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Aaron Gordon, el superhéroe escondido de los Denver Nuggets

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Nikola Jokic y Aaron Gordon le devuelven la sonrisa a Denver Nuggets (1:46)

Sebastián Martínez Christensen explica las claves por las que los campeones defensores igualaron la serie ante Minnesota Timberwolves, señalando que la producción de la banca fue y será importantísima en lo que resta de la serie. (1:46)

Aaron Gordon llegó a los Denver Nuggets como un especialista defensivo, pero ha evolucionado en el jugador que resuelve cualquier problema que se le presente al equipo.


"Aprendi el altruismo de Nikola Jokic. Es el mejor jugador de básquetbol del mundo, tres veces MVP, y es el tipo más desinteresado y humilde que jamás conocerás".

Quien dice esto es Aaron Gordon, el superhéroe escondido de los Denver Nuggets. La rueda de auxilio, el factor X, la humildad que necesita cualquier contendiente para alcanzar objetivos. Para romper barreras. Jokic y su bohemia son en sí mismo un mensaje: ya lo decía el célebre corredor de Fórmula Uno Juan Manuel Fangio, "siempre hay que tratar de ser el mejor pero nunca creerse el mejor".

Esa máxima es fácil decirla pero muy difícil hacerla. En una cultura estadounidense en la que el individualismo se premia cada vez que suena el despertador, Jokic se convirtió en el mejor jugador del mundo gracias a aplicar una receta diferente. La fábula de la tortuga y la liebre: no importa llegar más rápido sino llegar mejor. Y una vez que lo consiguió, con el título de la temporada pasada, con los tres MVPs que solo sirven como distinción para señalar que el camino transitado es el correcto, desparramó ese mensaje en el vestuario de los Nuggets. Y Gordon fue quien internalizó ese lineamiento invisible lo y aplicó a la perfección.

Gordon llegó a Denver hace tres temporadas como un especialista defensivo. Podía atacar, claro, pero venía a suceder a Jerami Grant como el equilibrio de un equipo que necesitaba sumar pequeñas cosas. Su destaque en la NBA fue en sí mismo una contradicción: el fanático promedio del básquetbol recordaba a Gordon por su inolvidable Slam Dunk Contest de 2016, pero su juego poco tenía que ver con ese lucimiento individual. Nunca estuvo cómodo con esa medición de egos entre estrellas. Los ganadores de verdad están dispuestos al sacrificio personal en función del bien común.

Y Gordon será recordado, desde su llegada a Denver, como una navaja multipropósito: miles de funciones defensivas y ofensivas para destrabar cualquier problema que se presente.

"Fue nuestro mejor jugador esta noche", dijo Jokic al cierre del juego. "Hizo de todo", agregó.

Los Timberwolves llegaron a Minnesota 2-0 arriba en la serie. Las sensaciones eran las mejores. No era descabellado días atrás pensar en una barrida del equipo de Anthony Edwards (un fenómeno en serio, con solo 22 años está listo para cosas grandes), Karl-Anthony Towns, Rudy Gobert y Mike Conley, entre otros. Pero Denver se levantó con la misma fórmula que usó Minnesota en el Juego 2: la defensa.

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2:50
¡Los Nuggets volvieron a vencer a los Timberwolves para igualar la serie 2-2!

Fue 115 a 107 en Minnesota con 35 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias de Nikola Jokic. En el local, no alcanzaron los 44 tantos de Edwards.

En el cuarto partido, Gordon volvió a dominar en ese apartado. Fue premiado por Mike Malone en el vestuario por su esfuerzo, y bien merecido está. Porque ya dejó de ser solo el Factor X de los Nuggets: es el ejemplo de Factor X de todo jugador de rol que se preste a ver minutos en la NBA. Cuando alguien pregunte sobre ese término, hay que mostrarle una foto de Aaron Gordon. Acompañarlo con algún video si hace falta. Es una superestrella decidida a bajar al suelo de los mortales. Lo de Gordon, en síntesis, es una decisión: un Scottie Pippen 3.0 que no necesita aplausos ni palmadas en la espalda para hacer su trabajo.

En defensa, limitó a sus rivales a 1-13 en tiros de campo. No fue solo la calidad de sus movimientos de piernas, sino la fuerza empleada para, por ejemplo, contener a un Towns desbocado que chocó una y otra vez contra este jugador-frustración. Enfrentarlo debe ser desesperante, porque arrebata poderes. Quita las ganas.

En ataque, Gordon tuvo una selección de tiros elite: arrancó 10-10 y según nos suma el departamento de estadísticas de ESPN, se convirtió en el primer jugador de los Nuggets en anotar sus diez primeros tiros en un partido en las últimas 25 postemporadas. Y fue el primer jugador de la historia de la franquicia en convertir al menos 25 puntos con un 90% en tiros de campo. "Que la inspiración te encuentre trabajando", podría ser, con justicia, el leitmotiv de Gordon.

"Muchos de sus tiros fueron defendidos, por lo que si Gordon se transforma en Kobe Bryant, deberemos vivir con eso", dijo Gobert al cierre del juego. Al bueno de Rudy, Jugador Defensivo del año, le hizo 5-5 en cancha.

Pese a todo esto, el dato más llamativo es otro: su reconversión en el traslado. Sumarse como point-forward al estilo Kawhi Leonard le dio soluciones a su equipo. Evitó así la defensa asfixiante sobre Murray y le dio libertades también el canadiense para lastimar.      

De acuerdo a Second Spectrum, Gordon trajo la pelota en 27 posesiones durante el Juego 4, su máximo desde que llegó a los Nuggets en 2021, incluyendo serie regular y playoffs. Y en esas ofensivas, Denver promedió 1.19 puntos por posesión.

"Me encanta cuando la gente nos deja de tener en cuenta", dijo Gordon. "Muchos de los muchachos del equipo no fueron considerados antes en su carrera. Han estado ya en esta posición, con la espalda contra la pared, con la gente pensando que no podían hacerlo".

"Así que no creo que haya sido nada nuevo a nivel individual. Fue nuevo a nivel colectivo. Me gustó el desafío y me alegro de que lo hayamos enfrentado para ponernos de nuevo en buena posición, con la ventaja de campo", completó Gordon.

Ya lo dijo alguna vez Magic Johnson: "No preguntes qué puede hacer el equipo por tí sino que puedes hacer tú por el equipo".

Ahora, con el quinto partido a la vista en Denver, y la eliminatoria igualada a dos juegos por bando, Gordon vuelve a poner una máxima sobre la mesa: nunca subestimes el corazón de un campeón. Como ayer. Como hoy.

Como siempre.