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Triunfo del béisbol puro

BRISTOL, Conn. (ESPNdeportes.com) -- Aficionados y Fanáticos al Rey de los Deportes: la victoria de los Medias Blancas en la Serie Mundial, es motivo de orgullo para la gente de Chicago, para los latinos, para los seguidores de éste equipo donde quiera que se encuentren, pero por sobre todas las cosas, para el beisbol en sí como deporte.

La gente en la "Ciudad de los Vientos" esperó 88 años para poder festejar nuevamente un campeonato con su representante del lado sur y aunque no se mencionara tanto como la maldición del Bambino en Boston o la maldicion de la cabra en el lado norte de Chicago, los patipálidos también tenían sobre sus consciencias la maldición de los "Medias Negras" que vendieron la Serie Mundial en 1919... ahora ha quedado atrás.

Los latinos se sientieron más que orgullosos y especialmente claro, los venezolanos, pues no cabe duda que Ozzie Guillén fue el cerebro, el artífice y el capitán de éste barco que, desde el comienzo mismo de la temporada, demostró que tenía todo lo necesario para alcanzar grandes alturas, incluído el boleto al Clásico de Otoño.

Los seguidores del equipo pudieron vivir una temporada gloriosa de punta a punta, no se libraron del sufrimiento al ver cómo se acercaban los Indios peligrosamente en la recta final de la campaña, pero al final, disfrutaron de unos play offs en los que su equipo dominó completamente a la oposición, para terminar con once victorias y sólo una derrota durante la postemporada.

Pero más que todos ellos, es el beisbol en sí, como deporte y como tal, el que salió ganando. El triunfo de los Medias Blancas trae consigo muchas implicaciones positivas para un deporte que vivió un año lleno de polémica, de discusiones más allá del terreno de juego y en la mira de propios y extraños aún desde antes del comienzo de la temporada.

Ganó un equipo en donde no existe un Alex Rodríguez, un Carlos Beltrán, un Randy Johnson o un Pedro Martínez, en donde Paul Konerko, el jugador con más salario, no alcanza siquiera los nueve millones de dólares por temporada, y en donde se pagan en total un poco mas de 75 millones de dólares por año, cifra infinitamente inferior a los 205 millones de los Yankees y que representa la nómina número trece en el beisbol de las Grandes Ligas.

El line up de los Medias Blancas, con Podsednik, Iguchi, Dye, Konerko, Everett, Rowand, Pierzynski, Crede y Uribe cobra 26,575,000 dólares por temporada, apenas 869,882 dólares más que Alex Rodríguez, el mejor pagado de los Yankees (25,705,118).

Eso, sin lugar a dudas, es el triunfo del beisbol como deporte por sobre el beisbol plagado de estrellas con contratos multimillonarios.

Y no sólamente el beisbol "puro" triunfó por el lado financiero. Además de éstas implicaciones económicas, la victoria de los Medias Blancas implica el regreso al que muchos conocen como "Beisbol Pequeño", pero que Ozzie Guillén ha rebautizado con mucha atingencia como el "Beisbol Inteligente". La pelota se ha destacado a lo largo de los años por ser el deporte donde el análisis, la anticipación, el manejo de las diferentes opciones y el razonamiento son parte fundamental no solo de un manager, sino de todos sus peloteros y eso se ha ido perdiendo con el paso de los años al depender del cuadrangular, del pitcheo abridor-intermedio-taponero y del hacer las cosas cada vez más fáciles para los dirigentes.

En el equipo de Ozzie Guillén tuvimos la vuelta al beisbol de pensar, de ejecutar y donde nadie tiene su papel garantizado.

Me refiero a casos como el de un tercer, cuarto o quinto bat tocando la bola o como el de un Bobby Jenks que cuando pasó problemas para sacar los últimos outs de un juego, fue relevado por otro del bullpen o de una jugada de "hit and run" aún con Frank Thomas bateando. Y conste que ese tipo de beisbol no sólo lo practican los Medias Blancas, sino que es la tendencia también de los Astros, Angelinos y Cardenales, los otros tres equipos que alcanzaron las series de campeonato.

Finalmente, el concepto familiar con el que trabajaron los Medias Blancas. El equipo estuvo rodeado todo el tiempo durante la temporada regular y sobre todo los play offs, por figuras que son símbolos en ésta organización. Orestes Minnie Miñoso, el primer afroamericano que vistió el uniforme de los White Sox, Jack McDowell, un ícono de la organización que ganó el Cy Young con ellos en 1993, Luis Aparicio, heredero de Chico Carrasquel y antecesor de Ozzie Guillén en las paradas cortas de los patipálidos y Frank Thomas, aún activo y que tuvo acción durante la campaña, pero ahora en la lista de lesionados, todos ellos acompañando al equipo durante su aventura por la postemporada y celebrando claro, el campeonato obtenido.

Un título que, independientemente de cuál sea su equipo, debe llenarlo de orgullo y felicidad: ¡triunfó el beisbol puro, el beisbol inteligente, la "pelota caribe", el beisbol de bajos salarios... el beisbol como fue concebido¡

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