Las chicas no tendrán nada por perder

La serie que jugarán Argentina y Eslovenia por la primera ronda del Grupo Mundial no tiene equivalencias a partir del equipo de emergencia que presenta el capitán argentino Ricardo Rivera

BUENOS AIRES -- La serie que jugarán desde mañana Argentina y Eslovenia por la primera ronda del Grupo Mundial de la Fed Cup en el Mayling Club de Pilar no tiene equivalencias a partir del equipo de emergencia que presenta el capitán argentino Ricardo Rivera a partir de tres renuncias (Paola Suárez, Clarisa Fernández y Gisela Dulko) y un par de jugadoras lesionadas (Mariana Díaz Oliva y Laura Montalvo).

De hecho, de esta manera, la Argentina pone, inclusive, en riesgo su permanencia en la Primera División de la competencia internacional. Tanto que, ante la previsible derrota, las argentina deberán jugar un repechaje en julio. Eslovenia es ampliamente superior. Para muestra sólo basta un dato estadístico.

El equipo visitante, entre sus cuatro jugadoras, suman 116 partidos de Fed Cup (ganaron 74) contra sólo 18 de las argentinas, los de María Emilia Salerni.

La jornada de mañana, que comenzará a las 11, tendrá dos singles: Salerni ante Tina Pisnik -el mejor sorteo- y, luego, Natalia Garbellotto contra Katarina Srebotnik. La serie -adelantada un día por las elecciones presidenciales del domingo- se cerrará el sábado (si llueve y se suspende se completará el lunes), desde las 10, con los otros dos singles y el dobles.

Es una pena. Porque hace menos de un mes se hablaba de que las chicas podrían seguir el camino de los varones. Más teniendo en cuenta que si pasaban la valla de Eslovenia serian nuevamente locales.

Pero no... Otra vez sopa. Otra vez problemas económicos, desavenencias con los dirigentes de la AAT y las principales jugadoras. Otra vez Argentina empieza a perder chances -esta vez casi todas- fuera de la cancha.

Lo cierto es que después de una semana de tires y aflojes, de ofertas y contraofertas. De llamados telefónicos, mails y faxes, Suárez y Fernández repartieron sus "nones".

Antes, en la primera charla allá por marzo, Dulko le había dicho que no a Rivera. El capitán pensó en renunciar. En tirar la toalla. Pero también pensó que ello hubiese sido aún peor.

Armó un equipo de emergencia, le sacó responsabilidad a sus jugadoras y les pidió que lo tomen como una experiencia positiva en sus carreras. ¿Pero que pasará si Srebotnik y compania, todas jugadoras entre las cien mejores, deciden darle una paliza deportiva?

¿Quienes serán responsables? ¿Las jugadoras que renunciaron, los dirigentes que desde su incapacidad producen esto, el capitán que las pone en cancha? Seguro que las jugadoras no... El fin de semana, en principio, puede dejar más que una dura derrota.

-DYN

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