Los favoritismos se inclinan hacia los campeones Serafines, Yankees, Mellizos y también Medias Rojas en la Americana. Bravos, Gigantes, Cachorros, Diamondbacks o los bien armados Filis, son los mencionados con más regularidad en la Nacional.

Pero el tópico siempre descuidado durante estos días de amanecer peloteril, es el referente a lo que seguramente no sucederá. O sea, podríamos llamarlas las predicciones invertidas, visualización de lo negativo o análisis del panorama oscuro. En todo caso, aquí están los favoritos imposibles del 2003.

Claro, hay que tomar en cuenta que el béisbol, como la vida misma, incluye en sus peculiaridades la cualidad de la sorpresa. Así las cosas, lo dicho aquí puede que no ocurra, pero quién quita.

Devil Rays de Tampa Bay, campeón de la Liga Americana:

Si bien es cierto que la adición de un manager ganador de la talla de Lou Piniella, producirá un conjunto más competitivo en esta parte de Florida, también es verdad que los Devil Rays no tienen nada parecido a lo necesario para ser contendientes y ni siquiera respetables. Triste para ellos, pero seguirán apareciendo en los chistes negros dedicados a equipos de bajo nivel.

Un par de figuras prometedoras en el cuerpo de lanzadores en Nick Bierbrodt y Joe Kennedy, junto al experimento del venezolano Víctor Zambrano en labores de abrir juegos, conforman lo más rescatable del pitcheo 'mantarraya'.

En la ofensiva Ben Grieve tratará una vez más, mientras los talentosos Toby Hall y Brent Abernathy, continúan su exhibición en esta suerte de equipo vitrina.

Del otro lado del vidrio, los peces más grandes esperan el momento para convertir en presa a los jóvenes cuando queden elegibles y puedan salir de su pasantía inicial, dentro de las incomodidades únicas del Tropicana Field.

La gerencia de Tampa Bay se "movió efectivamente" durante el receso y consiguió los servicios del campocorto cubano Rey Ordóñez. La transacción podría tener otra lectura, ya que los Mets ansiaban salir del ganador del Guante de Oro y prácticamente les cayó como un favorcito.

También adquirieron aquí al veterano Al Martín, horas después de que los Marlins lo dejaran ir por la política razón de que no cuadraba dentro de los planes del club. Por lo general, estas razones se traducen como que alguien no dio la talla.

Los Devil Rays conforman un conjunto con demasiadas carencias. Al menos otros equipos con menos dinero como Expos, Marlins y Reales emocionan, pero Tampa Bay parece destinado a no aportar nada, una vez más.

Cerveceros de Milwaukee campeón de la Liga Nacional:

Al revisar de año en año los rósters de los equipos, uno se pregunta ¿por qué en el béisbol no será como en el fútbol? ¿Por qué no existirá aquello del descenso y ascenso? ¿Por qué no se "castiga" a los equipos que no se cansan de decepcionar a sus fanáticos?

Y es que hay conjuntos a los cuales de algún modo hay que hacerles saber que simplemente no dan la talla. Dentro de este grupo, los Cerveceros de Milwaukee son abanderados.

Los lupulosos hicieron historia interna la campaña pasada, cuando con 106 derrotas marcaron un nuevo tope en los anales del club. El guarismo firmó además, la décima justa consecutiva con balance negativo y por si fuera poco, no salieron de la oscuridad en la que se hallan desde 1995, año en el cual comenzaron una seguidilla de campañas negativas.

A veces el nombre del equipo viene al dedo; una más por favor que quiero olvidar mis penas. Quizás los únicos optimistas del mundo, frente a la realidad de los Cerveceros, son sus propios seguidores.

Arrancarán con nuevo manager en el 2003. Ned Yost, quien hasta el año pasado ayudaba a Bobby Cox con los Bravos de Atlanta, asumirá este año las agitadas riendas de este equipo.

Los lanzadores Valerio de los Santos (dominicano) y Ben Sheets, junto al primera base Richie Sexson, son parte de lo poco emocionante ostentado por este club. Al menos así se ve en el papel. Aquí también hay dos de los mejores ejemplos del tipo de jugador por el cual se cansaron de esperar en Jeffrey Hammonds y John Vander Wal.

Bueno, pues que ruede la espumosa por montones en un bonito Miller Park, para tratar de somatizar mejor la posibilidad de otra campaña de más de 100 derrotas.

Y como de predecir se trata, pues la Serie Mundial entre Devil Rays y Cerveceros se va a un séptimo juego que dura cinco horas, a pesar de extenderse sólo nueve innings, con un marcador abultado, un desfile de lanzadores apaleados y un récord de jonrones y extrabases.

Todo esto, luego de seis juegos bajo el mismo aburrido e interminable esquema.