrimonio tengo a mi hijo, que es el amor de mi vida. Y siguió siendo amigo de su padre.

Descubrí que era gay mucho más adelante en mi vida. Mi compañera, Alisa Scott, fue probablemente la mejor amiga que tuve durante mis tiempos difíciles en el matrimonio. Ella era entrenadora de básquetbol, por eso teníamos muchísimo en común. Ella me preguntaba, "¿Han recurrido a un consejero matrimonial? ¿Han hecho todo lo posible para salvar la pareja?" y yo respondía, "Tu sabes que no quiero salvar este matrimonio. Esta acabado".

Y Alisa y yo continuamos como amigas. El hecho de estar en la intimida con otra mujer nunca se me había cruzado por la cabeza. Tenía muchísimos amigos homosexuales, pero ni siquiera lo pensaba. Al mismo tiempo, soy fiel creyente de que cuando te enamoras, no lo puedes controlar. No importa que sea de una mujer o un hombre.

Creo que eso fue lo que nos pasó. Tal vez se dio porque precisaba sentirme acompañada. O quizás porque estuvo cuando necesitaba hablar con alguien y me sentí cómoda con ella. Las cosas se dieron sin pensar. Esto fue hace ocho años, y todavía seguimos juntas.

Estoy contenta de lo que soy y con quien estoy. No me importa si la gente piensa que está bien o mal. No deberíamos y no podemos juzgar al prójimo. Soy cristiana y mi gran dilema surge cuando la gente me empieza a decir que voy a irme al infierno por esto. Creo que es lo más difícil de sobrellevar para mi mamá. Estoy preocupada porque no se como hará para manejar la situación con la gente de su iglesia. ¿Qué van a decir? ¿Qué van a hacer?

Cinco años atrás, cuando le dije a mi mamá que era homosexual, su reacción no fue distinta a lo que esperaba. Simplemente me dijo "lo imaginé". No se realmente lo que eso significaba, pero podía ver su dolor y su desilusión.

"¿Por qué?", me preguntó. "¿Qué hice mal?". Le dije que no había hecho nada malo. Soy así y está bien. Amo a mi madre y nunca haría nada para lastimarla. Creo que ella lo sabe.

Pero estoy cansada de no poder expresar mi verdadero ser. Ha sido miserable no poder decir quien soy. Y duele. Soy una persona muy afectuosa. Ver a las parejas en el cine y no poder demostrar mi afecto públicamente me duele. Es frustrante tener que guardar todos tus sentimientos y no poder darlos a conocer. Se que la vida no será más fácil ahora, pero al menos me saqué un peso de encima.

No me senté un día y dije "bueno, hoy todos se van a enterar que soy homosexual". Simplemente se dio así. Alisa y yo compramos un pasaje para un crucero en Olivia, una compañía especializada en lesbianas. Queríamos pasar algo de tiempo lejos, en donde pudiéramos estar cómodas sin ocultarnos.

Luego un amigo me puso en contacto con el CEO de Olivia, Amy Pret. Ella vino a Los Ángeles cuando los Comets jugaron con los Spark y hablamos. Ella me preguntó si quería ser la cara de Olivia y me sorprendió.

Martina Navratilova representa a Olivia. Rosie Jones también lo hace. Pero debía pensarlo. Es gracioso porque cuando reservé el pasaje ni siquiera pensé que alguien podría reconocerme. Creo que no me importaba. Voy a ir al crucero y voy a ser la cara de Olivia, creo que es el momento de darme a conocer realmente.

Todos conocen a Ellen DeGeneres y a Rosie O'Donnell, pero no hay ninguna representante conocida de la comunidad Afro Americana que haya confesado su homosexualidad abiertamente. No que yo conozca. Se que no está aceptado en nuestra cultura. Pero realmente no me importa.

Mi mayor problema es que ahora la gente no quiera que sus hijas - sean blancas, negras o hispanas - me miren como un modelo a seguir.

No quiero que eso pase. El hecho de ser lesbiana no tiene nada que ver con las tres medallas de oro o los tres premios JMV o los cuatro campeonatos que gané. Soy la misma persona, sigo siendo Sheryl.

¿Volveré a jugar la próxima temporada? Absolutamente. Y espero que esto no tenga un efecto negativo en la WNBA. Porque esto no va a cambiar ni a las jugadoras, ni al deporte ni a la liga. Ni siquiera va a cambiarme a mí. La WNBA sabe cuanto apoyo recibe de la comunidad homosexual.

Creo que tendrían que poner mayor énfasis en la comunidad homosexual. Pero entiendo porque no lo hacen. Saben que no todo el mundo lo aceptaría. Aunque hay que ir donde esté el negocio. Mientras la gente siga llenando estadios y pagando entradas, no importa el color o el sexo de la persona.

Si la liga viene y me dice, "Sheryl queremos usarte para involucrar a la comunidad gay", lo haría sin dudar. Y si vienen y me dicen "Sheryl, no podemos volver a usarte para comercializar la WNBA", no voy a estar contenta, pero será su elección.

La mayoría de las jugadores de la liga ya saben que soy gay, y realmente siento que hay una hermandad entre las jugadores lesbianas. Sabemos que no vamos a tener el apoyo de mucha gente. Pero las habladurías acerca de que hay muchas jugadores lesbianas en la WNBA no son ciertas. Hay una misma cantidad de jugadores heterosexuales y gays.

Lo que realmente me irrita es cuando la gente habla de fútbol, béisbol y de la NBA, uno no escucha todas estas cosas con respecto a los gays. Pero cuando se habla de la WNBA, todo se convierte en un problema. La sexualidad no cambia el estilo de juego en la cancha.

Las mujeres juegan igual de duro que los hombres. Somos igual de competitivas. Hay tantas otras cosas más importantes para discutir. Creo que esa es una de las razones por las que no tenemos tantos seguidores o fans.

Yo no se si un muchacho tendrá el coraje de revelar su verdadera sexualidad mientras sea un jugador de la liga, sólo para mantener ese ego masculino que representa a los hombres. Los atletas masculinos de mi calibre probablemente sientan que tienen mucho más que perder. Yo no estoy de acuerdo con eso.

Para mí, lo más importante es la felicidad. Podría tener todo el dinero del mundo, pero si no estoy contenta conmigo misma, esas cosas no van a poder hacerme feliz tampoco. Sé que ahora voy a tener que lidiar con las consecuencias, pero por lo menos soy libre.

Para ser yo misma.

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